No hay en España suficientes máquinas trituradoras de papel para vaciar los cajones de todo un Gobierno en menos de 48 horas. Cómo no iba a aumentar el pánico en La Moncloa a medida que la hipótesis de que la moción de censura de Pedro Sánchez prosperaba. Nunca antes había sido verosímil imaginar un desahucio exprés de un presidente del Gobierno porque nunca antes habían salido las cuentas a los partidos de la oposición para expulsarlo del Gobierno con una votación en las Cortes.
Pero la víspera de la moción de censura promovida por el PSOE, a raíz de la sentencia del caso Gürtel que implicaba al PP, había en Génova más pánico incluso que en La Moncloa. Los cerca de 2.000 altos cargos cuyo trabajo depende de que el presidente del Gobierno siga siendo del Partido Popular tenían muchos motivos para preocuparse por la moción de censura. Y para presionar en busca de un plan B.
Los 2.000 altos cargos cuyo trabajo depende de que el presidente del Gobierno siga siendo del PP tenían muchos motivos para preocuparse
De Mariano Rajoy dicen sus colaboradores que es un "dirigente audaz y responsable" pero, sobre todo, muy "calculador". Reunido con el núcleo duro de su Gobierno llegó a la conclusión de que, por inverosímil que pudiera parecer tan solo una semana después de tener atados los Presupuestos Generales del Estado, en efecto este mismo sábado podía pasar a convertirse en el jefe de la oposición.
La única posibilidad de desactivar la moción de censura de Pedro Sánchez y evitar que el lunes el inquilino de La Moncloa fuera el secretario general del PSOE pasaba por la dimisión de Rajoy. Si no, su partido correría el riesgo de desintegrarse en un sálvese quien pueda descontrolado desposeído del poder tras una legislatura interruptus.
La tensa tarde del miércoles, víspera del pleno de la moción de censura, la hipótesis de la convocatoria de elecciones empezó a cobrar fuerza. El PNV dejaba correr por Madrid el rumor de que inclinaba la balanza a favor de un gobierno exprés de los socialistas. Rajoy no tendría en ese caso más opciones para mantenerse en el poder que dimitir. Perdería el poder pero ganaría tiempo. Solo dimitiendo, paradójicamente, un gobierno del Partido Popular podría mantenerse en La Moncloa hasta la eventual convocatoria de elecciones.
No es lo mismo que adelante las elecciones un Partido Socialista pletórico por haberse apuntado el primer triunfo de una moción de censura de la democracia que las anuncie un Gobierno interino del PP. Estar en el poder cuando se llama a las urnas es una gran ventaja para ambos. Estar en el poder siempre es mejor que no estarlo. Aunque sea solo un poquito más.
La víspera de la moción de censura, Sánchez soñaba con estar el lunes estrenando despacho en La Moncloa. Tendría tiempo el servicio de prepararles la habitación de invitados hasta que los Rajoy terminaran su mudanza. Por más que llegara al poder con la promesa de convocar elecciones en otoño, cuatro meses son tiempo de sobra para airear un par de alfombras y sacar de los cajones de los ministerios unos cuantos dossieres de esos que le hacen a uno la campaña. El hombre que sacó a Rajoy de La Moncloa podría ser su eslogan electoral.
Con el apoyo del PNV a la moción sobre la mesa, lo único que podría parar el desahucio exprés de Mariano Rajoy de La Moncloa era su dimisión
Con el apoyo del PNV a la moción sobre la mesa, lo único que podría parar el desahucio exprés de Mariano Rajoy de La Moncloa era su dimisión. Se quedaría en funciones hasta que lo sustituyera un nuevo gobierno formado previsiblemente por la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Por más que para ello hubiera que prometer otra convocatoria electoral a los vascos. Todo con tal de no regalarle el poder al PSOE los próximos cuatro meses. La víspera de la moción de censura, forzar la investidura de la primera presidenta de Gobierno de España era también una hipótesis en Moncloa. No está mal tampoco como eslogan para otoño.
La víspera de la moción de censura, Pablo Iglesias y Albert Rivera habían dejado de poner condiciones para entrar en el Gobierno porque el bipartidismo ya no negociaba con ellos. ¿Cómo había pasado el líder de Ciudadanos de ser el favorito en las encuestas a despertarse de bruces como el cuarto partido del Congreso de los Diputados sin minoría de bloqueo? ¿Cómo sería una campaña electoral contra un Pedro Sánchez en La Moncloa? ¿Y si fuera contra la primera mujer presidenta del Gobierno?
La víspera de la moción de censura, unos buscaban apoyos y otros una trituradora de papeles. Pero nadie sabía lo que había en la cabeza de Mariano Rajoy. Había que esperar a la mañana siguiente para comprobar si el presidente del Gobierno lograba evitar el desahucio exprés La Moncloa o tendrían que empezar a prepararle las maletas.
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