“Nuestra democracia es distinta a todas”. El presidente Nicolás Maduro que hoy domingo opta a la reelección por seis años lo reconoce. Venezuela es diferente. Esta convocatoria se realiza en las peores condiciones políticas, sociales, económicas y humanitarias del chavismo. Maduro se ve ganador y pide más tiempo para impulsar la economía, que ha pulverizado durante su mandato, hasta llevar a Venezuela a un desastre que irá a más si nada cambia.
Maduro se ha mostrado convencido en esta campaña atípica y apática de su victoria. Por si acaso ha subido el salario mínimo a principios de mayo y ha prometido “un premio” (unos cuantos dólares) a quienes acudan a votar. El carné de la patria, un documento que permite el acceso a beneficios sociales, funciona como elemento de control político. A su vez, el llamamiento a la abstención, que promueve la oposición aglutinada en la Mesa de la Unidad Democrática, se considera delito.
Lo que para Maduro es “una lección de democracia” para gran parte de la oposición y numerosos gobiernos extranjeros es una “farsa electoral”. La Mesa de la Unidad Democrática demanda elecciones realmente libres y anuncian que seguirán con la presión interna y externa.
Las presidenciales deberían haberse celebrado a finales de año, y de hecho el ganador no asumirá hasta enero de 2019. Primero se adelantaron a abril y luego se fijaron el 20 de mayo. Las convocó la Asamblea Constituyente, elegida en julio pasado, como un golpe de mano del régimen para bloquear aún más la acción de la Asamblea Nacional, en manos de la oposición desde diciembre de 2015.
Maduro llegó al poder a la muerte de Chávez en marzo de 2013. Primero asumió de forma interina y un mes después ganó las elecciones presidenciales por un margen escasísimo frente al opositor Henrique Capriles Radonski, ahora inhabilitado.
Aquella vez y en las legislativas de 2015, cuando venció contra pronóstico la oposición, sí fueron una lección de democracia para Maduro. Aprendió que en unas elecciones libres y transparentes, podía perder. Y Maduro quiere ahora diez millones de votos "para ganar a las mafias económicas". Los convocados a votar son 20,5 millones. La Constituyente logró ocho millones, y hasta la empresa encargada del recuento reconoció que al menos un millón de votos eran fraudulentos.
Ahora compite contra Henri Falcón, que rompió con la MUD para presentarse por Alianza Progresista. Fue gobernador del estado de Lara y alcalde de Barquisimeto. Fue chavista y se presenta como el posible artífice de una transición moderada. Su fuerte es su equipo económico, encabezado por Francisco Rodríguez, profesor en Harvard, que propone dolarizar la economía y eliminar el control de cambio. También figura en las papeletas Reinaldo José Quijada, chavista que en 2011 formó el grupo UPP89.
A Maduro le apoyan diez formaciones, entre ellas el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), y otras menores como Podemos. Figura diez veces su imagen en la papeleta. Cuatro veces aparece Falcón, su más directo competidor. Pero hasta esta oposición permitida por el régimen está fragmentada, algo que la debilita.
La MUD promueve la abstención y ha llamado a Falcón y Bertucci a no participar en lo que consideran “una farsa electoral”. Inciden además en que sea cual sea el ganador, como las elecciones no son legítimas, será ilegítimo. Es decir, que Maduro en lugar de legitimarse con esta llamada a las urnas se está convirtiendo en un presidente que no debería ser reconocido como tal.
Según Datanálisis, una de las principales empresas de sondeos dirigida por Luis Vicente León, “el 34% de los venezolanos está muy dispuesto a votar”. Otro 30% lo considera seriamente. La abstención, aunque es la baza de la oposición, haría más fácil la victoria de Maduro y menos necesario el fraude. Sin embargo, la oposición da por hecho que “el show está montado”, como ocurrió con la Constituyente y las elecciones a gobernadores.
Crean el 'show' de una gran votación. La oposición está limitara porque el esquema represivo del gobierno ha funcionado", dice Alfredo Romero
“A gobiernos como el venezolano, copia de manual que viene de China, aunque lo más cercano es Cuba, les interesan las elecciones como esquema de legitimación externa e interna. Crean el show de que hay una gran votación. La oposición está muy disminuida porque el esquema represivo del gobierno ha sido efectivo”, señala Alfredo Romero, presidente del Foro Penal venezolano.
Para Alfredo Romero, que estos días está siguiendo muy de cerca la situación en El Helicoide donde varios presos políticos denuncian la represión a la que están sometidos, está claro que estas elecciones no son democráticas.
“Todos los candidatos posibles que participaron en elecciones anteriores han sido inhabilitados, están presos o fuera del país, desde Henrique Capriles, Leopoldo López o Antonio Ledezma. También han dejado de lado a los partidos como Voluntad Popular o Primero Justicia. Si no hay competencia libre, no hay democracia. El gobierno se ha lanzado por ese abismo”, señala Romero.
Sería como si en España se convocara a las urnas sin la participación de Rivera, Sánchez o Iglesias y dejando en la ilegalidad a PSOE y Ciudadanos. El Grupo de Lima, el Parlamento europeo y Estados Unidos han dicho que no reconocerán los resultados. Por eso gran parte de la oposición considera que sea quien sea el que gane no puede ser legitimado.
No participaré en esa pantomima... No es una convocatoria lícita. Nunca sabremos cuánta gente ha votado", dice Leopoldo López padre
“No participaré en esa pantomima. No podría porque durante ocho años figuré como fallecido, aunque logré convencer al funcionario de que no era un fantasma. Pero no votaría en ningún caso. No es una convocatoria lícita. Nunca sabremos cuánta gente va a participar. La gran tragedia en Venezuela es que no sabemos nada de nada”, explica Leopoldo López, padre del preso más emblemático del régimen y líder de Voluntad Popular, ahora en arresto domiciliario. “Mi hijo está muy aislado, muy vigilado y ni siquiera pueden visitarle sus abogados”, cuenta sobre Leopoldo López, quien es una de las figuras más carismáticas de la oposición.
Foro Penal se encarga del seguimiento de la mayor parte de los casos de presos políticos en Venezuela. Su presidente explica que el número varía por semanas porque unos salen y otros entran, pero que desde 2014 ha habido 12.100 detenciones por fines políticos. En 2018 han observado además que hay un esquema de tortura sistemático.
“Hoy Venezuela está peor que Cuba en términos de represión. Hay más presos, más persecución… La Justicia en Venezuela es efectiva cuando se trata de perseguir a los disidentes. También es efectiva para proteger al régimen y no perseguir a los culpables de crímenes políticos”, agrega Romero.
La situación es especialmente grave porque el desastre económico alcanza proporciones descomunales. En 2018 Venezuela se adentra en el quinto año de recesión. En los últimos cinco años se ha perdido el 50% del PIB venezolano. Además, en 2017 ha entrado en hiperinflación y el FMI prevé que este año la inflación alcance un 13.000% o 14.000%.
La encuesta Encovi 2017 indicaba que el 78,6% ha comido menos por la escasez y el 64,3% ha perdido un promedio de 11 kilos en un año. El 87% de los hogares están en condiciones de pobreza. Cáritas Venezuela daba cuenta de que en tres estados la desnutrición moderada y severa en menores de cinco años ha aumentado del 10.2% al 14,5%. Cuando la ministra de Salud Antonieta Caporale divulgó datos del incremento en 2016 de la mortalidad materna (65%) e infantil (30%) y de casos de malaria (76%) fue destituida.
Vivimos una catástrofe económica. Es una crisis económica, social y humanitaria consecuencia de 19 años de errores", dice José Manuel Puente
“Vivimos una catástrofe económica. Es una crisis económica, social y humanitaria, consecuencia de 19 años de errores sistemáticos en política económica. Entre 1999 y 2017 Venezuela recibió 937.000 millones de dólares por el petróleo. Y ahora plantean la reelección del candidato que ha llevado al país al desastre”, afirma José Manuel Puente, economista venezolano y profesor titular IESA e invitado en Oxford.
Puente sí que defiende que hay que votar para generar un cambio. “Todas las encuestas dicen que el 80% quiere un cambio y que el 80% no quiere que siga Maduro, pero con la abstención Maduro lo tiene más fácil para ganar. Hasta un dictador como Pinochet salió por un referéndum. Solo en un 2% o 3% de los países donde se ha promovido un boicot electoral se ha generado un cambio”, señala Puente.
Es la tesis del opositor Falcón, a quien alguna encuesta sitúa a diez puntos de Maduro, que también cree que la MUD debería haber concurrido porque solo si compite puede ganar, como ha hecho en otras ocasiones.
El economista no coincide con la visión del ex presidente Felipe González de que la situación es tan grave que no hay país que la aguante y que Maduro caerá por si solo. “Las crisis económicas no generan necesariamente cambios o transiciones. Es la crisis más grave de la historia de Venezuela, la peor en Latinoamérica, pero debe de haber también una presión internacional. Las elecciones del 20 de mayo pueden ser las últimas entre comillas. Las siguientes serán a la cubana directamente”, explica José Manuel Puente.
La presión internacional se ha incrementado con más sanciones, y ahora son individuos ligados al gobierno quienes las sufren especialmente. El último, Diosdado Cabello, número dos de facto del régimen, y miembros de su familia, que vuelven al punto de mira de Estados Unidos con nuevas sanciones. El aislamiento y el cierre del grifo petrolero y de fondos en el exterior de los dirigentes ayudarían a un cambio.
El aislamiento de Maduro es notable. Conserva como aliado al presidente ruso, Vladimir Putin, que también ha sido reelegido en unas elecciones sui generis en marzo pasado. Con China le une una deuda millonaria.
A su vez, el ex presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero se ha prestado a actuar como observador de estos cuestionados comicios. Impulsor de un diálogo hasta ahora frustrado, Zapatero es objeto de críticas de gran parte de la oposición, que le ve como un facilitador de tiempo a Maduro.
El gobierno ha sido claro. Voy a elección que gano y para eso tiene a los militares... La trampa está montada", dice Tomás Páez
“El gobierno ha sido claro. Voy a una elección que gano y para eso tiene a los militares. En la Constituyente sin gente en la calle obtuvo más votos que Chávez en el mejor de sus momentos. En teoría la trampa está montada. La Comisión Nacional Electoral, que actúa a órdenes del gobierno, podría cantar ya los resultados. La cuestión es qué va a pasar si se queda Maduro, qué van a decidir la UE, EEUU, y otros gobiernos latinoamericanos. De continuar Maduro la diáspora aumentará de forma vertiginosa e imparable”, afirma Tomás Paéz, catedrático y autor de La voz de la diáspora.
El surrealismo venezolano se pone a prueba este domingo. Después de ver bailar reggaeton al “soldado” Maradona, leal al chavismo, y a Maduro entonar “me importas tú y solamente tú” a su pueblo hambriento y perseguido, esos votos pueden multiplicarse hasta diez millones como los panes y los peces. Incluso para los utópicos como el profesor Puente es posible que algo nuevo empiece. Aunque todo apunta a que el 21 de mayo habrá una nueva Cuba en plena gestación.
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