Cuando Josep Borrell apareció en Barcelona el pasado 8 de octubre como orador en la tribuna de Sociedad Civil Catalana desde la que arremetió contra el independentismo ante cientos de miles de personas, muchos de los suyos se sorprendieron. Miembro del ala izquierda del PSOE y principal valedor de Pedro Sánchez cuando fue temporalmente defenestrado de Ferraz, Borrell siempre fue atípico: serio, educado en las formas e implacable en el trabajo (es el único ministro de Fomento en inaugurar un AVE a tiempo), poco amigo de las grandilocuencias y frases hechas. Y enemigo declarado del nacionalismo periférico: ya en 2015 -aunque pocos se acuerdan- presentó el libro Las cuentas y los cuentos de la independencia.
En 2015, con ocasión de la presentación del libro, Borrell diría: "En Cataluña, el independentismo se ha convertido en algo religioso, en un acto de fe". Durante la crisis independentista de otoño de 2017, el que fuera efímero candidato a la Presidencia del Gobierno por el PSOE (dimitió en 1999 antes de las elecciones por un escándalo de corrupción que afectó a ex colaboradores) se soltó la melena:
- "Cuando volváis a casa, id a comprar una botella de cava catalán. Nada de boicots y ofensas. Hay que trabajar todos juntos para que reconstruyamos la sensatez", espetó a los asistentes el 8 de octubre. Éstos respondieron con el eslogan "Puigdemont - ¡a prisión!", a lo que Borrell les replicó: "No gritéis como las turbas en el circo romano. A prisión van las personas que dice el juez que tienen que ir".
- Sobre TV3: "Hasta ahora no se nos ha visto ni oído. Por esto es necesario un control democrático de los medios de comunicación públicos, que son una vergüenza democrática".
- "Esta es nuestra estelada", gritó a la vez que blandía la bandera europea. "Tiene las estrellas de la paz, de la convivencia y del derecho. Eso es lo que representa Europa".
- "La convivencia está rota", lamentó en aquel discurso. "Se ha roto entre amigos, entre familiares y en la calle. Y tenemos que rehacerla. Y defender el pluralismo político, porque aquí no se reconoce".
- En un foro empresarial celebrado a finales de septiembre de 2017, Borrell se desmelenó: de la Diada, dijo que "se ha convertido en una manifestación del independentismo de la que han sido expulsadas el resto de las fuerzas políticas"; habló de una "división etnolingüística" inoculada por el soberanismo, "una especie de trumpismo"; y mandó un recado a las empresas por no hablar alto y claro contra el procès: "¿Por qué no lo habéis dicho antes? Todo lo que dijisteis en privado, ¿por qué no lo decíais en público? Si lo hubiesen dicho, quizá esto no estaría pasando".
- En un mitin en diciembre en Sabadell antes de las elecciones catalanas habló de "desinfectar Cataluña" y de "coser heridas". Borrell acudió con Iceta a un mitin del PSC y también ironizó sobre unas declaraciones de Junqueras, que acababa de ingresar en prisión: "Me recuerda el cura de mi pueblo, tienen la misma arquitectura física y mental", ironizó. Despertó muchas críticas.
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