María Teresa Sánchez Magdaleno, la gerente general de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) destituida el pasado mes de febrero, tenía en su poder los pantallazos que acreditaban las presuntas irregularidades en torno al máster de Cristina Cifuentes desde un año antes de que estallara el escándalo. Fue ella la que presuntamente dio la orden para que el informático hiciera las capturas de pantallas que después sustentaron la denuncia periodística y la que pidió a una jefa de servicio que comprobrara si se habían modificado dos calificaciones de la ex presidenta de la Comunidad de Madrid porque ésta "se había portado muy mal" con el ex rector Fernando Suárez.
Durante la tramitación del procedimiento de información reservada, la jefa de Inspección de Servicios de la URJC, Pilar Trinidad Núñez, ha reunido tres testimonios de funcionarios de la Universidad comprometedores para Sánchez Magdaleno, a la que ya se ha abierto expediente disciplinario por su posible responsabilidad en la filtración de los datos y ha declarado como testigo en la causa que dirige el Juzgado de Instrucción 51 de Madrid. Según fuentes jurídicas consultadas por este diario, la alta funcionaria negó en sede judicial que hubiera dada esa instrucción.
María Teresa Sánchez Magdaleno fue nombrada gerente el 25 de julio de 2013 -en la etapa de Suárez como máximo responsable de esta universidad pública- y se mantuvo en el cargo hasta que el actual rector, Javier Ramos, la destituyó el pasado 8 de febrero. El Independiente ha intentado sin éxito conocer su versión, pero ni las reiteradas llamadas telefónicas ni el mensaje de whatssap enviado en la tarde de este miércoles han obtenido respuesta.
Me pidió que mirara si le habían modificado la nota de dos asignaturas porque Cifuentes se había portado muy mal con Fernando Suárez", desvela una funcionaria
El 5 de abril, el informático responsable de la aplicación de gestión académica de la Universidad Rey Juan Carlos (Javier P.I.) compareció ante la instructora de la investigación interna y reconoció que fue quien en febrero de 2017 hizo la captura de pantalla sobre las calificaciones de Cifuentes antes y después de la modificación y sobre los pagos que ésta había realizado como alumna del máster 'Derecho Público del Estado Autonómico', las dos pruebas clave que apuntalaban la acusación de que la ex delegada del Gobierno en Madrid obtuvo este título de posgrado de manera irregular. También admitió que los pantallazos coinciden con los publicadas por la prensa.
"Me lo pidió mi jefa de servicio (Victoria V.C.) por indicación de la gerente, que en ese momento era Teresa Sánchez Magdaleno", respondió el funcionario a la pregunta de por qué lo hizo. Así se detalla en el acta de su comparecencia, incorporada ya a las actuaciones que instruye la juez Carmen Rodríguez-Medel a raíz de la denuncia presentada por la catedrática de la Universidad de Salamanca Ángela Figueruelo por falsificación de su firma en un acta de convalidación de asignaturas y al que ha tenido acceso El Independiente.
También señaló directamente a Sánchez Magdaleno la jefa de servicio de Gestión Académica y Alumnos, Victoria V.C., cuando declaró ante Pilar Trinidad Núñez el pasado 9 de abril. El acta de su comparecencia es esclarecedor: "Me llamó la gerente general (Teresa Sánchez Magdaleno) justo cuando Fernando Suárez acababa de dejar de ser rector y me dijo que creía que Amalia Calonge había modificado la nota de dos asignaturas del máster que cursó Cristina Cifuentes y me pidió que lo mirara, porque Cifuentes se había portado muy mal con Fernando Suárez".
Forzado por el escándalo del plagio de artículos, el catedrático de Historia del Derecho y de las Instituciones no se pudo presentar a la reelección en febrero de 2017 y entregó el relevo a Javier Ramos, al que había apadrinado frente a la candidatura de la catedrática de Periodismo Rosa Berganza. La destitución de Sánchez Magdaleno por parte del nuevo equipo de gobierno hace casi cuatro meses fue la constatación definitiva del distanciamiento -si no ruptura- entre Suárez y Ramos.
Una jefa de servicio de la URJC dice que Sánchez Magdaleno le pidió los datos sobre Cifuentes tres veces, la última cuando ya no ocupaba la gerencia
El testimonio de esta jefa de servicio alimenta claramente la tesis de que la filtración de los datos que sentenciaron políticamente a Cifuentes -uno de los dirigentes con mayor proyección nacional hasta que el pasado 21 de marzo estalló el escándalo de su máster- no procedía tanto de fuego amigo del PP sino que obedecía a un ajuste de cuentas por haber contribuido al descabalgamiento del rector anterior. Otras fuentes no descartan la confluencia de ambos factores.
La funcionaria explicó a la instructora del expediente de información reservada que, cuando la gerente le pidió la información a principios de febrero de 2017, le indicó que sólo podría conseguirla "un informático" y le sugirió el nombre de Javier P.I. "Me dijo que se lo pidiera y que fuera absolutamente secreto", reveló Victoria V.C.
La jefa de servicio de Gestión Académica y Alumnos cumplió obedientemente la orden de Sánchez Magdaleno y a las 12.22 horas del 9 de febrero de 2017 le envió un correo electrónico en el que le certificaba que el usuario 'Acalonge' -referencia a la funcionaria Amalia Calonge- había modificado el 23 de octubre de 2014 las calificaciones de las dos asignaturas que inicialmente figuraban en el expediente de Cifuentes como 'No presentada' -El Trabajo Fin de Máster (TFM) y La financiación de las comunidades autónomas y las entidades locales- para que le constaran sendos notables (7.5). Victoria V.C. le reenviaba el e-mail que ella había recibido a las 10.28 horas del informático.
La testigo, igualmente, detalló que Sánchez Magdaleno le pidió tres veces "la misma" información y que en la tercera ocasión -"decía que no se veía bien una columna", relató- se negó a llevársela porque ya había sido destituida como gerente. Fue el citado informático quien terminó acercándoselo.
Teniendo en cuenta que dejó de ocupar el cargo el pasado 8 de febrero, ese episodio tuvo necesariamente que suceder semanas antes de que eldiario.es destapara el caso con una información titulada 'Cristina Cifuentes obtuvo su título de máster en una universidad pública con notas falsificadas'. Esa primera publicación está fechada el pasado 21 de marzo.
Las pesquisas internas ordenadas por el rector a la vista de las irregularidades llevaron a la responsable de Inspección de Servicios de la URJC a citar a Irene C.M., jefa de servicio de Pruebas de Acceso, Títulos y Becas. Ésta también aportó detalles sobre el interés especial que había manifestado Sánchez Magdaleno por todo lo concerniente al título de Cifuentes.
Esta funcionaria detalló que se había previsto que la entonces presidenta madrileña retirara su título el 3 de marzo de 2017, aprovechando que Cristina Cifuentes acudiría a la Universidad para asistir a la toma de posesión de Javier Ramos como nuevo rector. De hecho, ella dio instrucciones para que en el libro de registro se preparara el asiento correspondiente, si bien finalmente se cambió de planes y quedó vacío. Pero la inscripción estaba ya rellena, como acredita el recibí.
La recogida del título no tuvo lugar hasta el 16 de noviembre de 2017, cuando Cifuentes acudió a la Universidad junto a la asesora de la Consejería de Educación e Investigación María Teresa Feito -imputada en la causa tras incriminarla la profesora Cecilia Rosado en sede judicial-, su directora de gabinete y comunicación y una becaria. También le acompañó en ese trámite Amalia Calonge, que no dudó en inmortalizar el momento fotografiándose con la dirigente del PP de Madrid. "Se montó un revuelo tremendo, con toda la gente haciéndose fotos con ella", recordó.
El acta de su declaración ofrece otro pasaje más comprometedor para María Teresa Sánchez Magdaleno: "A los cinco minutos me llamó la gerente para preguntarme por qué no la habíamos avisado de que había venido Cristina Cifuentes. Le dijimos que no lo sabíamos porque nos avisaron minutos antes de que subiera y me exigió fotocopia de lo que había firmado la interesada. Me pidió que compulsara la copia del recibí con el original firmado por Cristina Cifuentes. Fui a registro y me atendió Álvaro Jiménez Villapalos porque no se encontraba la jefa de servicio de Registro, Lidia Fernández Sanz. Me hizo la fotocopia y, ante la duda de qué se quería realmente hacer, él mismo llamó a la secretaria de Teresa, Mirian Martínez, para que le indicaran cómo proceder dado que ya no se compulsan documentos, y que tendría que ser un cotejo. Le entregué la fotocopia a Teresa y la dobló". La funcionaria apostilló que ha sido la única vez en su carrera en la que se le ha pedido una gestión similar.
Según ha podido conocer este diario, tanto Victoria V.C. como Irene Irene C.M. han sido dos de los tres testigos que estaban citados a declarar en la tarde de este miércoles en calidad de testigos ante la juez que investiga las irregularidades en torno al máster de Cifuentes. Ésta tendrá que comparecer el próximo 26 de junio, cerrando -al menos de momento- la ronda de declaraciones señaladas por la instructora.
Los testimonios recabados llevó el pasado 12 de abril a Pilar Trinidad Núñez a proponer al rector la apertura de un expediente disciplinario a Sánchez Magdaleno, ante la sospechas de que las capturas de pantalla ordenadas por ésta fueron las que se terminaron publicando en el citado diario digital. También ha sido expedientada la funcionaria Amalia Calonge por modificar dos calificaciones en el expediente de Cifuentes pese a pertenecer a otro servicio ajeno al de posgrado.
Fotocopias en un casillero
Los funcionarios a los que se tomó declaración durante la instrucción del procedimiento de información reservado, suspendido al haberse judicializado el caso, señalan claramente a la ex gerente como la persona que dio la orden para que se obtuvieran los pantallazos. La Universidad puso en marcha una investigación para conocer quién habría sido el filtrador material.
Cuando estalló el escándalo, las sospechas por la filtración se hicieron recaer sobre el profesor de la URJC Salvador Perelló, que reconoció su militancia en el PSOE pero negó que hubiera entrado en la plataforma informática para obtener las pruebas. Perelló sólo admitió que facilitó a la prensa la documentación sobre el curso de posgrado de Cifuentes que, en forma de fotocopias, le habían dejado en su casillero de la Universidad: "Cuando la estudié y vi que eran veraces se las di a los medios de comunicación".
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