Los cuatro años de democracia que ya contabiliza España han dado para muchos avatares. Y aunque eventos como la caída de un Gobierno a través de una moción de censura eran hasta hace escasos días inéditos, las dimisiones en los ministerios acumulan ya un amplio historial. Desde la formación del primer Gobierno democrático en el verano de 1977, y hasta el día de hoy con la dimisión de Màxim Huerta como responsable de Cultura y Deporte, casi treinta ministros han renunciado, por unas u otras razones, a sus cargos al frente de alguna cartera en el Ejecutivo.
No hay que remontarse muy lejos para encontrarse el caso más reciente. Este mismo febrero, el hasta entonces ministro de Economía, Luis de Guindos, abandonaba sus responsabilidades ministeriales, en un movimiento que no respondía, ni mucho menos, a ningún escándalo, sino que respondía a su elección como vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE).
Antes de él, y en un caso más controvertido, fue José Manuel Soria el que se vio obligado a cesar en sus funciones como ministro de Industria, Energía y Turismo. Su vinculación con una serie de empresas registradas en distintos paraísos fiscales socavó sus opciones de permanecer en el cargo, forzando su renuncia en abril de 2016, cuando el Gobierno se encontraba en funciones.
Otros casos polémicos durante el mandato de Mariano Rajoy los protagonizaron Alberto Ruiz Gallardón y Ana Mato. El primero decidió abandonar el cargo como responsable de Justicia por el rechazo del presidente a la reforma que había planteado de la Ley de Aborto. A Mato, por su parte, fue su relación con el caso Gürtel, el que le llevó a renunciar a la cartera de Sanidad, ya que estaba siendo investigada -y recientemente ha sido condenada- como beneficiaria a título lucrativo.
Además, el ministro de Educación José Ignacio Wert, se marchó del Ministerio de Educación para ocupar el cargo de embajador de España ante la OCDE, mientras que Miguel Ángel Arias Cañete, responsable de Agricultura, partió hacia Bruselas, como líder de la candidatura del PP al Parlamento Europeo en la primavera de 2014.
Los gobiernos de Zapatero y Aznar
A lo largo de las dos legislaturas de José Luis Rodríguez Zapatero como presidente fueron cuatro los ministros dimisionarios. José Bono dejó Defensa, alegando motivos personales; José Montilla renunció a su puesto en el Gobierno central, para encabezar la candidatura del PSC a la Generalitat Catalana; y el ministro de Justicia Juan Fernando López Aguilar hizo lo propio para presentarse al Gobierno de Canarias.
La más polémica de las salidas que se produjeron en este periodo la protagonizó Mariano Fernández Bermejo, que fue, precisamente, el sustituto de López Aguilar en Justicia. Su participación en una cacería junto al juez Baltasar Garzón, que por entonces investigaba una trama corrupta en el PP, fue el motivo de su dimisión en febrero de 2009.
También fueron cuatro los ministros que renunciaron a sus cargos durante los ocho años de presidencia de José María Aznar. El primero fue Manuel Pimentel, que dejó en 2000 el puesto de ministro de Trabajo, al conocerse que la mujer del director general de Migraciones, uno de sus cargos de confianza, era propietaria de una empresa de formación que se benefició de fondos públicos. Ese mismo año, Abel Matutes abandonó Exteriores, por razones de salud, mientras que Eduardo Serra alegó motivos personales para dimitir como ministro de Defensa. En 2003, Jaume Matas renunció a la cartera de Medio Ambiente para centrarse en su candidatura a la presidencia de Baleares.
Diez salidas con Felipe González
Entre 1982 y 1996, los años en los que se extendió la presidencia de Felipe González, fueron diez las renuncias que se produjeron en sus distintos Gabinetes. La primera fue la de Miguel Boyer, ministro de Economía, que optó por abandonar el cargo en 1985, tras protagonizar distintos encontronazos con el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra. Y precisamente, éste sería el siguiente en dimitir, ya en 1991, acosado por un escándalo de corrupción en el que estaba implicado su hermano, Juan Guerra.
A Julián García Valverde fue una venta irregular de terrenos por parte de Renfe, mientras el dirigía la empresa ferroviaria, la que le obligó en 1992 a cesar como responsable del Ministerio de Sanidad y Consumo. Ese mismo año, Francisco Fernández Ordóñez dejó el Ejecutivo, en el que ocupaba la cartera de Exteriores, por problemas de salud, que le acabaron costando la vida meses después. También en 1992 se produjo la salida de Manuel Cháves, hasta entonces ministro de Trabajo, que partió hacia Andalucía para presidir la Junta.
Vicente Albero dimitió en 1994 por haber defraudado a Hacienda 20 millones de pesetas
Un encontronazo con la Justicia fue el detonante de la dimisión de José Luis Corcuera, en 1993, que se produjo después de que el Tribunal Constitucional declarara ilegal parte de la Ley de Seguridad Ciudadana que él mismo había promovido -y que había sido bautizada como Ley Corcuera. Un año después, Antoni Asunción renunció como ministro de Interior, tras sólo cinco meses en el cargo, asumiendo la responsabilidad política por la huida del director general de la Guardia Civil, Luis Roldán.
En mayo de 1994 dejaba el cargo el responsable de Agricultura, Vicente Albero. Su renuncia se produjo un problema con Hacienda, al conocerse que había defraudado 20 millones de pesetas al fisco. El escándalo de las escuchas ilegales del CESID fue el detonante de la dimisión de Narcís Serra como vicepresidente y de Julián García Vargas como ministro de Defensa.
Los años de la UCD
El mandato de Leopoldo Calvo Sotelo fue breve, pero suficiente para que se produjeran dos dimisiones. La primera fue la de Fernández Ordóñez -que también dimitió diez años después, en un Gobierno de González-. El que fuera ministro de Hacienda y Justicia con Adolfo Suárez, renunciaría a la última de éstas carteras, en 1982, en protesta por unos casos de tortura policial. También en 1982 se produjo la salida del Ejecutivo del ministro de Agricultura, José Luis Álvarez, justo antes de abandonar la UCD para ingresar en el Partido Demócrata Popular.
Con Adolfo Suárez, la primera dimisión se produjo antes, incluso, de las primeras elecciones democráticas. Fue el almirante Gabriel Pita da Veiga el que evidenció con su salida del Gobierno, en abril de 1977, su desacuerdo con la decisión de legalizar el Partido Comunista. En 1978 tuvo lugar la marcha de Enrique Fuentes Quintana, vicepresidente segundo de Asuntos Económicos, por discrepancias con otros ministros.
Y ya en 1980 Fernando Abril Martorell, vicepresidente del Gobierno, abandonó el cargo por sus crecientes diferencias con Adolfo Suárez. El propio Suárez renunciaría a la presidencia al año siguiente.
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