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CRISIS NICARAGUA

Quién es quién en el conflicto de Nicaragua

Los Sandinistas, la herencia de la dinastía Somoza y Daniel Ortega en el poder, los muertos ya los pone el pueblo nicaragüense

Celebración del aniversario 39 de la revolución de Nicaragua

Para entender el contexto de la crisis que vive hoy Nicaragua necesitamos conocer quién es quién en el conflicto y cómo se ha llegado hasta él. Nicaragua es un país mayoritariamente católico ubicado en Centroamérica con una población de poco más de 6 millones de personas. Durante el siglo XX el país vivió un periodo de inestabilidad política e intervencionismo armado de Estados Unidos.

Origen del Sandinismo

Uno de los personajes importantes de principios del siglo XX fue Augusto César Sandino, minero de familia humilde, reunió a un grupo de guerrilleros y se alzó en armas contra las tropas norteamericanas que habían tomado Nicaragua desde 1916. Se enfrentó a varios gobiernos apoyados por Estados Unidos y se ganó la admiración popular. Fue asesinado por Anastasio Somoza, jefe de la Guardia Nacional y sobrino del expresidente José María Moncada.

Tras su muerte, su nombre pasó a encabezar la lucha de liberación de Nicaragua y consolidó el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN, actualmente en el gobierno), la alineación política de izquierdas que se creó en 1962 como el proyecto continuista del ideario de Sandino cuyo objetivo más inmediato era el derrocamiento de la dinastía de los Somoza para vengar la muerte de su líder, objetivo que lograría años después al forzar la caída de Anastasio Somoza Debayle, con Daniel Ortega a la cabeza.

Dinastía de los Somoza

Anastasio Somoza Debayle fue el tercero y último cabeza de una dinastía familiar, después de su padre y hermano, que durante 42 años dominó tiránicamente la vida política y económica de Nicaragua. Hijo de Anastasio Somoza y hombre de confianza de Washington, puso al país en plena disposición de los intereses de los Estados Unidos, continuando el proyecto del clan Somoza desde 1934 hasta 1979 cuando renunció a su cargo y partió al exilio. Murió a manos del FSLN el 17 de septiembre de 1980 en Asunción, Paraguay.

Daniel Ortega

Sube al poder tras la caída de la dictadura Somicista, como líder del FSLN -reconocido como grupo beligerante por el Pacto Andino en 1979- hasta 1990, año en que perdió el poder en elecciones democráticas. Diecisiete años después, en 2007, Ortega retomó el poder de la mano de su esposa, la vicepresidenta, Rosario Murillo. Desde entonces, la fórmula Ortega-Murillo se mantienen en el poder a pesar de las múltiples protestas del pueblo nicaragüense desde abril de 2018 que piden un cambio de gobierno. Hay quien ya compara a Ortega con Somoza por las violaciones a los Derechos Humanos: “Ortega se ha convertido en el imitador del tirano que años atrás derrocó”.

Conflicto actual

Después de que el gobierno de Ortega anunciara reformar el Seguro Social, los estudiantes salieron a las calles para mostrar su desacuerdo, pero la reacción desmedida de la policía les tomó por sorpresa dejando varios estudiantes muertos en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua. Trabajadores, empresarios y miembros de la iglesia católica se unieron a las protestas que piden a Ortega su abandono del poder y exigen que se celebren elecciones anticipadas.

En vista de lo sucedido, el presidente anunció la retirada de la reforma y propuso una mesa de negociación con la Conferencia Episcopal como intermediaria, pero algunos obispos se han mantenido firmes en su apoyo a los manifestantes a causa del escandaloso número de bajas que ha provocado el intento de Ortega por reprimir las marchas. Motivo por el que Ortega no duda en afirmar que “los obispos están detrás de un plan de golpe de Estado” en su contra y tacha a los huelguistas de hacer “terrorismo golpista”.

Algunos organismos internacionales y trece países de la región han condenado los ataques contra el pueblo y han exigido el "cese inmediato a los actos de violencia". Mientras tanto, el pasado 19 de julio en el acto central de conmemoración del 39º aniversario del fin de la guerra civil, convocado por el FSLN, el presidente, Daniel Ortega, y la vicepresidenta, Rosario Murillo, en un ambiente festivo en la Plaza de La Fe Juan Pablo II, coreaban: "Aquí no se rinde nadie, ni un paso atrás".

Una cifra: más de 350 muertos. Una imagen: un gobierno represivo alzado en armas contra el pueblo. Una guerra abierta.

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