Política

Cataluña: el riesgo de elecciones no está descartado

Los irreductibles de Puigdemont acarician la posibilidad de repetir elecciones para superar a Cs y dejar atrás a ERC

Carles Puigdemont, en un acto de campaña antes de las elecciones de Cataluña del 21-D. | EUROPA PRESS

A tres semanas de la fecha límite del 22 de mayo se multiplican las presiones sobre JxCat para que avance hacia la formación de un gobierno efectivo que evite la repetición de elecciones. Todos los actores políticos catalanes aseguran en público que no habrá elecciones, porque los costes en términos políticos y electorales son demasiado altos, en primer lugar, para los propios independentistas. Pero diversas fuentes reconocen en privado que el grupo de "irreductibles" que rodea a Carles Puigdemont no descarta la repetición electoral.

"Hay que formar gobierno", aseguran quienes marcan la estrategia de JxCat, pero a renglón seguido se añade la coletilla: "Pero si vamos a elecciones nos ponemos por encima de los 40 diputados". Y ese es el auténtico riesgo, la tentación de barrer definitivamente a Esquerra y superar a Cs, además de conservar a Carles Puigdemont en el centro de la vida política catalana, lo que amenaza la formación de gobierno en Cataluña. Descartado el intento de investidura de Puigdemont tras la resolución del Tribunal Constitucional, no queda margen para más maniobras dilatorias. La disyuntiva ahora es gobierno o elecciones.

Artadi y Cuevillas siembran dudas

Dos entrevistas han abonado los peores augurios en los últimos días: la de Elsa Artadi, quien el jueves advertía que "el objetivo no es hacer Gobierno, investir a uno u otro, el objetivo es hacer república". Y Jaume Alonso Cuevillas, abogado de Puigdemont, quien señalaba el viernes, tras la resolución del Tribunal Constitucional que prohíbe la investidura a distancia del ex presidente, que "la situación judicial de Puigdemont no le impide liderar una lista".

Las encuestas privadas y tracking electorales se han convertido en las últimas semanas en el material más valioso en manos de los estrategas independentistas, y nadie duda de que los resultados de esos sondeos en las próximas semanas marcarán la formación o no de gobierno. Esquerra maneja una encuesta según la cual la repetición de elecciones castigaría especialmente a Cs -que cedería parte del voto "robado" al PSC y los Comunes- y JxCat, cuyo trasvase de voto se produce paradójicamente con la CUP. Los antisistema crecerían por tanto a costa del partido de Puigdemont.

La encuesta del CIS del viernes, que vuelve a dar otra caída de siete puntos en el apoyo a la independencia, ha supuesto un nuevo jarro de agua fría, aunque relativo. Oriol Junqueras y Carles Puigdemont son los líderes mejor valorados, mientras la popularidad de Inés Arrimadas se hunde. Desde el independentismo ponen en cuarentena estos datos y apuntan a ver qué dicen los sondeos en las próximas semanas.

En JxCat están convencidos de que en un escenario electoral la más perjudicada del bloque independentista sería ERC. Tras seis meses sin liderazgo, el fracaso en la pasada campaña y el papel de moderación mantenido durante estos meses y ejemplificado por Roger Torrent cuando suspendió la investidura de Puigdemont, el electorado republicano está desmovilizado. Y los elogios a su posibilismo, en medios más próximos al constitucionalismo, no llega a un electorado que se informa en los digitales independentistas y los medios de la Corporación, entregados a la causa de Puigdemont.

Subir el precio de la negociación

Para algunos observadores, las resistencias de JxCat, y las declaraciones de Artadi o Pujol defendiendo la legitimidad de Puigdemont pese a todo solo son un modo de subir el precio de las negociaciones. "Esquerra investirá a una cabra, si así se lo pide JxCat", es una de las frases más repetidas en los corrillos del Parlament. La cuestión ahora es ver cómo se conforma el futuro gobierno, puesto que cada posible candidato propuesto por JxCat -Elsa Artadi y Marc Solsona son los nombres con más opciones- supone una estructura de gobierno diferente.

Entre estas fuentes cunde también la idea de que el nerviosismo por la aplicación del 155 y los costes económicos y profesionales que está teniendo para los cuadros medios del independentismo, formados en gran parte por altos cargos de la Generalitat, también hará mella en las resistencias. La presión de esos cuadros que hace meses que no cobran un sueldo, junto a la de los líderes presos, que esta semana se ha ejemplificado en una carta conjunta convenientemente filtrada a los medios, será difícil de soportar para Puigdemont.

Las presiones endógenas se suman a las exógenas, y en este terreno el nacionalismo vasco está recuperando un papel destacado. Tras semanas bloqueando la aprobación de los Presupuestos Generales por la aplicación del 155, el PNV anunció la semana pasada que permitiría la tramitación de las cuentas de Cristóbal Montoro -con jugosas partidas para el País Vasco-. Antes de eso, dirigentes del partido se reunieron con Carles Puigdemont en Berlín para trasladarle también el mismo mensaje: hay que formar gobierno.

Todos los actores políticos catalanes aseguran en público que no habrá elecciones, porque los costes en términos políticos y electorales son demasiado altos,

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