El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, eligió en persona el puerto de Valencia como lugar de acogida de los más de 600 inmigrantes del barco Aquarius al que las autoridades italianas negaron arribar a tierra. La elección no fue casual, y aunque desde Moncloa señalan que es "una decisión lógica" puesto que es "un gran puerto en línea con la singladura del barco", Sánchez consigue dos cosas. Esto es, no dar bazas a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que se había ofrecido a acoger a los inmigrantes, y en la misma medida, pero en sentido contrario, impulsar al gobierno valenciano, al frente del cual está el socialista Ximo Puig.
Este es, sin duda, uno de esos gestos políticos con los que Sánchez puede volver a atraer a la extensa base social que votaba socialismo y que decidió encaminar sus pasos hacia Podemos. El desembarco en Barcelona del Aquarius le hubiera permitido a En Comú Podem y a Colau rentabilizar la llegada de los subsaharianos, poco menos que a la deriva, en puerto de nadie. Pero el jefe del Ejecutivo se le adelantó con una decisión que, insisten desde Moncloa, es puntual para atender una situación de emergencia humanitaria que no cambia, al menos de momento, las políticas de inmigración del Gobierno.
Puig, Fernández Vara y Armengol
Además, tanto Puig como su vicepresidenta, Mónica Oltra, ya se ofrecieron a ser puerto de entrada de refugiados sirios, incluso poniendo a disposición de los mismos un barco que los recogiera conforme al compromiso del anterior gobierno de acoger a 17.000 ciudadanos perseguidos por el régimen de Assad. La propuesta de Sánchez ha sido acogida por otros barones socialistas que como el extremeño Guillermo Fernández Vara o la balear Francina Armengol se pusieron a disposición del Ejecutivo para dar cobijo a algunas de esas 629 personas rechazadas por el nuevo y xenófobo gobierno de Italia.
Acabo de comunicar al gobierno nuestra disposición para acoger en Extremadura a una parte de las personas que se encuentran en el Aquarius.
— Guillermo Fdez Vara (@GFVara) June 11, 2018
El también presidente socialista de Aragón, Javier Lambán, decía hasta tener "preparado todo el operativo" para recibir a inmigrantes del Aquarius. Fuera de las filas socialistas, se ha sumado el lehendakari, Íñigo Urkullu, no así ninguna comunidad gobernada por el PP, partido que ayer guardó silencio sobre este asunto quizá por hallarse en mitad de un proceso congresual que arrancó ayer en la reunión de su Junta Directiva Nacional y porque no deja de ser para ellos una cuestión incómoda.
Lo más probable es que el Aquarius no desembarque en España
En todo caso, lo más probable es que el Aquarius no desembarque en España por propia recomendación de Médicos Sin Fronteras, que creen que es imposible e inseguro llegar hasta las costas de nuestro país. El ministro de Asuntos Exteriores y para la Unión Europea, Josep Borrell, admitió la pasada noche en declaraciones a Hora 25 que "estamos estudiando cuáles podrían ser las alternativas".
Dice que Pedro Sánchez, en una decisión personal, "ha hecho un gesto que trata de poner en marcha una dinámica europea" para centrar la atención sobre la presión migratoria de la frontera sur de la Unión Europea. "Una vez es Grecia, otra Italia y otra podemos ser nosotros" ha agregado para apostar por "una solución estructural a un problema estructural al que hay que hacer frente de manera urgente".
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