Si Soraya Sáenz de Santamaría tiene clara la disposición que quiere para el Partido Popular, el otro aspirante a liderar el partido, Pablo Casado, se mantiene más abierto a incorporar a sus filas a caras que hasta ahora han permanecido en un segundo plano tanto en el partido como en el Congreso. El diputado por Ávila dio la sorpresa en la jornada electoral de este jueves, quedando sólo a 1.500 votos de la ex vicepresidenta de Gobierno. En mitad de una campaña fuertemente polarizada entre Santamaría y Maria Dolores de Cospedal, el vicesecretario del PP emergió como la tercera vía y la esperanza de la regeneración. Un perfil que apoyaron los afiliados del PP pese a su falta de experiencia en el Gobierno y que no tiene un esquema del aparato, dispuesto a integrar a perfiles distintos, incluso de otras candidaturas, con las que ya se ha abierto a negociar.
Si el candor político ha sido un activo en su campaña, su bisoñez también abre la puerta a grandes incógnitas en su equipo. Entre los incondicionales de Casado está la llamada nueva generación del PP, formada por los también vicesecretarios Javier Maroto y Andrea Levy, diputado en el Congreso y diputada en el Parlament catalán, respectivamente, que han mostrado su apoyo público al diputado. Es más que previsible que ambos obtengan puestos de confianza en el equipo de Casado en caso de ganar la segunda vuelta, y podrían optar incluso al principal puesto de confianza: la Secretaría General del Partido Popular.
Nada está escrito sin embargo. El aspirante a liderar el PP no tiene una composición definida de las personas con las que contará y de los puestos que ocuparán. De los tres principales candidatos que se presentaron en una primera ronda, es posiblemente el que está menos comprometido y el que más tendrá que que estudiar todas las posibilidades.
El diputado ya se ha abierto a iniciar una "captación de los mejores" dentro de su equipo, donde "caben incluso los candidatos" que no salieron adelante, porque "son los mejores del partido". Una afirmación que abre la puerta a la integración de la candidatura de Cospedal, a quien este jueves noche alabó públicamente. No es descartable, en este sentido, que hiciera un guiño a la actual secretaria general del PP otorgándole puestos de responsabilidad. No así con Soraya Sáenz de Santamaría, a quien ha dejado claro que plantará cara en el Congreso del PP el próximo 20 y 21 de julio.
A la hora de distribuir cargos, Casado no tiene hipotecas con nadie, pero sí grandes apoyos. Una buena muestra ha sido la Comunidad de Madrid, donde su candidatura ha arrasado entre los afiliados. Para ello ha contado con el respaldo de varias figuras clave. Una de ellas es Isabel Díaz Ayuso, portavoz del PP madrileño, otra de sus principales valedoras. Además, cuenta con el favor de la mayoría de diputados autonómicos y senadores de su generación, del ala joven del Partido Popular, además de los representantes del PP de Madrid. Los diputados Ignacio Cosido, José Ignacio Echániz o Antonio González Terol son otros de los perfiles fuertes con los que podrá contar Casado para la nueva disposición del partido.
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