Pedro Sánchez se jugará buena parte de su capital político en 30 horas. Las que transcurrirán entre las 9 de la mañana del jueves, cuando arranque el debate sobre la moción de censura, y las tres de la tarde del viernes, cuando finalice la votación. El secretario general de los socialistas protagonizará la cuarta moción de censura de la democracia. Un movimiento exprés que culminará, para bien o para mal, en menos de una semana desde su presentación en el registro del Congreso de los Diputados.
Será la segunda moción en menos de un año, después de la que superó Mariano Rajoy el pasado mes de junio, en aquella ocasión con Pablo Iglesias como candidato y sin apenas ningún aliado. Fue una moción estética. La que se plantea ahora, tras la sentencia del caso Gürtel que condena al PP como responsable a título lucrativo de la trama de corrupción, presenta muchas más dudas y particularidades.
La principal es que el candidato propuesto por el Grupo Parlamentario Socialista, Pedro Sánchez, no es siquiera diputado en el Congreso. Dejó el escaño en octubre de 2016, tras ser desalojado de la secretaría general, y no lo ha recuperado desde entonces. Lo cual no es impedimento para optar a la presidencia del Gobierno, a diferencia de lo que en los últimos meses se ha vivido en el Parlament de Cataluña, que sí exige que el presidente de la Generalitat sea miembro de la Cámara.
Sánchez no lo es, como no lo era Antonio Hernández-Mancha, el candidato de Alianza Popular que lideró la moción de censura contra Felipe González en 1987. Con la de Sánchez ese recuento quedará empatado. En dos ocasiones se han presentado candidatos con asiento en el Congreso (Felipe González en 1980 y Pablo Iglesias en 2017) y en otras dos ocasiones se ha lanzado a candidatos extraparlamentarios.
No obstante, Sánchez tiene el derecho a defender su programa de Gobierno. Así lo establece el artículo 177.1 del Reglamento del Congreso, que estipula el funcionamiento de las mociones de censura: "El debate se iniciará por la defensa de la moción de censura que, sin limitación de tiempo, efectúe uno de los Diputados firmantes de la misma. A continuación y también sin limitación
de tiempo, podrá intervenir el candidato propuesto en la moción para la Presidencia del Gobierno, a efectos de exponer el programa político del Gobierno que pretende formar". Es decir, intervendrá primero Margarita Robles, posteriormente lo hará Pedro Sánchez y después será el turno de réplicas del resto de grupos, con 30 minutos cada uno. Se espera que el propio Rajoy responda, aunque podría delegar.
Los números y las alternativas
Otra particularidad de la moción de censura encabezada por Pedro Sánchez reside en la posibilidad de que se presenten otras alternativas. Para eso, el único requisito necesario es que lo soliciten al menos 35 diputados, el 10% de los que ocupan la Cámara. Con esta posibilidad sólo ha amagado Ciudadanos, que quiere impulsar una moción con un candidato independiente que se encargue únicamente de firmar el decreto de convocatoria de elecciones. El problema para la formación naranja es que actualmente cuenta con sólo 32 asientos, por lo que necesitaría al menos tres apoyos externos para conseguir, por lo pronto, registrarla.
Si la moción alternativa se presenta a tiempo, la Mesa del Congreso puede decidir que se debata de forma conjunta con la principal. Posteriormente deberían celebrarse votaciones separadas para cada moción, en orden de presentación. En cuanto una triunfase y consiguiese los 176 apoyos necesarios, el resto decaerían automáticamente.
Sin el concurso de Ciudadanos, el PSOE necesitará obligatoriamente del apoyo del independentismo catalán y el PNV
Pero llegar a esa cifra requerirá de equilibrios muy complicados. Si el PSOE no se compromete a convocar elecciones automáticamente, Sánchez no recibirá el apoyo de Ciudadanos. Y aunque lo hiciera, la formación de Albert Rivera prefiere que la moción prosperase con un candidato independiente, lo que requeriría retirar la moción y presentar una nueva.
Sin el partido naranja, el PSOE contaría con el apoyo seguro de Unidos Podemos. Esto son 155 votos, que serían 156 si el diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, vota junto al PSOE pese a que la alianza entre ambas formaciones se haya roto tras el apoyo a los Presupuestos de Rajoy que ahora podrían quedar en el aire. Para los 20 diputados restantes, el candidato socialista deberá contar con el apoyo imprescindible de las formaciones nacionalistas e independentistas.
Si ERC y el PDeCat se suman a la moción para cambiar a Rajoy por Sánchez, lo cual dentro de su argumentario es básicamente cambiar a un partido del 155 por otro, el PSOE alcanzaría 173 votos positivos. Necesitaría todavía tres más, que sólo podría obtener del PNV. Los dos de EH Bildu son insuficientes toda vez que Coalición Canaria ya ha anunciado que votará en contra.
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