La formación de primer gobierno populista en Italia se ha convertido en una carrera de obstáculos similar al circuito del Giro que el domingo ha terminado en Roma. El jefe de Gobierno designado por la Liga y el Movimiento Cinco Estrellas, Giuseppe Conte, acudía a las 19h al Quirinal a presentar la lista de ministros, en la que incluía al polémico Paolo Savona al frente de Economía. El líder de la Liga, Matteo Salvini, desafíaba así a Mattarella, que ya había puesto objeciones a Savona. Finalmente, el presidente ha vetado a Savona y Conte ha renunciado. El experimento populista ha saltado por los aires antes de nacer.
El presidente italiano, Sergio Mattarella, ha realizado una declaración institucional, en la que ha defendido a ultranza "la adhesión al euro y a la Unión Europea de Italia". Ha actuado en nombre del europeísmo de Italia. "No puedo aceptar una lista que habría podido llevar a la salida de Italia del euro. Los inversores y los ahorradores italianos y extranjeros estaban alarmados", ha dicho el presidente. La prima de riesgo se disparó hasta los 212 puntos el viernes, un récord desde 2014.
En un tono solemne, Mattarella ha asegurado que ha hecho lo posible para favorecer la formación de gobierno. En las próximas horas decidirá si convoca o no elecciones.
Con intención de lanzar señales de calma a los mercados, Mattarella ha convocado el lunes a Carlo Cottarelli, ex director de asuntos fiscales en el FMI, ex comisario encargado de la revisión del gasto público (spending review) en el gobierno de Enrico Letta (2013) y actual director del Observatorio de las Cuentas Públicas italianas,. Le encargará encabezar este gobierno del presidente, que puede mantenerse hasta que se vote de nuevo. En plena crisis institucional, con amenaza de impeachment al presidente de 5 Estrellas, Mattarella mueve así ficha para que Cottarelli, acepte ir al Parlamento y sea provisionalmente jefe del gobierno.
Carlo Cottarelli fue precisamente quien hizo las cuentas del gasto que supondría aplicar el programa económico de 5 Estrellas y la Liga: más de 109.000 millones de euros, un 6% del PIB. Es una figura muy respetada por las instituciones europeas, los inversores y los partidos tradicionales, sobre todo, por el centro izquierda.
Ecco disponibili le quantificazioni dell'#OsservatorioCPI sulle proposte incluse nel #contrattodigoverno tra #M5S e #Lega pic.twitter.com/gb8XcvpimH
— Carlo Cottarelli (@CottarelliCPI) May 17, 2018
"El presidente puede ahora proponer un gobierno, al no haber consenso entre los partidos mayoritarios. Suele ser para un tiempo determinado, no para agotar una legislatura. Las opciones son elecciones o gobierno del presidente. Pero este gobierno del presidente necesita la aprobación de las Cámaras, así que si la mayoría (Liga y 5 Estrellas cuentan con votos para bloquearlo), habría elecciones anticipadas", señala Jorge del Palacio, coautor de Geografía del populismo. Es probable que los italianos vuelvan a las urnas en otoño.
Mattarella, bajo asedio desde hace días por los populistas, ha subrayado que su responsabilidad institucional como presidente es firmar o no la lista de ministros. "El presidente de la República supone una garantía", ha subrayado. Ha reconocido que, tras aceptar un primer ministro técnico en un gobierno político, no podía dar su visto bueno a un titular de Economía que no fuera firme defensor de la adhesión de Italia a la UE y al euro.
Si un gobierno no gusta a los poderes fuertes, entonces es el adecuado... Estamos en una democracia, volvamos al voto", dice Matteo Salvini
"No a los chantajes, si hay veto, volveremos a las urnas", declaraba Salvini desde Umbria. "Si un ministro no gusta a los poderes fuertes, entonces es el adecuado. Con vetos, no hay gobierno. Estamos en una democracia así que volvamos al voto", añadió. "Si nos preocupan los mercados, o Merkel, en lugar del bien de los ciudadanos, no vamos bien", decía poco antes de concluir el encuentro entre Mattarella y Conte.
El profesor Conte, que dijo que vuelve a ser "profesor y ciudadano", agradeció al presidente y a las fuerzas políticas que le han designado su apoyo estos días. Conte aceptó el encargo de Mattarella el 23 de mayo "con reservas", es decir, condicionado a si podía formar gobierno. "He puesto el máximo esfuerzo y la máxima atención", ha declarado, tras encontrarse con el presidente, a quien ha presentado la lista de ministros acordada con Salvini y Di Maio, con quienes ha trabajado "en un clima de plena colaboración".
Salvini, que ahora ha vuelto a acercarse a sus antiguos aliados en la coalición de centroderecha, Silvio Berlusconi y Giorgia Meloni, ha llevado el pulso con el presidente al extremo. El presidente tiene la potestad de vetar el programa o a los ministros, pero Salvini se ve avalado por los ciudadanos para imponer su deseo al Quirinal.
Durante la jornada dominical, Mattarella había conversado con Salvini y con Di Maio. Salvini luego se fue a Umbria. El líder del Movimiento Cinco Estrellas ha intentado mediar para que el "gobierno del cambio" salga adelante 83 días después de las elecciones del 4 de marzo, todo un récord en Italia. Salvini, sin embargo, desafiante, ha mantenido un pulso con el presidente y ha amenazado con volver a las urnas.
Objeto de la controversia, Paolo Savona, catedrático de Política Económica, había difundido a última hora de la mañana un comunicado en el que aclaraba su posición sobre Europa. "Quiero una Europa diferente, más fuerte y más equitativa". La nota, que se ha hecho pública en scenarieconomici.it, pretendía tranquilizar al presidente, a las instituciones europeas y a los mercados.
Paolo Savona (Cagliari, 1936) se muestra partidario de "asignar al Banco Central Europeo las funciones de los principales bancos centrales del mundo para conseguir el doble objetivo de la estabilidad monetaria y del crecimiento real" y "atribuir al Parlamento Europeo poder legislativo en las materias que no pueden ser gobernadas con igual eficacia en los Parlamentos nacionales".
También se refiere a cómo en el contrato de gobierno suscrito por la Liga y 5 Estrellas, en el que suscriben su compromiso con los objetivos de estabilidad del Tratado de Maastricht, confirmados en 2007 por el Tratado de Lisboa". A su vez, incide en que en el pacto también se especifica que "la acción del gobierno tendrá en cuenta la reducción de la deuda pública, no por medio de impuestos o austeridad, políticas que se han revelado erradas, sino por el crecimiento del PIB con un relanzamiento de la demanda interna y de la demanda externa".
Ni una palabra crítica sobre el euro, ni sobre las instituciones europeas. Savona, octogenario ex ministro de Industria del gobierno de Ciampi, ex presidente de Cofindustria y jefe del Departamento de Políticas Comunitarias con un gobierno de Berlusconi, está lejos de ser un anti establishment, más lo contrario. Si bien ha dejado por escrito lo que piensa sobre el euro, "una jaula alemana", como puede leerse en su último libro Como una pesadilla, como un sueño.
Sostiene tesis más radicales quien parece que lleva la batuta en este matrimonio de conveniencia, Matteo Salvini, admirador de la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen y del líde ruso, Vladimir Putin. En uno de sus últimos tuits del domingo, antes del encuentro en el Quirinal, decía: "Quien se para está perdido. No me rindo hasta el final" #primerolositalianos.
Al conocer el veto final de Mattarella, reaccionó con ganas de venganza. "No somos esclavos de los alemanes o de los franceses, ni de la prima de riesgo ni de los inversores", dijo en Twitter. Ese patriotismo proteccionista y populista le llevó a imponerse sobre Fuerza Italia en las elecciones del 4 de marzo con un 16% de los votos. En los últimos sondeos, ya se acercaba al 25%. Todo un verano en campaña permanente le viene de maravilla.
Mai più servi di nessuno, l’Italia non è una colonia, non siamo schiavi di tedeschi o francesi, dello spread o della finanza.
A questo punto, con l’onestà, la coerenza e il coraggio di sempre, la parola deve tornare a voi!#Primagliitaliani! Io non mollo. pic.twitter.com/d2EAICrhKb— Matteo Salvini (@matteosalvinimi) May 27, 2018
El líder de la Liga, hoy el político más popular de Italia, aseguraba el sábado que "si sale Savona, saltará todo por los aires". El ministro saliente de Economía, Pier Paolo Padoan, subrayaba en la Rai cómo "el auténtico debate no es sobre Savona, sino sobre la política económica del programa, claramente insostenible si se quiere un presupuesto equilibrado, y el hecho de que la mayoría parlamentaria no excluye un plan B frente a la presión de las instituciones europeas".
Incluso la Iglesia ha mostrado su preocupación por la tensión manifiesta entre el presidente y los partidos anti establishment, especialmente con la Liga. El secretario general de la conferencia episcopal italiana, monseñor Nunzio Galantino, ha declarado a la Rai, según cita La Repubblica: "Estoy viendo cómo se confunde la dialéctica electoralista con la gramática clara de la Constitución. No se puede confundir una con otra. No es Savona el problema, sino el clima que se está creando". Desde el católico Avvenire también se ha pedido que acabe el "asedio" al presidente.
Salvini ha llegado a hablar de "la fractura" entre las instituciones italianas y el pueblo, "una fractura con los italianos". Su discurso, siempre con tono electoral, se ha centrado en arremeter contra "los alemanes", a quienes acusa de insultar a los italianos y querer gobernar Italia. "Los italianos deciden sobre Italia", clama como si estuviera en campaña permanente. Es la cuestión para los populistas. Gobernar no es dar mítines, sino resolver problemas reales con medidas realizables.
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