Política

Los líderes de Podemos buscan blindarse con las bases para no dimitir por el chalet

Pablo Iglesias e Irene Montero en rueda de prensa tras la polémica del chalet en mayo de 2018. | EFE

Dos horas después del anuncio comenzó la campaña interna. A las 21,11 horas, en los canales oficiales de Telegram se activaba el hastag #EnPodemosDecideLaGente, acompañado de fotos, vídeos y argumentos a favor de la continuidad de Pablo Iglesias e Irene Montero al frente de Podemos. Todo estaba preparado cuando la pareja de dirigentes anunciaron públicamente la convocatoria de una consulta a las bases para blindarse como secretario general y portavoz parlamentaria, respectivamente. “Me gustaría que los inscritos dijeran que claro que sigamos, pero son ellos los que deciden. Si nos ordenan dimitir, dimitiremos”, aseguraba con humildad Pablo Iglesias.

Lo cierto es que todo el mundo en Podemos da por segura la victoria en una consulta convertida en un nuevo plebiscito sobre la figura de Pablo Iglesias y su identificación con el partido. Un "cesarismo" que critican anticapitalistas y errejonistas y que supone casi una refundación del partido, un Vistalegre 3 que sirva para desdecirse de los postulados iniciales del partido a la hora de situarse con "los de abajo" que no podían pagar la hipoteca frente a los poderosos que se compraban viviendas de 600.000 euros.

Como en ocasiones anteriores, Iglesias y Montero han decidido "socializar" su falta de coherencia y pedir a los militantes del partido que le den un apoyo que les niegan la mayoría de dirigentes territoriales del partido. Así lo ha reconocido el propio Iglesias durante su comparecencia ante los periodistas cuando ha lamentado que la compra del chalet haya puesto en cuestión la credibilidad de la pareja de líderes.

El secretario general de Podemos se ha mostrado sorprendido por la envergadura de la polémica sobre la compra de su chalet. “Seré sincero. No pensaba que iba a generar un debate de estas dimensiones”, ha reconocido, tras relatar la situación en la que viven con “paparazzis” persiguiéndoles en su vida privada “que te roban fotografías y las venden a tabloides” por cantidades que oscilan entre los 15.000 y 30.000 euros, como ocurrió con la información sobre su vivienda o las imágenes de las ecografías de sus mellizos.

“Yo esto lo puedo asumir para mí, pero no pensé que el hecho de querer criar a los hijos en un contexto un poco más tranquilo iba a abrir un debate sobre nuestra credibilidad. Incluso hay dirigentes de mi partido que la ponen en cuestión”, ha admitido.

A las críticas realizadas públicamente por el alcalde de Cádiz, José María González kichi, se suman en las últimas horas numerosos reproches y lamentos de dirigentes y ex dirigentes de Podemos en redes sociales como Facebook o Twitter. "Bromas aparte, el hecho de que parezca una decisión tomada por el Mundo Today no ayuda. Lo que acaban de hacer Iglesias y Montero es  dinamitar Podemos como organización. Reducirla a un aparato de legitimación de los caprichos de los líderes. Ya lo era, pero ahora a la vista de todos.", ha denunciado  el diputado en la Asamblea de Madrid Isidro López Hernández.

"Para la pareja dirigente de Podemos y su clan cercano, la responsabilidad en política se socializa siempre y cuando se trate de un error político y una indecencia ética cargando sobre la militancia las consecuencias de sus actos. La nueva política, decían", destaca Marcos Martínez, el ex miembro del Consejo Ciudadano Estatal y ex dirigente del partido en Cantabria.

Frente a estas críticas, la pareja de dirigentes han defendido su honestidad y coherencia. "Cuando decidimos meternos en política a defender las propuestas políticas que defendemos, sabíamos a lo que nos enfrentábamos y sabíamos también que con nosotras no funcionan ni han funcionado nunca las mismas reglas que funcionan con otras fuerzas políticas", ha asegurado Montero, que ha destacado que con Pablo Iglesias y con ella se han atravesado "todos los límites".

La portavoz de Podemos ha señalado que ambos creen que han actuado de forma "coherente y responsable" con lo que son y con el código ético de su formación y que, aunque les gustaría seguir en sus responsabilidades, no les corresponde a ellos tomar la decisión, sino que deben ser las bases.

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