Los equipos de campaña de Soraya Sáenz de Santamaría y de Pablo Casado no dejaron de trabajar en estas últimas horas a la caza del votante indeciso, unos pocos centenares de más de 3.000 convocados este sábado a las 25 urnas que se van a instalar y que pueden resultar fundamentales ante un resultado que se prevé ajustado y a sabiendas de que muchos delegados han prometido su voto a los dos candidatos.
Cuando se baja de las grandes proclamas al pincel fino, de un lado y de otro admiten que "va a estar muy ajustado" que "no va a barrer nadie", de ahí la importancia de intentar atraer a los que todavía dudan. Corrillos, cenas, encuentros de última hora... se ha intentado no dejar ninguna tecla sin tocar. Los mayoría de los presidentes provinciales del PP ha expresado sus preferencias, pero eso no significa que los delegados de su territorio acaben votando lo mismo que quieren ellos.
Las delegaciones trabajan con la variable de "voto oculto"
Se vota en urna, con cabina e interventores de las dos candidaturas para supervisar el proceso, y aunque el hecho de usar las cabinas haga pensar en un cambio final de voto, nadie podrá saber qué ha terminado haciendo su compañero de filas. Además, las urnas están repartidas por orden alfabético de los votantes, no por delegaciones, lo que impide un mayor control de los aparatos.
Y luego están los que ocultan su voto porque tiene un sentir distinto al de la mayoría de su delegación o los que, directamente no acuden al congreso a pesar de haber sido elegidos para ello. De hecho, de los 3.082 compromisarios creen que el número de votantes no supere los 3.000 lo que también distorsiona los cálculos de las candidaturas.
Reparto territorial
Precisamente, un partidario de Soraya Sáenz de Santamaría, asegura que hay mucho "voto oculto" en Galicia y Castilla-La Mancha, aparentemente de mayoría "pablista". Pero no son los únicos que hacen estos cálculos, pues el ex ministro del Interior Juan Ignacio Zoido afirmó este jueves en el almuerzo del G-8 con Casado que éste va a sacar más del 50 por ciento en Andalucía, también por el mismo motivo, un voto que no se declara para no echarse encima la respectiva dirección territorial o provincial. De hecho, anoche hubo cena de parte de la delegación andaluza. Luego están los que han prometido respaldar a los dos y se amparan en el secreto de su papeleta.
Los "sorayistas" dan a Casado ganador en Madrid, Castilla-La Mancha, Murcia, Cataluña, Aragón y Baleares, siendo la más numerosa la representación de Madrid. Aseguran, sin embargo, que se empata en Galicia, que aparecía como uno de los principales bastiones de Casado, y Extremadura, donde José Antonio Monago, a diferencia de Alberto Núñez Feijóo no ha tenido empacho en hacer público que apoya al ex portavoz del PP.
Casado redujo en una semana la distancia de 800 votos a 300
En el resto de los territorios, con delegaciones tan potentes como Andalucía, Comunidad valenciana y Castilla y León, gana la ex vicepresidenta, aseguran. Arguyen que lo suyo ha sido "una labor de hormiguitas" frente al triunfalismo de los de Casado, pero otro dirigente significativo del clan de Santamaría admite que "arrancamos la semana pasada con una ventaja de entre 800 y 900 votos y Pablo lo ha acortado a 300", que era la último número realmente creíble de la guerra de cifras y de nervios desatada.
A las 9 de la mañana de este sábado se procede a sortear el orden de intervención de los aspirantes. A las 9,30 defienden sus candidaturas para comenzar las votaciones a las 11 y conocerse el resultado del escrutinio en torno a las 13 horas. El candidato se presenta acompañado en una lista por otros 35 nombres, entre los que tiene que estar el de su futuro secretario general. Tradicionalmente el nombre de la persona propuesta para ocupar este puesto de tan alta responsabilidad se conocía unos días antes del congreso. Santamaría y Casado no han revelado sus intenciones.
Cerrando equipos
De hecho, Casado, que anda barajando perfiles, entre ellos el de una mujer, de 45 a 50 años y a ser posible de Andalucía, quizá retrase el nombramiento de parte de su organigrama, entre ellos de su "número dos", para facilitar la integración. En cambio todo apunta a que la ex vicepresidenta anunciará el nombre de su secretario general -muy probablemente Alfonso Alonso o Íñigo de la Serna- y de su "núcleo duro" de confianza y dejará "huecos" para incorporar a miembros del equipo derrotado llegado el caso.
Todo está abierto y nadie se atreve a apostar quién será el sucesor de Mariano Rajoy, que se ha despedido este jueves de su partido prometiendo "lealtad" a quien ocupe la presidencia del partido en contraste con José María Aznar, al que los partidarios de Santamaría identifican con Casado.
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