Política

De 1-O a 1-O: un año en el 'juego de la oca' de Cataluña


¿Cuáles son las jugadas que ha hecho cada partido en este último año? ¿Cómo ha usado Pedro Sánchez la casilla del puente? ¿Se mantendrán las fichas amarillas en la de la cárcel? ¿Torra apuesta todo a los dados? ¿Quién tirará (porque le toca) tras las elecciones municipales? | Vídeo: G. M. Piantadosi | M. Viciosa

Hace un año España parecía a punto de romperse. El intento de la Generalitat de celebrar un referéndum sobre la independencia de Cataluña acababa en la aplicación del 155 y en la celebración de unas elecciones con resultado contradictorio: victoria de Ciudadanos pero vuelta al poder de los independentistas de JxC y ERC.

Desde entonces  el conflicto en Cataluña parece haberse convertido en un gran juego de la oca. Fichas en puertas de llegar a meta, pero retrocediendo por el azar de los dados; cárcel, puentes y fichas devoradas.

Pedro Sánchez busca caer en el puente justamente para tenderlos hacia la Generalitat, pero también para atajar hacia unos presupuestos. Aunque se ha abierto al diálogo con los otros partidos constitucionalistas, PP y Ciudadanos no se han movido de la casilla 155.

Las fichas amarillas de los independentistas están cada vez más alejadas entre sí. ERC apunta a ampliar la base del consenso y apoyar a Sánchez a cambio de diálogo. JxC es una realidad en profunda transformación. Desde Bruselas, Puigdemont controla la formación desde otro juego, un parchís que sólo se juega dando la vuelta al tablero. Nadie, parece que ni siquiera sus compañeros de partido, parecen estar ya en esta posición a corto plazo. En Barcelona, Torra gestiona el día a día entre declaraciones inflamadas pero sin atreverse a retomar la senda de la desobediencia. Buscará caer en la casilla de los dados. Repetir turno es su opción.

Dos incógnitas se ciernen sobre el futuro: los procesos por rebelión a los políticos presos y las elecciones municipales en Barcelona. La ficha de Manuel Valls no es del todo color naranja y confía en plantar cara a las moradas, mermadas tras la salida de Doménech de Podem y con Ada Colau en un equilibrio difícil entre todas las fichas que necesita para mantenerse en la casilla de la Casa de la Ciutat.

Tanto el veredicto del Tribunal Supremo como el resultado electoral marcarán en un sentido u otro no solo las relaciones entre el Estado y la Generalidad, sino la convivencia en Cataluña.

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