De noche, "por medios desconocidos" y sin avisar. Así se marchó de Finlandia Carles Puigdemont este viernes, según el diputado Mikko Karna, que organizó el viaje del ex presidente al país nórdico. Lo hizo horas antes de que España enviase la euroorden de detención y entrega del fugitivo, después de que el magistrado Pablo Llarena oficializase su procesamiento por rebelión y malversación.
Puigdemont ha evitado que la reactivación de la orden internacional de detención y entrega le sorprendiese en Finlandia y no en Bélgica, desde donde dirige el autodenominado 'Espacio Libre de Bruselas' ubicado en una casa de Waterloo que no habría podido pisar en los próximos tres meses, el tiempo máximo que prevé la justicia finlandesa para decidir a favor o en contra de una extradición.
Este sábado, la policía del país nórdico ya buscaba al ex presidente de la Generalitat, después de recibir la orden de la Fiscalía tras recabar toda la información adicional requerida a la justicia española, que en un primer momento había enviado parte de la euroorden sólo en castellano.
En un comunicado, las fuerzas de seguridad confirmaban haber puesto en marcha un "proceso normal" de búsqueda del ciudadano requerido, aunque en ese momento admitían no saber dónde se encontraba. Puigdemont había viajado a Helsinki para visitar el Parlamento y tenía previsto volver a primera hora de esta tarde a Bélgica, en un vuelo de Finnair que despegaba a las 16.10. Puigdemont no ha tomado ese vuelo...porque ya había abandonado el país, según la versión del diputado anfitrión.
El artículo 12.1
Puigdemont ha evitado afrontar su segundo proceso de extradición, después de que ya iniciara uno en Bélgica. En aquella ocasión, la justicia española terminó retirando la orden y el trámite quedó anulado. En el ámbito de la Unión Europea, las extradiciones sólo son automáticas si los delitos por los que se requiere al fugitivo forman parte de una lista de delitos comunes, o si el tipo penal existe también en la legislación del otro país. No es el caso de Bélgica, cuyos delitos de rebelión y sedición no se asemejan en nada a la definición del Código Penal español.
En Finlandia, la situación habría sido muy distinta. El CP finés tiene un apartado dedicado a los delitos de traición y contra la soberanía del país. Concretamente, el artículo 12.1 podría complicar sobremanera el futuro judicial de Carles Puigdemont y su huida de la justicia española.
"La persona que use la violencia, o la amenaza de la violencia, o el apoyo o presión económica o militar de un país extranjero para:
- Someter Finlandia o parte de Finlandia a la autoridad de un país extranjero
- Separar una parte de Finlandia del resto del territorio
- Restringir la soberanía de Finlandia de una manera comparable
deberá ser sentenciada a prisión entre uno y diez años por comprometer la soberanía de Finlandia".
Habría correspondido a un juez finlandés decidir si en el caso del desafío independentista catalán, liderado por Carles Puigdemont como presidente de la Generalitat, existió violencia o amenaza de la violencia, hechos a los que dedica buena parte de su auto de procesamiento el juez Pablo Llarena, que sitúa en la utilización de la masa y la amenaza de utilización del cuerpo armado de los Mossos d'Esquadra la justificación de la violencia que requiere el delito de rebelión.
El mapa de las órdenes
El abogado del ex presidente, Jaume Alonso-Cuevillas, había confirmado este sábado que su cliente se presentaría ante las autoridades del país finlandés si se le requería, aunque en ese momento, según la versión ahora conocida, ya había huido también de Finlandia. Ha recordado que ya colaboró anteriormente, cuando la orden se mandó a Bélgica. Subraya que en ningún momento ha estado "huido de la justicia" y que llegó a ofrecerse a declarar por videoconferencia, cosa que la justicia española rechazó.
La de Puigdemont no es la única orden internacional emitida en las últimas horas. Una vez procesados, el Tribunal Supremo persigue al resto de huidos de la causa. Los ex consejeros que acompañaron a Puigdemont a Bruselas aún se encuentran en Bélgica, con la excepción de Clara Ponsatí, que se trasladó al Reino Unido hace unos días. Marta Rovira, huida este viernes, permanece en Suiza, país que subraya que no realizará entregas por motivos políticos, aunque examinará la orden.
Anna Gabriel, que también está en Suiza, no tiene sobre ella ninguna orden internacional. Su procesamiento en la causa es tangencial y a la ex dirigente de la CUP sólo se la acusa de un delito de desobediencia, que sólo acarrea inhabilitación y no implica penas de prisión.
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