Todos los ojos estaban vueltos hacia el norte, hacia Alberto Núñez Feijóo, que contra su decisión inicial, no pudo apurar los plazos y ayer anunció, contra todo pronóstico, que no aspirará a la presidencia del Partido Popular en sustitución de Mariano Rajoy. Su negativa augura una lucha descarnada por el control del partido entre María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría, ambas pendientes de lo que hiciera el presidente de la Xunta.
Y es que de la decisión de Feijóo dependen los futuros pasos de las dos mujeres con más ascendente en el PP. Cospedal celebra este martes la Junta Directiva del PP de Castilla-La Mancha. Es una reunión ordinaria, tocaba, y, en principio va a ser a puerta cerrada y, a su término, informará de la misma el portavoz de los populares castellanomanchegos, Lorenzo Robisco.
Me comprometí con los gallegos hasta 2020 y sin haber completado mi compromiso no puedo fallarles, porque sería fallarme a mí mismo. ANF
— Alberto Núñez Feijóo (@FeijooGalicia) June 18, 2018
Fuentes próximas a la todavía número dos del PP afirman tajantes que "nadie puede hablar en su nombre. Nadie sabe lo que va a hacer". Que el presidente de la Xunta se haya retirado de la carrera podría animarla a ella a dar el paso, sobre todo si barrunta que la ex vicepresidenta ve despejada en buena medida el panorama. De hecho, un miembro del núcleo duro del PP considera que a Cospedal "no le queda más remedio que presentarse", lo que podría despejar este martes.
Por su parte, Sáenz de Santamaría ha sido la más silente de todas. "Lo que haya está en su cabeza", dicen, en este caso, personas de su entorno, "su decisión no depende de nada. Está muy tranquila". Respecto a si estos días ha hablado con compañeros de partido afirman que "claro que habrá hablado con gente", aunque, de momento, no hay nada convocado para hacer ningún anuncio. La espantada del presidente de la Xunta le abre muchas posibilidades. De hecho, los sorayistas creen que la ex vicepresidenta es la baza más segura para volver a ganar las elecciones y que debe anunciar rápido su candidatura.
La presentación de la candidatura de Casado tomó por sorpresa a Feijóo y los suyos
Feijóo adelantó su decisión empujado por la sorpresiva aparición de Pablo Casado en la carrera sucesoria. Fuentes del PP gallego admiten que "es verdad que no contábamos con que se presentara Pablo, lo que hizo mover todo más rápido". Conforme al que era su compromiso, Feijóo convocó a la Junta Directiva Regional del PP gallego, para que fuera el máximo órgano del partido entre congresos el primero en conocer el paso que había decidido no dar su jefe de filas.
En principio, la intención del presidente de la Xunta era apurar hasta el fin del plazo de presentación de candidaturas para el cónclave de los días 20 y 21 de julio, este miércoles, siguiendo el mismo mecanismo que le encumbró al liderazgo del PP gallego en 2007, al objeto de que los demás se retrataran antes. Pero la irrupción de Casado con esas enigmáticas palabras cargadas de reproche respecto a que ha habido mucho "arrastrar los pies" y que él sí quiere "presidir el PP", han sonado a aldabonazo del que ha tomado buena cuenta el presidente gallego para aclarar este lunes mismo su negativa a asumir el reto.
Futuros pactos
Este no deja de ser el primer paso de un proceso precongresual que todavía puede deparar muchas sorpresas, además de las ya acumuladas. Por lo pronto ya hay cuatro candidatos confirmados, Casado, además de José Manuel Margallo, José Ramón García Hernandez y el valenciano y ex líder de nuevas Generaciones regionales José Luis Bayo. No es descartable que algunas de ellas no lleguen al 5 de julio, día de las primarias y, que del resto acabe produciéndose un proceso de confluencia, de unidad. Sólo llegarán "vivas" al congreso extraordinario las dos listas más votadas.
Además, Casado tiene sobre la mesa la investigación de su máster. La jueza que instruye el caso ha enviado un requerimiento al Congreso para que certifique si éste tiene acta de diputado antes de derivar, llegado el caso, la instrucción al Supremo al tratarse de un aforado.
Feijóo, que admitió haber reflexionado estos días sobre sus opciones en Génova, eligió para su anuncio una escenografía que permitía especular con un adiós a Galicia. Y después de muchos circunloquios y con sus dosis de emoción anunció que "no puedo fallar a los gallegos porque sería también fallarme a mí mismo. Ya lo he dicho".
"Ni incoherencia ni faltar a la palabra"
Luego pasó a defender que el PP "tiene que abrir una nueva etapa que marque la diferencia con otros partidos. No podemos permitirnos ni la incoherencia y faltar a la palabra. Por encima del yo están las personas a las que nos debemos. La política va más allá del Puente Aéreo Madrid-Barcelona y se puede y se debe hacer política nacional desde Galicia", pero no como líder nacional del PP, lo que deja en estado de orfandad a un amplio sector de la militancia popular.
Si entran en juego Cospedal y Santamaría el PP puede entrar en un ciclo de enfrentamiento total, a tumba abierta que pondría a prueba las costuras del primer partido del país, sobre todo, habida cuenta de que no toca poder. El choque de trenes sería de grandes dimensiones.
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