Pocos dudan ya de que el congreso extraordinario del PP deberá dirimir entre los liderazgos y los proyectos que representan Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado. Desde 1987, en que se enfrentaron Antonio Hernández Mancha y Miguel Herrero, no había vuelto a haber un cónclave nacional de confrontación entre dos listas. Y aunque aquella cita y todo lo que pasó después no forme parte de la historia más edificante del PP (entonces Alianza Popular) el andaluz ganó de forma incontrovertible con 1.930 votos frente a los 729 de su oponente. En cambio, no parece que ese vaya a ser el indiscutido resultado que arroje esta vez el congreso. De hecho, fuentes populares vaticinan, si no una "photo finish", sí un resultado ajustado en que la diferencia sea "de entre cien y doscientos votos", calcula un barón territorial.
Una cifra que vienen a confirmar varias fuentes consultadas por El Independiente en la medida en que nadie se atreve a hacer un pronóstico, por mucho que desde los equipos "presidenciables" digan tener aseguradas amplias mayorías sobre el oponente. Un destacado miembro de la Comisión Organizadora del Congreso (COC) afirma tajante que "las contabilidades son falsas". Arguye en este sentido que los compromisarios están pendientes de "su peripecia personal" y así resulta imposible echar cuentas reales sobre los que se inclinan de uno u otro lado, pero lo cierto es que los candidatos cuentan con los listados de delegados y se están dirigiendo a ellos uno a uno. Otra cosa es que éstos ofrezcan su apoyo a los dos y eso distorsione los números.
Casado dice tener cerca de 2.000 votos de los compromisarios de un total de 3.134 porque suma a los suyos, unos 600, los 1.300 que supuestamente controla la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. En cambio, desde la candidatura de Santamaría dicen que ganarán "con más que claridad" aunque prefieren no dar ninguna cifra. Eso sí, aseveran que mucho voto que fue a Cospedal el pasado día 5 ahora lo tienen ellos.
Escrutinio de infarto
Habida cuenta de que ambos son pesos pesados del PP y que Pablo Casado, aunque por detrás de Soraya Sáenz de Santamaría en las preferencias de la militancia, aglutinará a buena parte del voto de la secretaria general, puede resultar un escrutinio de infarto la tarde-noche del viernes de la semana que viene.
Los socialistas tienen experiencia en confrontaciones aún mucho más ajustadas. Nueve fueron los votos que José Luis Rodríguez Zapatero sacó a José Bono en el congreso del PSOE del año 2000. Y lo consiguió atrayéndose a los guerristas, siempre enfrentados a Bono, y a los partidarios de Rosa Díez, que se presentó también a la presidencia del partido así como la ex ministra de Asuntos Sociales Matilde Fernández. Pero es que Alfredo Pérez Rubalcaba ganó a Carme Chacón por 22 votos en 2012. Y tanto en una cita como en otra fueron las escaramuzas de última hora de ambos equipos intentando arañar voto a voto de los compromisarios los que determinaron el resultado de la contienda.
No creen en este caso las fuentes consultadas por El Independiente, que el resultado sea tan ajustado. Pero aún si todo acaba resolviéndose por apenas doscientos votos, lo cierto en que no dejará de ser un partido fracturado por la mitad, necesitado de muchas dosis de árnica para afrontar los pasos siguientes. Zapatero es un ejemplo de cómo integró a su oponente, primero nombrándolo ministro de Defensa y, en su segunda legislatura, presidente del Congreso de los Diputados.
La presión sobre Casado arrecia, goteo de dirigentes piden una lista de unidad
La gente de Casado propone una fórmula imaginativa, pero estatutariamente imposible, para salir de la cita unidos. Se trata de elegir primero al presidente y su secretario general y, una vez conocido quien ostentara ese liderazgo, negociar "in situ" una lista para el comité ejecutivo nacional que integre a miembros de la candidatura perdedora.
Pero su oferta para integrar durante el congreso no deja de chocar con la desconfianza que sienten hacia los mecanismos de votación interna de los compromisarios. La petición elevada a la comisión organizadora para que se instalen cabinas electorales; las papeletas incluyan los dos nombres de los candidatos -en las que se marcará al elegido-; haya sobres cerrados donde introducir el voto, a diferencia de las primarias, y los miembros de las mesas se distribuyan por orden alfabético y no por provincias, da una idea de los profundos recelos de los "pablistas".
"Encerrona"
Que hayan arreciado las llamadas a la lista única por parte de destacados dirigentes nacionales como el coordinador general del PP, Fernando Martínez Maillo; los portavoces populares en el Congreso, en el Senado y en el Parlamento Europeo, Rafael Hernando, José Manuel Barreiro y Esteban González Pons, respectivamente, no deja de ser recibido como expresiones de parte que apuntalan las tesis de Santamaría. De hecho, la cena de diputados del pasado martes en que Hernando tomó la palabra en calidad de portavoz del Grupo Popular, fue calificada de "encerrona" por miembros de la candidatura de Casado.
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