Podemos e Izquierda Unida se han marcado como objetivo cerrar en el mes de abril un primer acuerdo de mínimos que servirá de base para construir el máximo número de candidaturas conjuntas posible para las elecciones municipales y autonómicas de 2019, según han explicado a Europa Press fuentes de las direcciones de ambas formaciones.
Este es el compromiso al que han llegado el secretario de Organización del partido morado, Pablo Echenique, y su homólogo de la coalición de izquierdas, Ismael González, en el marco de las conversaciones que entablaron hace meses para explorar las alianzas, y que se han intensificado desde principios de año.
El líder de IU, Alberto Garzón, urgió en enero a Podemos a cerrar antes de Semana Santa un "acuerdo-marco" para diseñar con tiempo, y de forma justa --es decir, garantizado la "visibilidad" de todos los actores--, las alianzas a nivel municipal y autonómica que ambas formaciones aspiran a construir. Pablo Iglesias defendió entonces ser "generosos" con el partido histórico y ahora Podemos ha aceptado atender el emplazamiento de IU. Eso sí, sólo en parte, ya que el partido liderado por Iglesias no se siente cómodo con el término "acuerdo-marco" y prefiere hablar, en todo caso, de "propuesta de mínimos".
En concreto, la formación morada aspira a cerrar un "esquema" que marque el camino para negociar las confluencias pero que no condicione las negociaciones a nivel municipal o autonómico o pueda frustrar una candidatura "ganadora", según explican las fuentes consultadas. De hecho, Podemos mantiene la convicción de que la última palabra a la hora de cerrar las confluencias debe recaer en los territorios. "Estamos pensando cómo hacer un esquema que, dando soberanía a los territorios, nos permita hacer las cosas bien, con el máximo consenso posible, para acudir a las municipales juntos en la mayor cantidad de municipios que podamos", defendió Echenique a mediados de febrero.
Por su parte, la dirección de IU es partidaria de ir más allá, y cerrar cuanto antes un acuerdo con formato de coalición electoral a nivel estatal, que incluya tanto el sistema para confeccionar las listas como la marca, y que también contemple la vía para asumir las posibles excepciones que se puedan dar en aquellos lugares que tengan condiciones especiales, o en los que no sea posible concurrir en confluencia.
Los escollos: la marca electoral y el sistema de primarias
La marca electoral y el sistema de primarias son precisamente dos de los escollos que más alejan a Podemos y a IU y que hacen prever una negociación larga y complicada que se extenderá durante meses y que se desarrollará además en varios escenarios, a pesar de que ambas formaciones han manifestado su voluntad clara de concurrir juntas. Por ejemplo, Izquierda Unida considera que la marca Unidos Podemos ya no funciona y que es preciso encontrar un nombre que dé más visibilidad a todos los actores, mientras que el partido morado se muestra reacio a abordar ya este debate.
Por todo ello, como primer paso, los responsables de Organización se han comprometido a tener listo antes del mes de mayo un primer acuerdo de mínimos para orientar las alianzas, en el que sus respectivas direcciones ya están trabajando. De hecho, Podemos celebrará el 10 de marzo una reunión del Consejo Ciudadano Estatal --su máximo órgano de dirección-- monográfica sobre este tema.
Además, el partido de Iglesias ha convocado el 7 de abril un gran encuentro con militantes en Madrid que tendrá precisamente como objetivo comenzar a prepararse para las autonómicas y municipales de 2019, y en el que también se abordarán los términos en los que se debe desarrollar la confluencia con IU y otros actores. En las anteriores elecciones locales, que tuvieron lugar en mayo de 2015 y que fueron las primeras de este tipo para Podemos, el partido liderado por Pablo Iglesias decidió, por un lado, competir en solitario en las Comunidades Autónomas, y por otro, no concurrir con su marca en las municipales y limitarse, en todo caso, a integrarse o avalar las llamadas candidaturas de unidad popular.
Aunque en algunos municipios, como Madrid, Zaragoza o Barcelona, los acuerdos consiguieron reunir a Podemos e IU en una misma lista, la regla general fue concurrir por separado, en un momento en el que además las diferencias entre ambos partidos eran públicas y notorias. De hecho, aunque lo intentaron, estas dos formaciones no lograron cerrar un acuerdo para las generales de diciembre de 2015. El acuerdo llegó finalmente en mayo de 2016, con el conocido como 'pacto de los botellines' en el que Iglesias y Garzón sellaron la alianza que dio lugar a la coalición Unidos Podemos, con la que concurrieron en las elecciones generales de junio de ese año.
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