La toma de posesión de Quim Torra como presidente de la Generalitat se ha convertido en un nuevo quebradero de cabeza para el independentismo, visiblemente incómodo por el hecho de que el acto institucional se esté organizando desde la Moncloa. En aplicación del 155 el máximo responsable del Gobierno de la Generalitat es en la actualidad Mariano Rajoy, por lo que es el Gobierno el que está haciendo los preparativos, a la espera de que el Rey firme el nombramiento del nuevo presidente catalán.
El Gobierno no tendrá papel en esa toma de posesión, aunque no se descarta la asistencia de algún miembro del ejecutivo. En ausencia del presidente saliente, como es el caso, la Medalla de la Generalitat que simboliza la presidencia la impone el presidente del Parlament, en este caso Roger Torrent. Pero sí está organizando el acto institucional, del que en los servicios de prensa de la Generalitat todavía no tienen noticia.
La organización desde Moncloa será determinante, por ejemplo, para que en la toma de posesión de Torra sí se respeten todos los símbolos constitucionales que brillaron por su ausencia en las ceremonias protagonizadas por Artur Mas y Carles Puigdemont. En ambos casos la única bandera presente fue la senyera, y tampoco se respetó la norma de tomar posesión ante una imagen del Rey.
Puigdemont, sin Rey ni Constitución
De hecho, Carles Puigdemont inauguró su presidencia con una toma de posesión inédita, en la que no juró fidelidad ni al Rey ni a la Constitución. Toda una declaración de intenciones del espíritu con el que llegaba a la Generalitat. "¿Prometéis cumplir lealmente las obligaciones del cargo, con fidelidad a la voluntad del pueblo de Cataluña representado por el Parlament?" le preguntó la entonces presidenta del Parlament, Carme Forcadell, sin hacer referencia al Rey, a la Constitución o al Estatut.
Esa es la fórmula que pretende repetir Quim Torra cuando tome posesión, según afirmó ayer en la entrevista concedida a Catalunya Ràdio. Una fórmula que provocó el enfado del ministro de Justicia, Rafael Catalá, quien dio órdenes a la Abogacía del Estado para analizara si se había cometido una irregularidad. La fórmula, sin embargo, no está regulada, aunque la referencia al Jefe del Estado y al marco constitucional se repetía desde que la utilizó por primera vez Josep Tarradellas.
En esa ocasión, el Gobierno estuvo representado por el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, la delegada del Gobierno, Llanos de Luna, y el inspector general del Ejército en Cataluña, Ricardo Álvarez-Espejo. En el caso de Torra, el Gobierno no ha dado pistas todavía de quien será su representante, aunque el acto podría servir como primer paso hacia el deshielo en las relaciones que Mariano Rajoy parece buscar.
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