Es una de las 8.764 mujeres que integran en la actualidad la plantilla del Cuerpo Nacional de Policía y este jueves secundará la huelga feminista. No lo ha dudado. "Seguimos relegadas a un segundo puesto en el siglo XXI. Mientras existan desigualdades hacia la mujer habrá que seguir reclamando nuestra posición", explica Isabel Rodríguez Aranda (Oviedo, Asturias, 1977), agente desde 1998 y secretaria general del sindicato Unión Federal de Policía (UFP) en Cataluña desde hace casi dos años.
Hija de un funcionario policial leonés ya fallecido, Isabel Rodríguez personifica el pujante papel que ha tenido en los últimos años la mujer en un Cuerpo históricamente formado sólo por hombres. Fue la primera funcionaria de la escala básica que integró el Grupo de Atracos de Barcelona, al que se incorporó en 2006 tras estar adscrita durante dos años en el servicio de escolta de la Infanta Doña Cristina y al que sigue perteneciendo. Con todo, lamenta que las féminas sigan representando hoy menos de una cuarta parte de la plantilla -formada por unos 64.654 agentes- y que alguna de las comisarias principales no haya sido llamadas para asumir mayores responsabilidades.
PREGUNTA.-¿Por qué las mujeres tendrían que hacer huelga este jueves?
RESPUESTA.-Lo que vamos a hacer es ejercer un derecho constitucional. Mientras existan desigualdades hacia la mujer habrá que seguir reclamando nuestra posición. Todavía en el siglo XXI seguimos relegadas a un segundo puesto y hay que hacer visible a la sociedad -en gran medida clasista y machista- que estas injusticias siguen existiendo. Hablo de la brecha salarial, algo inaceptable en estos tiempos; que la mujer siga llevando el peso del cuidado familiar mientras desarrolla su jornada laboral, de la violencia de género...
P.-O sea, que usted colgará el uniforme este jueves...
R.-Sí, por supuesto. Hay razones para ello.
P.-¿"El demonio" está dentro de la causa feminista, como sostiene el obispo de San Sebastián?
R.-Me da la impresión de que el obispo de San Sebastián no tiene las cosas demasiado claras porque mezcla feminismo con símiles machistas como el fútbol o el aborto como perdición de la mujer. Si no fuera porque representa a una institución muy venerada sería para reírse de esas declaraciones e incluso de él mismo. Son totalmente desafortunadas e inoportunas. Con esas palabras demuestra que vive en un mundo paralelo, alejado de la realidad social del siglo XXI.
Claro que colgaré el uniforme este jueves. Mientras existan desigualdades hacia la mujer seguiremos reclamando la posición que nos corresponde"
P.-¿La Policía Nacional es un cuerpo machista?
R.-Las primeras mujeres entraron en 1979 y fueron 42. El porcentaje ha ido aumentando hasta llegar en la actualidad al 23 %, dependiendo de las categorías. Para algunos será un éxito, pero para mí sigue siendo sólo un 23 %. La Policía Nacional, para lo bueno y para lo malo, es un fiel reflejo de la sociedad y ésta sigue teniendo carencias y sigue siendo clasista y machista. Tiene la carencia del reconocimiento a la labor femenina. Nosotros tenemos que conciliar el trabajo en una institución que mayoritariamente es de hombres con nuestra labor de cuidado familiar.
P.-No me refería tanto a la desproporción evidente que sigue existiendo entre hombres y mujeres como a la posible existencia de tics machistas en el día a día del funcionamiento del Cuerpo...
R.-No puedo hablar por todas las compañeras, pero diría que sí. Vuelvo a repetir que somos un reflejo de la sociedad y las mujeres tenemos que aguantar muchos micromachismos que están socialmente aceptados. Ciertos comentarios, vídeos en grupos de whassap con mujeres en ropa interior o desnudas... Todo esto lo tenemos que aguantar; por lo tanto, machismo sí que existe.
P.-¿Se ha sentido alguna vez incómoda como policía por el hecho de ser mujer?
R.-Mi sensación no es de incomodidad, la percepción que he tenido siempre es la de tener que demostrar mi valía el doble. Incluso ya dentro de grupos mayoritariamente de hombres.
El obispo de San Sebastián demuestra con sus palabras que vive en un mundo paralelo, alejado de la realidad social del siglo XXI"
P.-¿Cómo se combate eso?
R.-Esforzándote mucho más y teniendo que demostrarlo al exterior, no a ti misma. En una intervención me rompieron la nariz. Al cabo de un tiempo se me acercó una compañera para decirme que me había ganado su respeto porque había sufrido ese percance físico en una actuación dura. No entendía por qué tenía que ganarme el respeto a base de que me rompieran la nariz. Esa actitud jamás la hubiera tenido con un hombre.
P.-¿Y se ha sentido discriminada por ser mujer en algún aspecto?
R.-En absoluto, quizá por mi carácter. Tampoco lo permitiría.
P.-¿Tiene hoy las mismas posibilidades de ascender una policía que un policía?
R.-Oficialmente se supone que sí. Se hacen los mismos tests psicológico y psicotécnico y el temario es el mismo para todos, pero, a la hora de valorar, los aprobados están acotados. Si hay 100 plazas sabemos que 85 serán para hombres y 15 para mujeres. Cogen a las 15 más válidas pero dentro del porcentaje marcado, no porque sean las más válidas de todos los que se presentan.
La Policía Nacional es un reflejo de la sociedad y las mujeres tenemos que aguantar muchos micromachismos que están socialmente aceptados"
P.-¿Le sorprende que ninguna de las cuatro jefaturas centrales de la Policía Nacional esté ocupada por una comisaria principal?
R.-Sí y no. Me sorprende porque tenemos dos comisarias principales, una jefa superior en Cantabria (Pilar Allúe) y otra responsable de la comisaría de Castellón (Concepción Vega Caamaño). Pero no me sorprende porque seguimos en la misma tesitura. La Policía Nacional es un Cuerpo de hombres y las jefaturas centrales son puestos de libre designación, de confianza. El que los designa sabrá por qué no ha elegido a ninguna de estas dos mujeres.
P.-¿Ve cercano el momento en que la Policía Nacional sea dirigido por una mujer?
R.-La pretensión es ésa y a eso deberíamos llegar.
P.-Decía antes que la Policía sigue siendo un Cuerpo de hombres. ¿Disponen ya de chalecos antibalas con anatomía específica para mujeres?
R.-Después de mucho pelearlo las organizaciones sindicales, ya los tenemos. Les hicimos ver que la anatomía femenina es diferente y que se necesita un chaleco ergonómico. En mi época tuve que costearme mi propio chaleco porque los dolores de espalda y de pecho eran evidentes. Era lo que había y tenías que aguantarte. Yo opté por invertir mi propio sueldo en mi propia seguridad. Hoy ya se dispone de ellos, me consta.
P.-¿Cree que el secretario general de su sindicato debería haber dado dimitido tras la denuncia por presunto acoso presentada por su ex pareja?
R.-Creo en la presunción de inocencia y también en que deben llevarse a efecto los derechos de la víctima. Es un tema judicializado y se les ha tomado declaración para garantizar los derechos a ambos, a uno como imputado y a otra como víctima. Lo que me gustaría es que la Justicia haga honor a su nombre y que sea justa y rápida. Que se depuren las responsabilidades que se tengan que depurar.
El ministro del Interior sabrá por qué no ha elegido a ninguna de las dos comisarias principales que ya hay para ocupar alguna de las jefaturas centrales"
P.-Usted está destinada y reside en Cataluña. ¿Cómo ha vivido estos últimos meses ante el desafío independentista y el papel que han tenido que asumir las fuerzas de seguridad del Estado en esa comunidad?
R.-Ha sido duro porque aquí somos policía española en 'territorio hostil', como madre porque tengo hijos en el colegio y como ciudadana de a pie. Ha sido duro, pero se ha reaccionado bien y han salido a la calle los que durante toda esta época han estado ocultos. La cosa está más o menos solventada y esperemos llegar a conseguir que podamos vivir en total paz y armonía. No volveremos a estar como antes porque ha habido muchas fracturas fraternales, familiares, amistosas... El tiempo lo cura todo.
P.-Su sindicato ha alertado de que como no se habilite un complemento de territorialidad será complicado que muchos policías elijan Cataluña como destino. ¿Realmente es un problema acuciante en esa comunidad?
R.-Sí, porque ahora mismo estamos en un 73 % de plantilla cuando para poder garantizar los servicios mínimos deberíamos estar en un 80%. ¿Qué pasa? Que Cataluña se ha convertido en una plaza de paso y esto no nos permite ofrecer el mejor servicio y a los que seguimos y seguiremos aquí se nos obliga a un sobreesfuerzo laboral y familiar que no nos corresponde. Es un problema político que tiene que resolver el Ministerio del Interior. La Unión Federal de Policía (UFP) ya tenía esta reivindicación en el juzgado por discriminación salarial de los policías nacionales en Cataluña respecto a los del resto de España. Estamos solicitando ese complemento de territorialidad para solventar esos problemas, lo que pasa es que con la equiparación salarial se ha eclipsado nuestra reivindicación. Una vez conseguida ésta seguiremos luchando por lo que creemos que realmente nos corresponde por carestía de vida, penosidad laboral, problemas socio-políticos... Creemos que es de justicia y seguiremos luchando hasta que lo consigamos.
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