En una cosa están de acuerdo Partido Popular y Ciudadanos ante la crisis de Madrid: El socialista y candidato a la presidencia de la Comunidad, en una moción encaminada a descabalgar a Cristina Cifuentes, Ángel Gabilondo, "no es un rojo peligroso" "ni el Che Guevara", dicen de un lado y otro. Eso mismo facilita el discurso de Ciudadanos para amagar con su apoyo a la moción, pero dificulta en el PP a la hora de alertar de los peligros del desembarco de la izquierda al gobierno de la Comunidad de Madrid.
Si el perfil del portavoz del PSOE en la Asamblea de Madrid fuera otro, resultaría más fácil que calara la idea que intenta trasladar Génova de que Albert Rivera se entrega a una especie de "izquierda radical" que es la que formaría el tándem entre PSOE y Podemos. Porque aunque creen que el partido de Pablo Iglesias sigue generando incertidumbre en un amplio sector de la sociedad, el catedrático en Filosofía experto en Metafísica que es Gabilondo además del ministro de Educación que más cerca estuvo de alcanzar un pacto educativo con el PP no creen que genere grandes miedos entre los madrileños. Aunque bien es cierto que Ciudadanos parece no tener prisa por abrir la Puerta del Sol a los socialistas.
El PP prefiere poner el acento sobre el contenido de un hipotético programa de Gobierno de la izquierda
Por ello, desde el PP, además de poner el ventilador, prefieren poner el acento no tanto en su perfil, como en generar dudas y miedos sobre el programa que podría defender en una moción que ha de ser constructiva, esto es, presentar un proyecto de gobierno, aunque sea para apenas diez meses de aquí a la convocatoria electoral de mayo del año que viene. Este lunes ya lo hizo el vicesecretario de Acción Sectorial, Javier Maroto, que sustituyó a Pablo Casado en la rueda de prensa que sigue a la reunión del comité de dirección del partido. Maroto se preguntó quién va a determinar el contenido del programa, en qué medida cederá a las pretensiones de Podemos, que ya ha puesto sus condiciones, si incluirá una subida de impuestos y si Ciudadanos avalará un Ejecutivo que esté sostenido por Podemos.
Si Génova se hace este tipo de preguntas es, en muy buena medida, porque en la última semana el pulso de sus bases y cargos medios arroja una cierta resistencia a aceptar que se deje caer a Cifuentes. Un miembro del núcleo duro de Génova admite en conversación con El Independiente que "hace una semana, tras la convención nacional, no tenía dudas que que Cristina iba a caer, pero se está imponiendo una sensación de agravio entre los nuestros de que hay dos varas de medir. Ahora mismo hay dos presidentes del PSOE sentados en el banquillo (Manuel Chaves y José Antonio Griñán por los Eres) y parece que lo único que importa es lo de la Comunidad de Madrid", lamenta.
La percepción de las bases y cuadros medios del PP ha ido cambiando, se rebelan contra "la doble vara de medir"
Otro de ese mismo núcleo asegura que no han realizado ninguna consulta o sondeo a las bases "porque la percepción ha ido cambiando". Además, "no se puede tomar una decisión sobre qué hacemos con la Comunidad por una encuesta, porque dentro de un año, cuando las elecciones, todo ha podido cambiar".
Génova es pues consciente de que el caso está generando una fuerte frustración entre sus bases, pero otro de los riesgos añadidos a dejar la presidencia en manos de Gabilondo es que "éste se consolide de cara a las próximas elecciones autonómicas". Diez meses no dan para grandes aciertos, "pero tampoco para errores garrafales", con unos presupuestos autonómicos ya aprobados. Bastaría con que potenciase su perfil institucional, de hombre tranquilo y docto, para ganar espacio propio. Un venerable, muy del estilo de Manuela Carmena al margen de las personas que le puedan rodear.
Antes o después, el futuro de Cifuentes está en el alambre
Gabilondo se quedó a 11 escaños de Cristina Cifuentes, 48 frente a 37. Una distancia lo suficientemente grande como para superarla en la próxima contienda. Es más, hasta podría darse el caso de que el PP recuperara alguno de los votos que huyeron a Ciudadanos, pero con el riesgo añadido de que no volvieran a sumar juntos la mayoría absoluta. Y, a fin de cuentas, queda el interrogante sobre el futuro político de Cifuentes.
Salvo que la investigación de la Fiscalía y de la Universidad confirmaran, uno por uno, todos los puntos de su discurso, esto es, que hizo el máster, que aprobó todas las asignaturas y que presentó su trabajo de fin de postgrado ante un tribunal formado por tres personas en el Campus de Vicálvaro (Madrid) a las cuatro de la tarde del 2 de julio de 2012, está en el alambre. Si no la sacrifican ahora para conservar el Gobierno de Madrid lo más probable es que lo hicieran a la hora de conformar las nuevas listas electorales.
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