Las imágenes no se han borrado de la memoria. Quizá no lo hagan nunca. Las voces, los gritos y las amenazas resuenan estos días con renovada e incómoda intensidad. Los golpes, los del cuerpo, aunque hace tiempo que sanaron aún duelen en la mente. Todos ellos, imágenes, gritos y amenazas serán hoy el eje de sus testimonios en la que será la segunda jornada del juicio que se sigue en la Audiencia Nacional contra los ocho acusados de agredir a un teniente y un sargento de la Guardia Civil y sus parejas la noche del 15 de octubre de 2016 en Alsasua.
Sus testimonios en gran medida se basarán en los que ya dieron sólo días después de sufrir la paliza y que la Guardia Civil reflejó en el informe que remitió el 7 de noviembre de 2016 al juzgado de instrucción número 3 de la Audiencia Nacional y al que ha tenido acceso El Independiente. En él, una de las amenazas sobresale y puede definir lo ocurrido: “Deberíais estar muertos por ser guardias civiles, tenéis lo que os merecéis”.
Óscar y Alvaro, el teniente y el sargento, y sus parejas, Pilar y María José, declararán como testigos protegidos y sin que puedan ser identificados. Incluso podrán solicitar que su voz sea distorsionada. Ante la juez del caso revivirán lo sucedido en aquella noche de las fiestas de Alsasua que comenzó con una tranquila cena entre dos parejas en el bar del centro del jubilado que regentan los padres de una de ellas. Un día de fiesta en el pueblo que terminó con todos ellos golpeados, entre una tormenta de patadas y puñetazos, heridos en el suelo mientras decenas de ciudadanos observaban y, según detalla la Guardia Civil en su informe, algunos de los presentes grabando la escena con sus móviles -sin que ninguno haya aportado las imágenes para la investigación-.
Una agresión que según detalló una de las parejas de los agentes se produjo mientras varios de los presentes “aplaudían y reían”, entre insultos de “putos pikoletos”. La investigación destaca también que pese a la gravedad de la agresión ninguno de los presentes aquella noche avisó ni a la policía ni a los servicios médicos y que fueron los propios agentes quienes tuvieron que hacerlo en mitad de la agresión.
El informe de la Guardia Civil detalla que varios de los presentes grabaron con sus móviles la escena. Una víctima recuerda; "aplaudían y reían"
Con las declaraciones previstas para hoy, tanto la Fiscalía como la acusación que ejerce Covite confían en poder acreditar que los acusados participaron en la agresión y que esta se cometió por su condición de miembros de la Guardia Civil. Una circunstancia que todos ellos ayer negaron y que en algunos casos lo hicieron señalando que o no se encontraban presentes en el momento de los hechos o simplemente no intervinieron.
Otro de los elementos negados por todos ellos es que carecen de ningún tipo de animadversión o rechazo hacia la Guardia Civil, aspecto que en el informe policial remitido a la Audiencia Nacional niega de modo detallado repecto varios de los acusados.
La secuencia que Oscar, Alvaro, Pilar y María José relatarán hoy a preguntas de la Fiscalía y la acusación y que la defensa intentará desmontar se basará no sólo en lo sucedido aquella madrugada, sino también en las consecuencias de esos graves incidentes y el impacto que en sus vidas ha tenido en este año y medio transcurrido, en especial las consecuencias físicas y psicológicas que les ha dejado.
Llamadas entre las 3.35 y las 3:41
La noche del 15 de octubre de 2016 las dos parejas la iniciaron en el bar del Club de Jubilados de Alsasua, regentado por los padres de María José, novia del sargento agredido y que reside en Alsasua. Es allí de donde salen tras cenar y cuando en torno a las 03.00 horas, según sus propios relatos, se dirigen al bar Koxka, local que solía frecuentar uno de los agentes. Allí, en el interior, con medio centenar de clientes, se sitúan junto a la barra, en el lado derecho y cerca de las máquinas tragaperras y una columna. Mientras conversaban comienza la primera intimidación con el lanzamiento de un vaso de chupito que no llega a impactar contra ellos. Antes, el teniente había visto cómo al dirigirse al servicio uno de los acusados, le llama “madero”, a lo que éste le replicó que sí, que lo era pero que estaba en su tiempo libre.
En el informe se señala otro de los elementos que puede ser clave en el devenir del juicio y que sucede minutos antes de la agresión. Se trata del cruce de mensajes telefónicos que se detecta entre las 3.35 horas y las 3.41 horas entre dos de los acusados que siguen en prisión, Jokin Unamuno y Adur Ramírez de Alda, que la Guardia Civil sospecha que pudieron servir para alertar de la presencia de los dos agentes y preparar la agresión posterior. Durante la sesión celebrada ayer los acusados aseguraron que procedieron al borrado de los mensajes por razones diversas, como para liberar memoria del terminal, eliminar imágenes de contenido erótico o por problemas de otro tipo.
La investigación corroboró un cruce de mensajes telefónicos entre varios acusados minutos antes de la agresión"
Es justo después del cruce de los mismo cuando se sitúa la entrada en escena de uno de los principales acusados, Jokin Unamuno, en prisión desde noviembre de 2016. Los testimonios de los agentes y sus parejas coinciden al señalar que accedió al bar Koxka con un tono agresivo y encaminándose directamente hacia el sargento, con quien se molestó por dirigirse a él con su nombre. Ayer Unamuno señaló que simplemente discutió con él por “unas multas” pero que en ningún caso le golpeó.
En su declaración días después de los hechos el sargento recordaba cómo Unamuno, con una boina negra y acompañado de una chica, accedió al ‘Koxka’ y se dirigió en “actitud desafiante” hacia él. Añadió que pronto se vieron rodeados por más personas presentes en el local y comenzaron los primero golpes y puñetazos. Es a continuación cuando intentan salir del bar y, ya en la calle, tras pasar por un pasillo creado por varios de los presentes, se intensifican las patadas y los golpes. Algunos de los testimonios que hoy se escucharán en la Audiencia Nacional quizá también se refieran a cómo Unamuno se encontraría en la acera del bar de enfrente “fumando un cigarro” y observando cómo se desarrollaba la agresión.
“Os ha pasado por salir de allí arriba”
Ataque al que según el informe se sumaron personas que salieron de varios locales cercanos al ‘Koxka’, según se detalla en el informe de la Guardia Civil. Incluso cómo tras ser detenido in situ por la Policía Foral varios de los presentes forzaron el coche de la policía foral navarra para sacarlo de él hasta que volvió a ser introducido.
En los testimonios que los agredidos dieron a la Guardia Civil una de las parejas subrayó cómo se le habían quedado grabadas en la memoria “la gran virulencia y brutalidad” de la agresión con la que se ensañaron con los dos agentes y ellas mismas. También es importante la frase que se asigna a una de las acusadas, “esto os ha pasado por salir de allí arriba –la casa cuartel está en la ladera de un monte cercano a Alsasua- cada vez que salgáis os va a pasar lo mismo, así que lo que tenéis que hacer es no salir”.
En los relatos de las cuatro víctimas, una de las cuales conocía a algunos de los implicados en la agresión por ser vecinos de Alsasua como ella, tan sólo se cita un gesto de apoyo en medio de aquella agresión en la que participaron decenas de personas. La protagonizó el propio dueño del bar ‘Koxka’, según el testimonio que dio una de las parejas de los agentes, al dejar una chaqueta para cubrir al teniente, herido en el suelo con el tobillo roto y sangrando por la boca y que temblaba. El dueño del local será uno de los testigos de la Fiscalía.
El dueño del 'Koxka', según la pareja de uno de los agentes, cedió una chaqueta para cubrir al teniente, que temblaba en el suelo herido y sangrando"
Tras la primera sesión celebrada ayer se observó que la estrategia de la defensa apunta a un intento por cuestionar la identificación de los acusados como parte de los agresores y no tanto a la consideración o no de los hechos como una “pelea de bar”. Los testimonios se orientaron a cuestionar aspectos como las ruedas de reconocimiento en los que se identificó a algunos de los acusados. Uno de ellos incluso puso en duda que se le sit úe en el lugar de los hechos con un polo de color rojo cuando él iba de oscuro. Es esta precisamente una de las cuestiones a las que también hace referencia el informe remitido a la Audiencia Nacional. En él se apunta que una de las víctimas identifica a un agresor con un polo de color “rojo o naranja” y que posteriormente se le vio colocándose un polo con capucha negro, al parecer, de talla más pequeña y que le costó vestirse.
Los acusados también se desvincularon ayer de modo generalizado de los movimientos como ‘Alde Hemendik!’ O de la celebración del ‘Ospa Eguna’, que reclaman la marcha de la Guardia Civil. Sin embargo, a varios de ellos en el informe se les sitúa como parte de los promotores o asistentes a los actos en contra de la Guardia Civil en Alsasua.
Como conclusión, el informe apunta que la “brutal agresión” en ningún caso se debió a “ningún acto o circunstancia de índole personal” sino a una finalidad que sería “infundir el miedo entre los agentes de la Guardia Civil y de sus vinculaciones”.
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