La situación había llegado a un punto de no retorno en que cualquier fórmula de integración era improbable y forzada. Eso explica la decisión de Soraya Sáenz de Santamaría de dejar la primera línea política y, con ello, el único reducto de representación que tenía, esto es, el escaño en el Congreso de los Diputados. Ahora bien, en Génova trasladan toda la responsabilidad a quien "podía haber sido lo que quisiera", salvo líder del PP, y decidió no ser nada, según indican distintas fuentes de la nueva dirección consultadas por El Independiente.
En realidad, la salida de Sáenz de Santamaría supone un respiro para el cuartel general de los populares, desde donde entienden que no tendrá, además, repercusiones electorales de ningún tipo. "Decisiones personales como estas influyen poco cuando hay un proyecto y un equipo", dice un miembro del comité de dirección popular. "Nada, nada", dice otro del "núcleo duro" de poder genovés sobre el posible desgaste que pueda suponer para Casado la marcha de la que fue mano derecha de Mariano Rajoy en el Gobierno.
Casado ya conocía la semana pasada que la ex vicepresidenta quería irse
La nueva dirección popular intenta cargarse de razones al insistir en que la mayor parte del equipo con el que se presentó Sáenz de Santamaría a las primarias está integrado, con la excepción de la ex titular de Empleo Fátima Báñez a la que esperan con los brazos abiertos. Creen que Báñez tiene ahora el camino abierto para tener más protagonismo en el Congreso y que era su amistad con la ex vicepresidenta la que bloqueaba sus pasos. Las fuentes consultadas insisten en que la ex vicepresidenta "tenía todas las puertas abiertas" para haber elegido un puesto en la ejecutiva del partido y una presidencia de comisión parlamentaria, aunque Casado no le hizo ningún ofrecimiento concreto este lunes para evitar su abandono de la política, según ha podido confirmar El Independiente.
La semana pasada "ya nos llegó información de que se iba", admite un alto dirigente popular. De hecho, pensaron que su idea era comunicárselo a Casado el pasado jueves, tras darle plantón al no presentarse a la reunión plenaria del Grupo Parlamentario en el Congreso. Pero la marcha, esa tarde, de Casado a Viena para participar en un cita de sus socios europeos del PPE, impidió que mantuvieran la conversación que se produjo este lunes a la una de tarde y por espacio de cerca de una hora.
Sabía que no podía encabezar una lista donde "no la iban a querer"
Que no acudiera tampoco a la reunión de la Junta Directiva Nacional que el PP celebró en Barcelona este sábado, tras excusar su ausencia, era otro signo inequívoco de que había abierto una nueva etapa lejos de sus antiguos compañeros de partido. La posibilidad de encabezar alguna candidatura madrileña también se antojó imposible, porque como admite una de las personas que fue en su candidatura, "no es agradable ir en las listas en una región que no te votó en primarias" y a sabiendas de que el partido en Madrid no la quería. Santamaría no alcanzó ni el 20 por ciento del voto en las primarias en Madrid, quedando en tercer lugar tras Casado y María Dolores de Cospedal.
"El plantón fue infame. Tendría que haber acudido con humildad a apoyar al líder del partido", dice en este caso una parlamentaria muy próxima a la ex secretaria general del PP respecto a su inasistencia del pasado jueves. "Quería que el titular se centrara en ella", agrega para aducir que, por el contrario, Cospedal fue respetuosa tras quedar tercera en unas primarias que la dejaron fuera de la segunda vuelta.
Cospedal es doble ganadora: despeja su futuro en Europa y ve la salida de su adversaria
Sin embargo, la marcha de Santamaría no deja de ser otra muesca en la culata del revólver de la también ex ministra de Defensa. Ha dejado a su gente muy bien situada tanto en el Grupo Parlamentario del Congreso como en el organigrama genovés. Dolors Montserrat como portavoz parlamentaria o Vicente Tirado como vicesecretario de Política Territorial -en sustitución de Javier Arenas, uno de sus "archienemigos"- es buena muestra de ello. Además, tiene prácticamente asegurada la cabeza de candidatura a las elecciones al Parlamento Europeo de mayo del año que viene y, encima, Sáenz de Santamaría decide abandonar la política. Cospedal, es, sin duda, la gran ganadora de la contienda popular.
Génova se quita el peso que, sin duda, ejercía la sombra de la ex vicepresidenta. Porque aunque se diera por superado el llamado "sorayismo", su presencia no hacía más que llevar el foco hacia su persona y el futuro político al que podría aspirar. Podría pedir el reingreso a su puesto como abogada del Estado o disfrutar de una cesantía de dos años con el 80 por ciento del sueldo de ex vicepresidenta incompatible con cualquier otro ingreso.
Sin embargo, no es de descartar su paso a la empresa privada, eso sí, en un cargo que no tenga nada que ver con las que han sido sus competencias en Moncloa, lo que es francamente difícil habida cuenta de que ha tocado prácticamente todas las teclas del poder.
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