La sentencia de Gürtel ha causado una auténtica conmoción política. No por descontada ha sido menos terrible. Las duras condenas a los principales implicados, Correa, Crespo, Bárcenas y la constatación judicial de que en el PP había una caja B con la que se financió durante casi dos décadas suponen una enmienda a la totalidad a la credibilidad del partido que afecta directamente al presidente del gobierno.
El respiro por el triunfo de Rajoy al sacar adelante los presupuestos (previo pago al PNV) apenas si ha durado 12 horas. La corrupción persigue al PP sin tregua y por mucho que sus dirigentes traten de situar en el pasado la epidemia, la justicia o la investigación policial se encargan machaconamente de traer al presente la vergonzante realidad del pago de comisiones y el enriquecimiento personal de sus dirigentes.
Como era de esperar, Podemos ha planteado inmediatamente una moción de censura contra el gobierno. A Pablo Iglesias la sentencia de la Audiencia Nacional le ha venido de perlas para enterrar el debate interno sobre la compra del chalet. Albert Rivera ha sido muy duro con Rajoy, ha hablado de "un antes y un después", pero no ha dicho nada sobre si apoyaría o no una moción de censura.
Debate interno en la dirección del PSOE: "Cómo justificar la moción de censura en Madrid por el máster de Cifuentes y no presentarla al gobierno por el caso Gürtel"
La clave está en lo que va a hacer el PSOE. Durante la mañana, Pedro Sánchez mantuvo una reunión en Ferraz con el núcleo duro de su Ejecutiva. El líder del PSOE no parecía partidario de apoyar la iniciativa de Podemos. Sin embargo, la cuestión que se planteó en el cónclave en medio de un intenso debate es bien sencilla: "¿Qué hacemos si no apoyamos la moción?" Un dirigente socialista llegó a plantear: "No es coherente presentar una moción de censura en Madrid por el caso del máster de Cifuentes y no presentársela al gobierno de Rajoy por el caso Gürtel".
Sánchez tiene en su mano promover un cambio de rumbo político en España. Si decide apostar por la moción es muy probable que salga adelante. Ciudadanos se encontraría entre la espada y la pared. Podría apoyar también la destitución del gobierno o podría abstenerse. Incluso en ese caso, podría haber más votos a favor de la moción que en contra.
El secretario general del PSOE, que no ha logrado en el año que transcurrido desde que ganó las primarias ni fortalecer su imagen ni distanciar a su partido de Podemos tiene una oportunidad de oro para recobrar un protagonismo que ha perdido. Si no hace nada, sus bases se lo van a reprochar y los barones le pasarán factura cuando tengan la primera oportunidad.
Sánchez ya presentó un intento de investidura para apartar a Rajoy de Moncloa que fue apoyada por Ciudadanos. El PP se mantuvo en el poder porque Podemos no quiso respaldar un gobierno presidido por el líder del PSOE.
El problema es que ahora difícilmente Rivera respaldaría un gobierno presidido por Sánchez. Las expectativas electorales de Ciudadanos son demasiado buenas como para brindar ese éxito a un PSOE que parece haber perdido su capacidad para ser alternativa.
En todo caso, la pelota está en el tejado de Sánchez. Si deja pasar el momento su propio equipo le da por muerto.
El líder del PSOE tendrá que decidir en las próximas horas. El secretario de Organización, José Luis Ábalos, ha convocado a todos los miembros de la Ejecutiva Federal para una reunión mañana. Esa será la cuestión a decidir.
¿Se atreverá Sánchez a dar ese paso?
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