Manuel Valls oficializará el próximo martes, en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), su candidatura a la alcaldía de la capital catalana. Lo hará al frente de una plataforma que busca la transversalidad con un argumento de peso: oponerse a una eventual candidatura unitaria del independentismo para evitar que Barcelona se convierta en punta de lanza del proyecto secesionista de Carles Puigdemont. Eso, y la promesa de recuperar la proyección internacional de la capital catalana que el actual gobierno local encabezado por Ada Colau ha malgastado en los últimos cuatro años.
"El objetivo es dejar a un lado el discurso identitario", apuntan fuentes próximas a la candidatura para dejar claro que la voluntad de Valls es no limitarse al discurso contra el independentismo, que, por otro lado, dio excelentes resultados a Cs el 21D. El candidato in pectore, sin embargo, quiere salir de ese registro y tejer una propuesta en clave de ciudad que proponga a los barceloneses un nuevo salto adelante en la proyección de la ciudad.
PP y PSC no quieren renunciar a sus siglas
Valls contará para ello con el apoyo nada despreciable de Cs, que concurrirá a las elecciones municipales subsumido en esa plataforma, con el objetivo de hacerse con la segunda alcaldía de España. El coste de la operación Valls: renunciar a su marca en la capital catalana, un coste que no han aceptado asumir PP ni PSC, y que ha supuesto dejar a un lado a su actual equipo en el Consistorio, según reconocen fuentes del propio grupo municipal.
El Grupo de Ciudadanos en el Ayuntamiento, con el que Valls sí consultó en los primeros pasos de su candidatura, ha quedado ahora totalmente al margen de la construcción de la candidatura, que el ex primer ministro francés negocia directamente con la dirección nacional del partido, encarnada por Albert Rivera y José Manuel Villegas.
Por contra, Valls ha creado un equipo de campaña al margen de las estructuras del partido naranja en el que tienen un papel destacado los expertos en comunicación política Guillermo Bassó y Xavier Roig, ex jefe de gabinete de Pasqual Maragall en la alcaldía de Barcelona. Junto a ellos, el periodista Albert Montagut, ex delegado de El País y El Mundo en Cataluña y hasta hace poco ligado al equipo de comunicación del Fútbol Club Barcelona.
Un equipo de pata negra más ligado al antiguo establishment socialista de la capital catalana que a Cs, con el que Valls quiere acceder a los ámbitos del poder económico barcelonés, especialmente escamados tanto con la gestión de Ada Colau como con los vaivenes de los dos últimos gobiernos independentistas en la Generalitat.
Acercamiento a Lliures
Se trata de círculos de poder con peso en Foment del Treball o el Circulo de Economía, que suspiran por el retorno a cierto catalanismo moderado que hoy por hoy sólo encuentra refugio en el PSC o en Lliures, el partido en ciernes que intenta lanzar el ex convergente Antoni Fernández Teixidó. Valls ha llamado a su puerta, reconocen desde la formación, pero todavía no se ha cerrado ningún acuerdo.
"Depende de la naturaleza de la candidatura", apuntan desde Lliures, "lo estudiaremos, pero debe quedar claro que no es una candidatura de Ciudadanos". La formación de Teixidó, que ha incorporado a su proyecto a antiguos cuadros convergentes y a nuevas generaciones de perfil profesional que abjuran del independentismo, defiende, sin embargo, el retorno al catalanismo integrador de finales del siglo pasado. Una fórmula que choca con el discurso de Cs, pero a la que Valls se ha apuntado en sus últimas intervenciones para ampliar la base de su proyecto.
Paralelamente, el ex primer ministro francés necesita compensar la imagen de movimiento elitista que desprende su propuesta para conservar el voto de los distritos más populares que fueron claves en la victoria de Cs en Barcelona en las últimas elecciones catalanas. Y en ese objetivo podría tener un papel clave el ex ministro socialista e histórico alcalde de Hospitalet de Llobregat, Celestino Corbacho. Miembro destacado del PSC hasta el pasado febrero, cuando anunció que abandonaba el partido, Corbacho ya había hecho público su acercamiento a Ciudadanos, pero hasta ahora había rechazado cualquier opción de incorporarse a una candidatura del partido naranja en las próximas municipales.
Algunas fuentes apuntan a la posibilidad de que Celestino Corbacho se incorpore a la lista de Valls en Barcelona
Algunas fuentes apuntan la posibilidad, sin embargo, de que Corbacho se sume al proyecto de Valls, con el que comparte la oposición al independentismo. El ex ministro y ex capitán socialista del cinturón rojo de Barcelona encaja como anillo al dedo en ese proyecto. Siempre se ha erigido como una de las voces más críticas con el nacionalismo dentro del PSC y tiene además un discurso muy definido en cuestiones de seguridad que lo contrapone a la política de Ada Colau, pero representa también al socialismo más próximo al PSOE que sigue teniendo un fiel colchón electoral en los distritos más populares de Barcelona.
El ex primer ministro francés quiere presentar una propuesta que aglutine a todo el constitucionalismo para ganar la batalla al independentismo y a la actual alcaldesa, Ada Colau. Y aspira para ello a presentarse como heredero de la Barcelona de Pasqual Maragall, como paradigma de un discurso socialdemócrata, cosmopolita e innovador que en su día plantó cara al nacionalismo de Jordi Pujol. Valls no renuncia al constitucionalismo de Cs, pero aspira a captar también al centro izquierda del que se ha alejado el discurso de Albert Rivera y que es mayoritario electoralmente en Barcelona.
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