La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, ha caído tras más de un mes de polémicas, centradas en su presunto máster falsificado en la Universidad Rey Juan Carlos y rematadas por el escándalo del robo de dos cremas antienvejecimiento en un Eroski de Vallecas cuando era vicepresidenta de la Asamblea de Madrid. Del affaire académico trató de defenderse, del comprometedor vídeo también: asegura que se llevó las cremas "por error" y ha denunciado sufrir una campaña de "extorsión" con un vídeo que circula "desde hace años". Sin embargo, ha terminado por anunciar su dimisión, que según ha manifestado tenía previsto confirmar tras los actos del 2 de mayo.
El 21 de marzo, eldiario.es inauguraba el caso del máster publicando que la presidenta madrileña había obtenido su máster con notas falsificadas. En concreto dos, relativas a una asignatura corriente y al propio TFM, cuya calificación pasó de 'No Presentado' a 7,5 en 2014, dos años después de que teóricamente terminara de cursarlo. El cambio, además, lo realizó una funcionaria que no estaría autorizada para realizar esa gestión, y que es amiga personal de la propia Cristina Cifuentes.
Ese mismo día, el actual rector de la URJC, Javier Ramos, improvisó una rueda de prensa de urgencia en la que apareció flanqueado por el director del máster, Enrique Álvarez Conde, y por uno de los profesores implicados en el cambio de notas, Pablo Chico de la Cámara. En esa comparecencia se aseguró que todo era correcto, que el TFM se había presentado y que la defensa presencial se había producido. Subrayó que esto último se lo había confirmado el tribunal, con quien se había puesto en contacto personalmente. El único error había sido de transcripción.
Esa noche, Cristina Cifuentes contraatacaba enviando a los medios documentación con la que pretendía acreditar que cursó el máster como una alumna más. Distribuyó copias de la matrícula, de su expediente académico -una vez cambiadas las notas- y un supuesto acta de su defensa del TFM, firmada por tres profesoras y en la que figuraban la nota (7,5) y la fecha de la defensa: el 2 de julio de 2012. Al mismo tiempo, la presidenta enseñaba esos mismos papeles en un vídeo-selfie grabado en su despacho en el que retaba a sus contrarios: "No me voy, me quedo, me voy a quedar", decía, con una amplia sonrisa.
Las fechas y los registros hacían insostenible la versión de Cifuentes: no pudo defender su TFM con asignaturas sin aprobar
Al mismo tiempo, también, eldiario.es volvía a la carga con una segunda información: las fechas del registro de secretaría contradecían la versión de Cristina Cifuentes. La dirigente popular pagó 6,11 euros en concepto de tasas administrativas relativas a la asignatura TFM en noviembre de 2012, es decir, cuatro meses después de defenderlo, teóricamente, en el mes de julio. Cifuentes atacó a Ignacio Escolar, el director del medio que publicó la información, asegurando que esa cantidad era una "pequeña multa" por defender el TFM fuera de plazo.
Una improvisación mejorable: no existe ese concepto en ninguna parte del reglamento de la URJC. Lo que sí existe es una especificación clara: los alumnos que no defiendan su TFM en el primer año de matriculación renovarán su matrícula automáticamente abonando sólo las tasas administrativas. Los 6,11 euros, además, eran la tasa actualizada del curso académico 2012-2013. El anterior, cuando Cifuentes debía haber defendido el polémico y desaparecido TFM, esa cantidad era de 5,99. Tampoco explicaba Cifuentes cómo pudo defender el TFM cuando una asignatura constaba como 'No Presentada', fuera por error o no. Un expediente limpio es requisito indispensable para poder acceder a la defensa del trabajo.
Durante los días posteriores se sucedieron las informaciones. El día que Cristina Cifuentes debía defender su TFM, la selección española celebraba en Madrid su título de campeona de Europa, en medio de un gran despliegue de seguridad del que ella debía estar al frente, ya como delegada del Gobierno. Además, la presidenta de la Comunidad se matriculó en el máster en diciembre de 2011, con un trimestre ya acabado y completamente fuera de plazo. Ninguno de sus teóricos compañeros la había visto nunca por clase. Se anunció que comparecería en la Asamblea de Madrid, obligada por la oposición, el 4 de abril, a las cuatro de la tarde.
El acta que presentó como prueba de su defensa era un documento falso, 'reconstruido' por orden del director del máster
Para entonces, el rector Javier Ramos ya había ordenado la apertura de una información reservada en el ámbito interno de la universidad, para la que solicitó el apoyo de dos observadores externos de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE). El mismo día de su comparecencia, El Confidencial daba una nueva dimensión al escándalo: el acta que presentó Cifuentes como prueba de su defensa del TFM era un documento falso, que contenía la firma suplantada de al menos dos de las profesoras. En su intervención de la tarde, Cifuentes no despejó ninguna duda. Aportó los mismos documentos que el primer día, salvo la discutida acta. Y añadió únicamente una carta al rector del profesor Pablo Chico y correos de profesores de otros grados y posgrados solicitando el cambio de notas de algún alumno, queriendo demostrar que su caso no era tan infrecuente.
Posteriormente, en rueda de prensa ante los medios, Cifuentes acabó reconociendo un trato de favor por parte de la universidad. Se matriculó tarde porque, según defendió, es una "práctica habitual" en este tipo de estudios. Y pactó con los profesores no acudir a clase y buscar métodos alternativos de evaluación que se "adaptaran a mis circunstancias". Dio detalles sobre la supuesta defensa: se produjo en el campus de Vicálvaro a primera hora de la tarde del 2 de julio, ante un tribunal de tres personas que la evaluó durante "10 o 15 minutos".
La falta de explicaciones sólidas provocó la presentación de una moción de censura por parte del PSOE, apoyada por Podemos. Ciudadanos se conformó con la presentación de una comisión de investigación como paso previo a la toma de una decisión. La tormenta no amainó después, cuando empezaron a conocerse los resultados de la investigación interna de la URJC. Dos de las profesoras del supuesto tribunal que aparecían en el acta de defensa del TFM declararon que su firma era falsa, y que ellas nunca habían evaluado a Cristina Cifuentes. El propio Álvarez-Conde reconoció, en conversación con Carlos Alsina en Onda Cero, que había "reconstruido" el acta a instancias del rector, que había instado el primer día de la polémica a conseguir un documento que diese veracidad a la versión de Cifuentes.
El rector confirmó que no constaba en los registro ni el acta de defensa del TFM ni la memoria de su entrega, ni que se hubiera evaluado por ningún tribunal
El propio Ramos compareció el viernes para negar esta acusación y para anunciar que la investigación interna de la URJC se trasladaba a la Fiscalía ante la aparición de indicios sólidos de delito. Entre otras cosas, confirmó que las firmas de dos de las profesoras eran falsas, que no constaba en los registros de la universidad ningún acta de defensa, ni ninguna memoria que acreditase que el TFM se había realizado y entregado. Aseguró igualmente que no habían sido capaces de confirmar que la defensa hubiera tenido lugar nunca. Cifuentes respondió a su llegada a la Convención Nacional del PP en Sevilla, reafirmándose en los mismos argumentos que ya había ofrecido. El sábado por la mañana, Ciudadanos lanzó su ultimátum y anunció que pediría su dimisión si el PP no apoyaba la creación de la comisión de investigación sobre el máster antes de este lunes a mediodía.
Los partidos, finalmente, no se han puesto de acuerdo y el PP ha tratado de presionar para que en la comisión de investigación comparecieran también el profesor de la universidad que presuntamente filtró la información a eldiario.es y diferentes cargos del PSOE. Ciudadanos no aceptó esas demandas, que a su juicio pretendían convertir la comisión de investigación en un hostigamiento contra "los periodistas y sus fuentes", según defendió el portavoz del partido en la Asamblea, Ignacio Aguado. Con el visto bueno de Albert Rivera, y 20 días después del estallido del caso, Ciudadanos ya pedía la dimisión de Cifuentes y que el PP diera paso a un candidato alternativo antes de que termine el mes de abril.
Rematada por las cremas
La posición del partido naranja viró con el paso de los días hasta dejar claro que apoyarían la moción de censura impulsada por el PSOE, que este miércoles 25 de abril continuaba sin fecha, con la oposición denunciando la utilización partidista del PP de las instituciones. En medio de esa disputa, la publicación por parte de OkDiario del vídeo en el que Cifuentes aparece retenida tras robar dos cremas antienvejecimiento ha precipitado su dimisión.
Horas después de que las imágenes, del año 2011, se hicieran públicas, Cifuentes ya se reunía con su equipo de colaboradores en la Puerta del Sol, en un encuentro al que asistía también María Dolores de Cospedal, secretaria general del partido y su principal, casi única valedora durante más de un mes de polémica. En ese momento, en el PP se aseguraba que la situación era ya "insostenible" y a Cifuentes le transmitían un mensaje claro: "Que dimita ya".
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