En abril de 2017 varias encuestas publicadas en prensa colocaban al Partido Popular cerca del 37% de intención de voto, un porcentaje que superaría de largo al 33,01% con el que se impuso en los comicios del 26-J de 2016 y al 28,7% del 20-D, en 2015. Ahora, un año después, la demoscopia sitúa a los populares por detrás de Ciudadanos, ya por debajo del 25%, y acercándose peligrosamente a la barrera psicológica del 20. El PP afronta su Convención Nacional en plena crisis, con una perspectiva electoral desconocida en su trayectoria y cercado por polémicas como la que afecta directamente a uno de sus baluartes autonómicos, Cristina Cifuentes.
Bien es cierto que el PP presenta históricamente una tendencia al voto oculto, y que sus resultados electorales suelen ser mejores de los que pronostican las encuestas. En 2016, sin ir más lejos, prácticamente ningún sondeo situaba al partido por encima del 30%. Anticipaban un resultado casi idéntico al de seis meses antes, cuando las encuestas sí estuvieron más en línea con el resultado obtenido, aunque también algo por debajo.
2018 está siendo un curso dramático para los populares en este sentido. En lo que va de año se han publicado 25 encuestas. Sólo una, publicada por La Razón el 2 de enero, coloca al partido en el 30%. La peor, hecha pública por Simple Lógica el 16 de marzo, pone el listón en el 20%. La media es de un 24,69%, que provoca un dato desconocido desde hacía mucho tiempo: de 25 encuestas, el PP perdería las elecciones en 11. Es decir, en el 44% de los pronósticos. Esta media, sobre las 80 encuestas publicadas en el año 2017, se situó en el 31,18%: supone un descalabro de casi 6,5 puntos.
La web Electocracia recopila todos estos datos y establece tendencias actualizadas. La del PP permanece en rojo desde hace meses. "En mínimos por debajo del 25%, muy lejos de su resultado de 2016 e incluso 2015", subraya. Y apunta a lo obvio: "Sigue sin atajar el enorme trasvase electoral hacia Ciudadanos". El partido naranja es, claro, la otra cara de la moneda.
La media de las encuestas publicadas en 2018 otorga a Ciudadanos exactamente la misma previsión que al PP: 24,69%. Pero viene del 15,25% de 2017, casi 10 puntos más abajo. La formación de Albert Rivera, con el discurso nacional como bandera, le roba votos al PP en todo su espectro ideológico, pero no solamente. Como ya se comprobó en las elecciones catalanas del pasado 21-D, Ciudadanos pesca en todos los ríos: atrae al electorado más centrista del PSOE, que ataja la caída captando a los votantes más moderados de Unidos Podemos. En el tablero de la izquierda, la situación es mucho más estable que en la derecha. La amenaza del sorpasso ha desaparecido de momento y mientras los socialistas se mantienen, el conflicto catalán pasa factura a los de Pablo Iglesias.
El último barómetro del CIS explica estos datos con la fidelidad de los votantes. De aquellos que optaron por el PP en las elecciones del 26-J, el 6% asegura que jamás volverían a votar a este partido. Esto representa a casi 480.000 votantes a los que el PP ha perdido para siempre. Otro 4,7% admite pocas posibilidades de repetir voto, lo que supone otros 375.000 electores en el alero. Ciudadanos no presenta ese problema: sólo tiene a un 2% de desencantados. Ambos partidos están lejos del descalabro de Podemos: el 16,5% de sus simpatizantes jamás repetirían voto y más del 30% lo dudan.
No obstante, el PP todavía ve una importante luz al final de ese túnel: mientras un 34,3% de los votantes del PP se plantea seriamente la posibilidad de votar a Ciudadanos en los próximos comicios, más del 60% de los electores naranjas conservan a los populares entre sus opciones de voto. Cualquier debilidad del partido de Albert Rivera, si se produce, redundará en una automática recuperación para el actual partido del Gobierno. Una tendencia lógica que se aprecia en las líneas cruzadas que muestran su evolución en las encuestas publicadas este año.
El problema para el Partido Popular es que ese momento no parece cercano. Máxime, si se contempla que los próximos comicios son los municipales y autonómicos de 2019 y que el partido podría perder una importante cuota de su ya debilitado poder regional.
Crisis autonómica
En ese sentido, la crisis desatada por el máster de Cristina Cifuentes amenaza de forma directa al gran bastión de los populares: perder Madrid haría incontenible la caída a nivel general. La puesta del caso en manos de la Fiscalía por parte de la universidad, que aprecia indicios de delito, dejan a la actual presidenta cerca de caer. Y prácticamente aseguran que no repetirá como candidata, sin que haya todavía un sustituto claro. En el partido gusta Pablo Casado.
Mientras, las encuestas presionan. Según la última de Sociométrica, Ciudadanos vencería en la comunidad con el 28,5% y 40 diputados. El PP caería al segundo puesto con un 23,5%. Semanas antes, otro sondeo de SyM también dibujaba una caída de hasta cinco diputados para los populares en Madrid, aunque conservarían según esta empresa la primera plaza. Ha pasado un mes de eso.
El PP afronta las autonómicas de 2019 lastrado por la caída del partido a nivel global y las carencias de liderazgos fuertes
Con las elecciones en Galicia más recientes y el poder de Feijòo consolidado, el PP tampoco puede descuidar el resto de sus baronías. En Castilla y León, el histórico Juan Vicente Herrera ya ha confirmado que no repetirá como candidato. Previsiblemente dará paso al actual alcalde de Salamanca Alfonso Fernández Mañueco. Los últimos sondeos publicados ya pronostican una pérdida de la tradicional mayoría absoluta popular y un diseño parlamentario que podría hacer sumar al PSOE y Ciudadanos, a imagen y semejanza del acuerdo de Andalucía.
Murcia, donde la corrupción pasó factura al PP e hizo dejar la presidencia a Pedro Antonio Sánchez, será un test igualmente importante. Las encuestas también pronostican una importante pérdida de fuerza del partido dentro de la mayoría absoluta que seguiría sumando junto a Ciudadanos, que como tercera fuerza no podría propiciar un gobierno alternativo salvo improbable acuerdo con Podemos.
La última remesa de sondeos de SyM pronostica igualmente que el PP dejará de ser primera fuerza en Aragón, donde ya no gobierna y Ciudadanos doblaría sus resultados; y perderá fuerza en Asturias, Extremadura o Navarra, donde incluso podría perder su representación parlamentaria. Sólo resistiría en Castilla-La Mancha, donde una hipotética repetición de la candidatura de María Dolores de Cospedal podría desbancar al barón socialista Emiliano García-Page. No hay sondeos recientes sobre La Rioja, la otra plaza que el PP mantiene y en la que la división interna ha desgastado al partido tras la salida del longevo Pedro Sanz y la consolidación del poder del actual presidente autonómico, José Ignacio Ceniceros.
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