Whatsapp, Facebook, Telegram, Viber, Skype... Hay cientos de aplicaciones para comunicarnos, reinan en nuestros smartphones. Cumplen una función que no es nueva, no han inventado nada, sólo lo han convertido en algo instantáneo.
El precursor de todas ellas, la inspiración que las vio nacer, es el SMS, así bautizado por la siglas de Short Message System o Sistema de Mensajes Cortos. A principios de la década el sistema era tan popular que en el año 2010 se enviaron en todo el mundo 6,1 trillones.
La innovación terminó por llevarse por delante un servicio que generaba para las empresas de telecomunicaciones casi 115.000 millones de dólares, poco menos de 100.000 millones de euros, a nivel mundial cuando debutó la década en curso. Hoy, el 98% de los usuarios utiliza una alternativa al SMS.
Sin embargo, los mensajes cortos no están ni mucho menos muertos. Nos hemos acostumbrado a que sean irrelevantes, pero su importancia es tremenda y crece con el paso de los años. Puede que no los escribas, pero seguro que los recibes.
Empresas, Administraciones Públicas, la Policía o los servicios médicos han sabido encontrar en los SMS un nicho de comunicación con usuarios y clientes que están explotando a la perfección. En España se envían casi 230 millones de mensajes al mes, un 20% más que el año pasado.
"Los SMS de persona a persona están muertos, es una manera de comunicarse que ya no existe. Pero el peso del tráfico empresarial es cada vez mayor", explica a El Independiente Tiago Martins, director comercial de Link Mobility, una de las firmas a las que las empresas recurren para el márketing vía SMS.
Con la adopción de Whatsapp o Telegram hemos eliminado este canal para el ocio, ya nadie los envía para quedar. Eso los ha dejado a merced de las empresas que han sabido adaptarse "sobre todo con cuestiones como las claves de autentificación o los recordatorios, que antes se mandaban por email y ahora se hace por mensaje", explica Martins.
"El email está lleno, ya no le damos importancia a recibir un correo electrónico. Lo dejamos en la bandeja y lo leemos cuando tenemos tiempo. A eso hay que sumar los que van a spam, los que no se reciben bien...", afirma el director comercial de Link Mobility. "Eso no pasa con el SMS", concluye.
Toda nuestra atención
Las empresas y los departamentos de márketing están enamorados de una cifra que sólo los SMS son capaces de ofrecer. El 98% de los mensajes cortos que llegan a nuestro teléfono los leemos en menos de tres minutos, tal y como recogen los estudios de la firma de asesoría Wordline.
El dato es infinitamente superior al de otras aplicaciones de comunicación. Apenas uno de cada tres tuits que nos entran los leemos en menos de tres minutos, un porcentaje que baja hasta el 20% en caso de los emails y decae hasta un pírrico 12% cuando hablamos de Facebook.
Estamos tan acostumbrados a recibir cientos de notificaciones de cualquiera de nuestras redes sociales que no les damos importancia. ¿Por qué íbamos a hacerlo? Mirar el Whatsapp por un mensaje es ineficiente, más cuando sabes que a los dos minutos se acumularán todavía más en otras conversaciones.
"Ya no existe el ocio en los SMS. Es un canal en el que lo banal ya no existe, no tiene cabida. Si te mandan un SMS es porque pasa algo importante y lo sabemos", dice Martins. que también resalta que no es necesario estar conectado a una red wifi o tirar de datos para recibir un mensaje corto, basta con tener línea.
Según los datos de Link Mobility, en España se envían de media unos 230 millones de SMS al mes. Si tenemos en cuenta que la población del país roza los 47 millones de personas y que, por supuesto, no todo el mundo tiene un teléfono móvil, nos queda que recibimos de media menos de cinco SMS al mes. Es muy probable que en lo que usted ha tardado en leer este párrafo ya haya recibido cinco mensajes en Whastapp.
Más fiable, más seguro
Por mucho que parezca algo antiguo, es bueno recibir SMS. Son más fiables y mucho más seguros que cualquier otra forma de comunicación en el móvil, sólo hay que ver que los que más recibimos tienen como remitente a nuestra entidad bancaria o a la propia Administración.
"Operaciones bancarias, billetes de avión... se puede usar para muchas cosas importantes y ofrece una seguridad decisiva", cuenta Martins, que señala que "te pueden suplantar la identidad de muchas maneras, pero es muy complejo hacerlo cuando para confirmar una transferencia o un pago con la tarjeta es necesario un código. Esa clave se envía por SMS al móvil del usuario y tiene una caducidad de un par de minutos".
La Policía o los servicios médicos de la Seguridad Social también tiran de este sistema para notificar a los usuarios sus citas. Cuando se pide una cita para renovar el DNI o el pasaporte en una comisaría, se puede elegir recibir el recordatorio con la fecha y la hora a través de un mensaje, algo similar a cuando se pide una consulta con el médico.
La capacidad que tienen para llamar nuestra atención, por su rareza a día de hoy, es también un terreno abonado para las marcas, que aprovechan esta vía para enviarnos promociones y descuentos. Telecos y tiendas de ropa son habituales en estos canales, ya que, asegura Martins, la afluencia de clientes se puede disparar "hasta un 700%" con una campaña de este tipo.
Los SMS no han muerto, han sido devorados por la inmediatez. Siguen estando ahí y cada año ganan más presencia en la vida diaria de los ciudadanos. Que nadie dude de que la resurrección de los SMS es una realidad.
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