Todas las miradas se dirigen al norte. A Galicia. Alberto Núñez Feijóo es, en principio, el mejor posicionado para la carrera sucesoria de Mariano Rajoy. Y lo es por partida doble. Primero porque es el que concita más apoyos directos tras la anunciada marcha de Mariano Rajoy y, segundo, porque no abriría frentes internos en el partido entre los sectores que podrían inclinarse bien por Soraya Sáenz de Santamaría o por María Dolores de Cospedal. El gallego es consciente de que está a la cabeza de las preferencias de la mayoría de los barones territoriales del partido, los que están llamados a tener un papel protagónico en el desenlace de la sucesión. Ni un congreso de "dedazo" ni uno de confrontación, sino un pacto entre "baronías" para pactar al "heredero".
Senador por designación autonómica
Uno de los escollos principales contra Feijóo reside en el hecho de que no se le puede obligar a dejar el gobierno de la Xunta gallega para asumir el liderazgo de los populares españoles sin tener siquiera asiento en el Congreso de los Diputados. Pero no hay nada que le impida compatibilizar ambas responsabilidades. A fin de cuentas la socialista Susana Díaz pretendía también dirigir el PSOE desde la Junta de Andalucía. Otros, en cambio, prefieren que el gallego cambie de residencia y se instale en Madrid. Proponen un escaño en el Senado por designación autonómica. Bastaría con que uno de los elegidos por el Parlamento de Galicia en la cuota del PP renunciara para que, al menos, pudiera medirse con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al menos un martes al mes.
Simultáneamente, deberá ordenar la sucesión en Galicia, el único gobierno autonómico donde el PP conservó la mayoría absoluta. No deja de ser un riesgo comprometer la misma, pero a cambio tendría en el liderazgo del partido al que consideran el mejor preparado para afrontar el futuro con garantías de éxito. Sobre su propia sucesión gallega, creen que Alfonso Rueda, vicepresidente de la Xunta y consejero de Presidencia, Administraciones Públicas y Justicia, puede resultar un recambio satisfactorio.
La mayoría de los 'barones' se inclina por acudir al cónclave del mes de julio con un solo nombre
La mayoría de los "barones" se inclina por acudir al cónclave del mes de julio con un solo nombre para evitar "pelearnos en la antesala de los comicios locales y autonómicas", aunque el hecho de que vaya a celebrarse antes de verano y no después, lo distancia de esa cita electoral y permite, porqué no, que pueda haber más de una lista, algo que no se ha visto en el PP desde que Antonio Hernández Mancha y Miguel Herrero se enfrentaron en el congreso nacional de 1987 . Ganó Hernández Mancha, cuya presidencia fue efímera y llena de zancadillas internas.
"Unidad" ha sido la palabra más pronunciada por los líderes regionales del PP que uno tras uno han tomado la palabra tras la despedida de Rajoy. Acostumbrados a una especie de silencio de los corderos, a no hablar en las reuniones del partido, la decisión de su todavía jefe de filas les ha allanado el camino. Entre lágrimas, -"prácticamente nos hemos emocionado todos", afirma un miembro de la ejecutiva- se cumple aquello que decía Alfredo Pérez Rubalcaba de que en España enterramos muy bien. Rajoy ha sido despedido entre halagos y agradecimientos cuando todos se recuperan de la sorpresa de un calendario frenético que no imaginaban.
Y Rajoy pisó el acelerador
Contra su inveterada costumbre, esta vez ha pisado el acelerador para tener todo resuelto antes de las vacaciones de verano y entrar en el nuevo curso parlamentario con el partido renovado. Van a ser semanas de conversaciones cruzadas entre los principales dirigentes nacionales y territoriales del partido. Respecto a quién debe ser la persona que coordine esta tarea, una vez que Rajoy ha explicitado que no tiene ninguna intención de "intervenir" en el proceso y que Cospedal puede considerarse parte interesada, señalan al presidente autonómico más veterano que, encima, también ha puesto fecha de caducidad a su vida política: el castellano-leonés Juan Vicente Herrera. Fuentes próximas a él aseguran que está al margen de las guerras de sucesión, que puede jugar el papel de "hombre justo" que tutele las distintas visiones sobre la era post Rajoy.
El sucesor deberá elegir a su equipo en Génova e incorporar, si así lo cree oportuno, cambios en los Grupos Parlamentarios de Congreso y Senado. Si se va a la fórmula de simultanear, al menos durante un periodo, la presidencia de la Xunta y el liderazgo popular, necesita un secretario general con dedicación exclusiva al partido. Además, estando en la oposición la tarea en el Congreso es prioritaria.
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