Donald Trump quiere que su nombre quede inscrito en los libros de Historia. Es el primer presidente de Estados Unidos que se reúne con un líder de Corea del Norte. Kim Jong-un, a quien Trump llamó "enano gordo", es ahora un negociador estrella en lo que las dos Coreas coinciden en calificar como "la cumbre del siglo".
Finalmente, ambos líderes se han estrechado la mano durante 14 segundos este martes a primera hora de la mañana a su llegada al Hotel Capella, en la isla singapurense de Sentosa, al inicio de una histórica cumbre que puede ser el principio del fin de la amenaza nuclear norcoreana. La desnuclearización de la Península de Corea será "rápida, total e irreversible", según lo acordado.
En realidad, es una promesa pero Trump se da por contento ya que así terminarán "los juegos de guerra". Reconoció el presidente de EEUU que tendrán que seguir trabajando y EEUU se comprometió a no realizar más ejercicios militares con Corea del Sur.
Kim reconoció antes de suscribir el pacto con Trump: "Hemos celebrado una cumbre histórica y hemos decidido dejar el pasado atrás. Hemos firmado un acuerdo histórico. El mundo verá un gran cambio".
Trump y su nuevo amigo, Kim Jong-un, han firmado una declaración que consta de cuatro puntos, según la versión a la que ha accedido la BBC. EEUU y la República Popular Democrática de Corea se comprometen a establecer nuevas relaciones con el deseo de sus pueblos de paz y prosperidad. Unirán sus esfuerzos para construir un régimen de paz estable y duradera en la Península de Corea.
Se reafirma la declaración de Panmunjom del 27 de abril de 2018 por la que Pyongyang se compromete a "trabajar en la completa desnuclearización" de la Península. Y los dos países repatriarán los restos de presos de guerra y desaparecidos que hayan sido identificados.
Pyongyang obtiene garantías de seguridad de Estados Unidos a cambio de comenzar su rápida desnuclearización. En realidad, el proceso es complejo y duraría una década, según los expertos, pero al menos no habrá de momento más ensayos nucleares. Los expertos en una primera evaluación dan por claro vencedor a Kim Jong-un, que logra ser reconocido como interlocutor y consigue más (seguridad, no más sanaciones) a cambio de su promesa de desnuclearización.
"Todo ha ido mucho mejor de lo que nadie podía esperar, dijo Trump, antes de que los dos firmaran el documento, que viene a ser una carta de buenos propósitos. Kim Jong-un, con ese apretón de manos, logra su deseado reconocimiento internacional. Ahora Trump le ve "como un negociador muy valioso y muy inteligente".
"Tendremos una relación estupenda", agregó el presidente de EEUU. Muestra de que ha congeniado con Kim y que realmente confía en el futuro de esta cooperación, Trump ha invitado al líder norcoreano a visitarle en la Casa Blanca. En la rueda de prensa posterior, Trump reconoció: "Puede que dentro de seis meses les diga que hoy estaba equivocado, Pero ya encontraré alguna excusa". Lo cierto es que Trump es quien mejor conoce a Trump.
El esperado cara a cara, en el que sólo han participado los protagonistas y sus respectivos traductores, ha empezado poco después de las 9.00 (hora local) y ha durado aproximadamente 40 minutos, según ha recogido la cadena de noticias CNN. Posteriormente, ambos dirigentes han acudido a un encuentro bilateral ampliado que ha finalizado sobre las 11.30 (hora local) y ha dado paso a una comida de trabajo. Junto a Trump han participado en este almuerzo el secretario de Estado, Mike Pompeo, el jefe del Estado Mayor del Ejército, John Kelly, y el asesor de Seguridad Nacional, John Bolton.
El dirigente estadounidense, que ha calificado de "honor" la posibilidad de reunirse con Kim, ha intercambiado unas pocas palabras con el dirigente norcoreano tras estrecharle la mano y ha expresado que se "siente muy bien" y que espera que la cumbre sea "un todo un logro".
Además, ha aventurado que, "sin duda", ambos tendrán "una relación fantástica a partir de ahora" dado que el encuentro "va muy bien". "Juntos vamos a solucionar un gran problema, un gran dilema", ha añadido, según ha recogido la agencia de noticias Yonhap. Como preveía Trump, todo fue aparentemente sobre ruedas. A Trump y a Kim les viene muy bien presentarse como excelentes negociadores capaces de lograr lo que parecía imposible hace apenas unos meses.
Kim: "No ha sido fácil"
Kim, por su parte, ha asegurado que el camino para llegar a las conversaciones "no ha sido fácil" y que los dos han tenido que enfrentarse a numerosos "obstáculos" y "prejuicios" para hacer posible el encuentro.
"No ha sido sencillo llegar aquí. El pasado no nos ha dejado avanzar y las viejas prácticas y prejuicios nos han cegado, pero hemos sido capaces de sobreponernos a todo y llegar aquí hoy", ha manifestado Kim, que ha destacado que el cara a cara parece sacado de "una película de ciencia ficción".
"Creo que el mundo entero está viendo este momento. Muchas personas pensarán que esto es algún tipo de fantasía solo vista en ciencia ficción", ha bromeado el dirigente, que ha expresado que la cumbre es "un buen preludio para la paz".
"Una nueva era"
Hace un año ni los más optimistas soñaban con que Trump, "un trastornado mental", a juicio de Kim, y el líder norcoreano, un apestado para la mayor parte de la comunidad internacional, pudieran ni siquiera hablar por teléfono sin que fuera para declararse la guerra. Singapur, en concreto el Hotel Capella de la isla de Sentosa, ha sido el escenario de este singular vis a vis.
En privado y con la única presencia de los intérpretes, por fin se conocerían Trump y Kim Jong-un. Para el líder norocoreano, ya es un éxito que se celebre el encuentro. Los medios norcoreanos hablan de "una nueva era" que inauguran "el respetado Líder Supremo" y el presidente de Estados Unidos.
Del fuego y la furia que prometía Trump contra la Corea del Norte que realizaba ensayos nucleares sin fin a un horizonte en el que la negociación se impone sobre el uso de la fuerza. Las bravatas verbales llegaron a un punto de no retorno entre los dos mandatarios.
Kim Jong-un era el "hombre cohete" y EEUU iba a arrasar el país. Corea del Norte hacía caso omiso de las amenazas de Estados Unidos. El mundo parecía estar al borde del precipicio nuclear. En 2017 el régimen de Pyongyang realizó tres pruebas con misiles balísticos intercontinentales y en Guam estaban en alerta constante.
Sin embargo, cuando todo parecía perdido, y los halcones se hacían fuertes en la Casa Blanca, llegó el giro copernicano. Fue posible, gracias sobre todo a la intervención de un tercer actor, Corea del Sur. El nuevo presidente, Moon Jae-in, que llegó al poder tras la caída por un escándalo de corrupción y abuso de poder su antecesora, Park Geun-hye, apostó por la diplomacia y ha ganado de momento la partida.
Lo que ha cambiado ha sido Corea del Sur y su presidente, Moon Jae.in, que ven la negociación como única vía posible", dice Xulio Ríos
"Lo que ha cambiado la ecuación ha sido Corea del Sur y su presidente, Moon Jae-in. El cambio de gobierno en Seúl ha facilitado que se abra el camino. Seúl tiene claro que es la única vía posible. Tiene grandes expectativas en la distensión y en una relación positiva en el aspecto económico y político", asegura Xulio Ríos, director del Observatorio de Política China.
"Para Kim es un éxito que se celebre la cumbre y como Trump es un gran vendedor intentará presentarlo como un gran acuerdo. Ninguno de sus predecesores llegó tan lejos", añade Ríos.
Las dos Coreas aún no han firmado la paz tras la guerra que terminó con un armisticio en 1953. Los avances en estas negociaciones entre Estados Unidos y Corea del Norte conducirán a que finalmente la paz quede fijada en un texto blanco sobre negro.
Estados Unidos necesita una señal clara de que Pyongyang emprende el camino de la desnuclearización y Corea del Norte busca, sobre todo, el reconocimiento internacional, objetivo ya conseguido, y además recompensas económicas, es decir, el levantamiento de sanciones y acuerdos comerciales, especialmente con Corea del Sur.
Junto a Corea del Sur, el papel de China también ha sido fundamental. Según Xulio Ríos, "China maniobró rápidamente cuando el diálogo se veía posible. De no recibir a Kim pasó a verle dos veces y estrechó la relación con Kim. A China le interesa la desnuclearización y la estabilidad en Corea. Tratarán de seguir siendo un actor determinante y al mismo tiempo contener la influencia de EEUU en la Península. Le interesa el diálogo pero no la unificación".
Es posible que el paso siguiente a esta cumbre entre Trump y Kim Jong-un sean conversaciones a cuatro, incluyendo a Corea del Sur y a China. Será el principio de un proceso, y una oportunidad fotográfica de oro para los dos líderes más surrealistas del planeta. Es interesante destacar que Kim Jong-un aterrizó en Singapur horas antes que Trump en un avión de las líneas aéreas chinas. La aviación norcoreana está muy anticuada y Xi Jingpin le ofreció uno de los aparatos que utiliza en sus desplazamientos.
Trump viene de pelearse con sus antiguos aliados del G-7, especialmente con Canadá, por la guerra comercial que ha declarado a la Unión Europea y a Canadá. Necesita demostrar al mundo que es un negociador nato y que busca el bien de los americanos. Kim Jong-un ha pasado de ser "un enano gordo" a verse con el líder del país más poderoso del mundo a solas.
"Lo que nos viene demostrando Trump es que tiene más facilidad para establecer esa química con líderes controvertidos que con los otros. Está claro que las relaciones difíciles las tiene con los hipotéticos aliados. Es más comprensivo con Putin o con Kim que con Trudeau o Macron", señala Ríos, autor de China moderna. Una inmersión rápida.
De momento ya es un milagro que la cumbre haya tenido lugar. Cuando ya todo estaba en marcha, el presidente de EEUU, Donald Trump, anunció el 24 de mayo que cancelaba el encuentro. Envió una carta a Kim Jong-un para comunicarle su decisión. El vicepresidente Mike Pence había advertido a los norcoreanos que su país tendría el mismo destino que Libia si no se llegaba a un acuerdo.
El viceministro norcoreano de Exteriores calificó los comentarios de "absurdos, imprudentes y desenfrenados". De ahí a la ruptura. Afortunadamente Corea del Sur puso en marcha la maquinaria diplomática con éxito y pudo mantenerse el encuentro en la misma fecha y el mismo lugar. Singapur ha dedicado 20 millones de dólares al evento, la mitad dedicada a seguridad. Kim y Trump han coincidido en elogiar la hospitalidad de Singapur. Así empezaba una cumbre que puede ser el inicio de una nueva era, como preveía y deseaba el presidente surcoreano, Moon Jae-in. La Península coreana va camino de ser un espacio de paz. Kim tiene razón: pura ciencia ficción.
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