La Guardia Civil ha aprobado este miércoles la orden que regulará a partir de ahora el aspecto físico de los agentes, que no podrán lucir bigotes largos ni exhibir tatuajes que queden visibles. La norma ha salido adelante pese a que algunas asociaciones profesionales habían pedido al nuevo ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que no asumiera el proyecto heredado de su antecesor y sometiera el borrador a una mayor discusión para acercar posturas.
Tres meses después de que empezara a negociarse, el pleno del Consejo de la Guardia Civil ha refrendado la denominada Orden general sobre normas de policía personal, aspecto físico y trato con la ciudadanía, con la que la dirección trata de unificar las normas sobre uniformidad y actualizarlas a los "tiempos actuales". En representación del ministro, que asistía a la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados, en el arranque de la reunión ha estado presente la nueva subsecretaria de Estado de Seguridad, Isabel Goicoechea.
Según ha podido confirmar El Independiente, siete de las ocho asociaciones profesionales han votado en contra de la aprobación de esta nueva orden a excepción de APROGC. La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) ha anunciado que lo impugnarán judicialmente.
La nueva norma, que entrará en vigor el día siguiente a su publicación en el Boletín Oficial de la Guardia Civil, establece restrictivas normas que van desde el "decoro y la policía personal" que deben observar los funcionarios cuando visten el uniforme hasta cómo debe ser su comportamiento y el trato con el ciudadano cuando se encuentran de servicio.
"Los especiales cometidos que lleva a cabo la Institución (…) hacen necesario que tanto el comportamiento hacia los ciudadanos como la policía personal de los guardias civiles sigan unas pautas y directrices comunes que aporten a todos sus componentes los necesarios caracteres de homogeneidad, neutralidad e imparcialidad que devienen inexcusables para el correcto desempeño de las misiones constitucionalmente asignadas", justifica el texto.
El ministro tendría que eliminar el tatuaje que luce en su muñeca derecha si quisiera ingresar en el Cuerpo al quedar visible con el uniforme de verano
Uno de los puntos estrella de la norma es la regulación de los tatuajes. Los agentes con dibujos corporales tendrán que realizar una "declaración jurada" en la que quede constancia del número, lugar y descripción de los mismos y cubrirlos "mediante apósitos o vendas de compresión que tengan un color similar al de la propia piel o del uniforme" o bien utilizando "maquillaje" para que queden ocultos.
En el caso de que el funcionario ingrese en el Cuerpo después de la entrada en vigor de esta orden y tuviese ya dibujos corporales, aquél no sólo podría incurrir en responsabilidades disciplinarias sino que además tendría que proceder a su eliminación para que no fuera visible con ninguna de las uniformidades. Es lo que tendría que hacer el juez en excedencia Grande-Marlaska si hipotéticamente quisiera acceder a la Guardia Civil, dado que luce un tatuaje en su muñeca derecha -con el lema 'Ni pena ni miedo'- que quedaría visible con el atuendo de verano.
En todo caso, quedan prohibidos los tatuajes que "contengan expresiones o imágenes contrarias a los valores constitucionales, autoridades o virtudes militares que supongan desdoro para el uniforme" y que "puedan atentar contra la disciplina o la imagen de la Guardia Civil en cualquiera de sus formas, que reflejen motivos obscenos o inciten a discriminaciones de tipo sexual, racial, étnico o religioso".
Igualmente, los agentes que los tuvieran quedan obligados a retirar o tapar con apósitos de color similar al de la piel los "pendientes, aros u otros ornamentos insertados en perforaciones hechas en partes distintas al lóbulo de la oreja".
Los agentes no podrán tener ni uñas ni patillas largas, ni cortes de pelo con escalones y el espesor máximo de la barba será de tres centímetros
El cabello es también regulado de forma pormenorizado en la nueva orden. Así, el pelo deberá estar siempre "aseado y peinado" y se prohibirían los cortes y peinados irregulares, como escalones, trasquilones o aquellos en los que una zona queda completamente rasurada y otra con pelo largo. Sí se autoriza que la cabeza esté completamente rapada, pero no así rastas ni "pequeñas trenzas tipo étnico".
Los funcionarios no podrán tampoco lucir el bigote que deseen. En concreto, éste no podrá "descender de la comisura de los labios por sus bordes laterales sin sobrepasarlas", no podrá unirse a las patillas, deberá dejar visible el labio superior, estar permanentemente aseado y su densidad y distribución tendrá que ser "simétrica y continua en toda la zona".
En cuanto a las patillas, éstas "se cortarán horizontalmente y serán simétricas, sin que desciendan por debajo de la altura media del pabellón de la oreja, ni ascienda tanto que queden suprimidas". Asimismo, tendrán que tener una anchura y espesor "uniformes" e idénticos al de los cabellos que quedan a la altura de la sien.
De otro lado, la barba sólo queda autorizada si incluye el bigote. "Se llevará recortada y arreglada de manera uniforme con una longitud máxima de tres centímetros de espesor y no descenderá del medio cuello (nuez)”, explica el borrador, que prevé el uso de perilla si cubre el mentón en su totalidad y su anchura no supera la del bigote. El agente que deseara lucir bigote, barba o perilla tendría que esperar a que creciera “durante los periodos en los que no se preste servicio", establece la orden.
La nueva norma impide a los funcionarios mascar chicle y fumar en horario de trabajo, así como mantener conversaciones ajenas al servicio
No son los únicos aspectos físicos que quedan regulados. Así, las uñas no podrán exceder el borde del dedo -en los hombres- y sobrepasarlo en tan solo tres milímetros en el caso de las mujeres; el maquillaje queda exclusivamente autorizado para las féminas salvo prescripción médica en el caso de los varones, y el ancho de la esfera de los relojes no podrán superar el de la muñeca.
Quedan también desautorizadas las monturas y colores gafas que no sean discretas, éstas no podrán colocarse encima de la cabeza en forma de diadema ni colgando de ninguna parte del uniforme y tampoco se podrán exhibir llaveros que queden a la vista.
La orden dedica también un artículo de diez puntos a regular el trato con la ciudadanía. A este respecto, se considera necesaria la "observancia rigurosa de las normas básicas de actuación, educación y ciudadanía", evitando las actitudes y conductas que puedan dañar la imagen de la Guardia Civil.
De "usted" al ciudadano
"El trato con la población ha de ser cortés y respetuoso, de forma que vean en el guardia civil a una persona predispuesta a ayudar y servir, actitud que ha de ser compatible con la firmeza que, en su caso, se debe aportar en la aplicación de las leyes y reglamentos. El tratamiento a los ciudadanos, por defecto, ha de ser siempre de ‘usted’, salvo que expresamente le autoricen el tuteo, en cuyo caso será mutuo", añade.
Entre los aspectos propuestos que más ha irritado a los agentes se encuentra la prohibición de charlas que "no tengan relación con el servicio". No se autorizarían tampoco las conversaciones prolongadas y en voz alta, las risas estridentes, la gesticulación exagerada, fumar fuera de los periodos de pausa, masticar chicle u otro tipo de alimento vistiendo el uniforme o llevar las manos en los bolsillos.
Asociaciones profesionales como la AUGC habían instado en las últimas semanas al nuevo ministro del Interior a aplazar la aprobación de la norma para que ésta siguiera siendo debatida. En su opinión, el texto regula derechos fundamentales que debieran llevarse a cabo mediante otra figura legislativa y no mediante una orden general, por lo que advertían que estudiarían recurrirla por vulnerar derechos fundamentales.
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