La incógnita del día después a las elecciones en Italia tenía el nombre del que fuera el primer ministro más joven de Italia, Matteo Renzi. El Partido Democrático (PD) ha sufrido el domingo una derrota histórica al lograr tan sólo 18,7% del apoyo electoral, algo más de seis millones de votos, y su líder tenía que rendir cuentas. La espada pendía sobre la cabeza de Renzi desde que se conoció el varapalo en las urnas. Era una renuncia anunciada. Su salida, sin embargo, se hará efectiva cuando se constituyan las Cámaras.
"Hemos reconocido que es una derrota clara que impone abrir una página nueva en el Partido Democrático. Estamos orgullosos del trabajo, pero la derrota es clara y evidente", ha señalado Renzi, que ha intentado mostrarse ilusionado con su labor futura como senador.
Pero el mensaje que quería lanzar era otro. Muy contundente. Renzi ha descartado de forma tajante cualquier pacto con los partidos populistas, Movimiento 5 Estrellas y la Liga. Los dos aspiran a gobernar pero no tienen mayoría suficiente. El partido que fundó Beppe Grillo ha sido el más votado, un auténtico hito, pues ha triplicado su número de senadores y diputados, con un 32% de apoyos, y la Liga se ha erigido en la formación triunfadora dentro de la coalición de centro derecha, que suma un 37% de sufragios.
"Hoy Italia vive una situación en la que quien ha ganado no tiene el número para gobernar. Este problema nace desde el referéndum, hace año y medio. Hay un discurso de personalización", ha declarado Renzi. "Hemos cometido errores. El principal es que se tendría que haber votado en 2017, cuando hubo elecciones en Francia o en Alemania. Nos habríamos centrado en la pertenencia europea. Perdimos la oportunidad", ha añadido, con pesar.
"Decimos 'no' a una coalición con los extremistas. Es un 'no' rotundo al mensaje de odio. Seguimos diciéndolo. Nos han acusado de todo. Estaremos en la oposición. No avalaremos un gobierno antisistema. Seremos responsables y estaremos en la oposición", ha clamado con contundencia.
Estaremos en la oposición. No avalaremos un gobierno antisistema. Seremos responsables", ha declarado Renzi
De este modo, ha anunciado que se va pero se queda como garante de que el Partido Democrático no va a pactar con quienes han llevado a cabo una campaña contra el PD en las negociaciones de gobierno. Después, se convocará un congreso para buscar un sucesor.
Si el Partido Democrático da un paso atrás, las opciones para buscar alianzas se reducen. Es cierto que como claro perdedor la posibilidad de una gran coalición, no parecía viable. Pero algunos en el partido de Renzi, así llamado últimamente porque pasó a ejercer todo el control, veían posible estudiar un apoyo externo al Movimiento 5 Estrellas. Esta discusión hizo que el lunes se demorara su comparecencia ante los medios.
La agencia italiana Ansa filtró que Renzi iba a dimitir a mediodía del lunes. Sin embargo, su portavoz declaró; "No me consta". Y remitió a la rueda de prensa de las 17 h. Aún así se demoró una hora más. Más que de la renuncia, el debate en el PD habría tratado sobre ese retardo, no se hace efectiva hasta que haya gobierno, y sobre ese veto tajante a dar apoyo al Movimiento 5 Estrellas. Renzi ha querido dejar todo atado y bien atado.
Renzi, que fue primer ministro entre febrero de 2014 y diciembre de 2016, confiaba poder retornar al Palazzo Chigi pero la división en la izquierda italiana le ha privado de esta posibilidad. Al menos confiaba en que su sucesor, Paolo Gentiloni, tuviera opciones de encabezar un gobierno de "amplios acuerdos" o de gran coalición.
Sin embargo, la salida del sector socialdemócrata del PD el año pasado para formar un nuevo partido, Libres e Iguales (LEU), ha dejado una izquierda dividida y muy lejos del umbral del 40% necesario para gobernar. También la eurodiputada Emma Bonino ha encabezado otro partido, Más Europa
El resultado es un duro revés para el PD, que en las elecciones europeas de 2014, con Renzi ya al frente, logró el 40% de los votos y que anteriormente ganó las elecciones generales de 2013 con el 30,32%. En parte, Renzi es víctima de sí mismo. Su forma de imponerse a los críticos provocó esa desbandada. Aún así juntos, es dudoso que pudieran haber vencido al tsunami del populismo.
El Partido Democrático es el partido del establishment que más ha sufrido el avance de la oleada populista. El centro izquierda sufre en Europa una crisis grave por la pérdida de confianza de los ciudadanos.
Solo En Marche del presidente Emmanuel Macron ha encontrado la vía de entendimiento con el electorado, pero es un centro izquierda deconstruido. En Alemania, acaban de aceptar con resignación unirse a la gran coalición, tras haber cosechado en septiembre el peor resultado de su Historia. Su electorado se está fugando a los extremos.
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