La instrucción de la causa del ‘procés’ ha finalizado ocho meses y medio después de que la Fiscalía se querellara con el Govern de Carles Puigdemont por la celebración del referéndum ilegal del 1-O y la declaración unilateral de independencia de Cataluña.
El magistrado del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, instructor de esta compleja causa, dio este martes por finalizada la fase de instrucción y dictó la conclusión del sumario en un auto donde, además, declaró en situación de rebeldía al ex president Puigdemont y otros seis procesados.
A partir de ahora, Llarena pierde la competencia de la pieza principal de este procedimiento –que pasa a manos de la Sala de lo Penal que preside el magistrado Manuel Marchena- pero queda todavía al frente de la pieza donde se continuarán tramitando las diligencias relacionadas con los siete fugados del ‘procés’, es decir, Puigdemont, los ex consellers Toni Comín, Meritxell Serret, Lluis Puig y Clara Ponsatí, la secretaria general de ERC, Marta Rovira y la exportavoz de la CUP, Anna Gabriel.
Sin lugar a dudas, la mayor preocupación del togado ahora es saber si Alemania va a entregar finalmente al ex president de la Generalitat a las autoridades judiciales españolas y, en caso de que acceda a ello por qué delito lo hará.
La entrega de Puigdemont, en el aire
En el supuesto de que los jueces de la Audiencia Territorial de Schleswig-Holstein, Martin Probst, Matthias Hohmann y Matthias Schiemann, cumplimenten la citada euroorden en los próximos días o semanas –el pasado 26 de junio venció el plazo legal de los 90 días- por los delitos de rebelión, sedición o conspiración para la rebelión Llarena se apresurará a enviar a Puigdemont a la pieza principal del ‘procés’. El objetivo es que el expresident pudiera ser juzgado en otoño –la fecha barajada para el inicio del juicio es finales de noviembre/principio de diciembre- junto al resto de líderes de la cúpula independentistas.
De hecho, tal y como informó El Independiente, el pasado mes de mayo, el instructor dividió la causa con esa finalidad: con la idea de que si Alemania, Reino Unido y Suiza –Bélgica ya ha rechazado enviar a nuestro país a Comín, Serret y Puig- entregan finalmente a los fugados estos vuelvan a ser incluidos en la pieza principal y enjuiciados junto con el resto de procesados, pero que si, al contrario, este escenario no se cumple el Supremo pudiese abrir juicio contra la cúpula independentista en un breve plazo de tiempo.
En otras palabras, Llarena evitó así que se retrase la fase de acusación y juicio oral para la cúpula independentista por culpa de que siete imputados se encontrasen en situación de rebeldía.
A partir de ahora, el procès pasa a una fase intermedia donde tendrá la última palabra la Sala Penal del Alto Tribunal; órgano que podrá revisar, por ejemplo, la suspensión cautelar de los presos por rebelión adoptada por Llarena.
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