Más de 49 millones de brasileños se han encomendado a Jair Mesías Bolsonaro este domingo. Ven al líder ultraderechista, homófobo, misógino y racista, de 63 años, como el único en quien confiar después de que la mayor democracia de América Latina fuera escenario de una corrupción rampante. Ha de disputar la segunda vuelta para llegar a Planalto el 28 de octubre, pero solo una gran alianza en su contra y una movilización del voto sin precedentes evitaría que se convierta en el próximo presidente de Brasil.
A su competidor en esta segunda vuelta, Fernando Haddad, el delfín designado a última hora por el ex presidente Lula da Silva, le faltan más de 18 millones de votos para superar a Bolsonaro, convertido en un huracán en las urnas. Bolsonaro ha logrado el 46% de los votos y Haddad, el 29,2%. La abstención rondó el 20% pese a ser el voto obligatorio y hubo un 8% de votos nulos y en blanco. Estaban convocados a votar 147 millones de brasileños.
En una intervención desde su cuenta de Twitter, junto a Paulo Guedes, candidato al Ministerio de Economía, aludió a las anomalías en las urnas, pero se mantuto templado y aceptó el resultado, confiado en que la victoria a finales de mes es segura. “Hemos logrado una gran victoria y se lo agradezco a todos los brasileños. Este resultado va a mejorar en la segunda vuelta”, señaló Bolsonaro.
Hay dos caminos: el de la prosperidad, la familia y Dios, y el otro camino es el de Venezuela", dice Jair Mesías Bolsonaro
“Tengo la certeza de que venceremos. Hay dos caminos, el de la prosperidad, la familia, estar al lado de Dios o los que son responsables, y el otro camino es el de Venezuela. No queremos que este tipo de gente ocupe Planalto”, añade en su mensaje por video. “No podemos dar un paso a la izquierda”.
Ha lanzado un mensaje de unidad, en el que incluso aludió a aquellos contra los que ha arremetido en la campaña como los homosexuales o las mujeres: “Tenemos todo para hacer un país próspero. No estar a la contra, homosexuales contra heterosexuales. Paz para las mujeres…Nuestro pueblo ha de estar unido. Así seremos una gran nación”.
También se refirió a Paulo Guedes, quien será su mano derecha en economía y que acometerá el reto de emprender las necesarias reformas en Brasil, con un déficit equivalente al 7% del PIB. “No podemos inclinarnos al comunismo o el socialismo”. Ha llamado a la movilización para que en esas tres semanas su victoria se afiance. “El nombre del presidente de la República ya está decidido”, remarcó.
Bolsonaro fala ao Brasil. Estamos no segundo turno! https://t.co/CsW9Peo0dg
— Jair M. Bolsonaro (@jairbolsonaro) October 8, 2018
El triunfo de Bolsonaro va más allá de su gran victoria personal. El capitán retirado sí se mostraba convencido de poder ganar en primera vuelta, pero las encuestas nunca le situaron tan cerca del 50% como el resultado final. Hubo mucho voto oculto. Siempre se contó con el rechazo que provocaba pero a medida que se ha ido conociendo más sobre él, sorprendentemente, ha vencido la animadversión al Partido de los Trabajadores (PT).
Muchos brasileños asocian la democracia a gente que se ha mantenido en el poder y se ha enriquecido", dice Anna Ayuso
Bolsonaro ha conseguido estos 49 millones de votos sin apenas apoyo en los medios tradicionales, unos ocho segundos en la televisión pública. pero con una estrategia muy elaborada en las redes sociales, donde es el rey absoluto. También su equipo domina el pantanoso terreno de las noticias falsas. Cuenta con siete millones de seguidores en Facebook. Su mensaje ha calado en los jóvenes, que no recuerdan la dictadura miliitar y muchos solo conocen gobiernos del PT.
"Hay un gran enfado con la democracia. Muchos brasileños están descontentos. Asocian ahora la democracia a gente que se ha mantenido en el poder y se ha enriquecido. Es un voto de castigo grande", señala Anna Ayuso, investigadora senior en el CIDOB.
Éxito sorprendente de su minipartido
La mayor sorpresa la ha dado el partido de Bolsonaro, el Partido Social Liberal (PSL) que apenas contaba con un diputado en la Cámara y ahora ronda los 50. Se disputa con el Partido de los Trabajadores ser el mayor partido del Congreso, donde se sientan 513 diputados. En el mapa de Brasil se advierte que el dominio de los candidatos de Bolsonaro se extiende por todo el país salvo en el nordeste, bastión del PT.
La renovación, de más del 50% de Congreso y Senado, también es una señal de la ira de los ciudadanos con los políticos. Han pagado ese enfado los mayores partido de centro derecha, PSDB, y el PT, de Lula y Rousseff.
Muy simbólico es el resultado de la ex presidenta Dilma Rousseff, destituida en un impeachment en 2016 y que se ha quedado sin puesto en el Senado en Minas Gerais. Apenas logró el 15% de los votos y quedó en cuarto puesto. Sin embargo, la abogada que redactó su impeachment, Janaina Pascual, ha obtenido el acta de diputada con más de dos millones de apoyos.
También significativo el éxito de toda la familia Bolsonaro: el primogénito, Flavio, será senador y Eduardo, el segundo, se convierte en el diputado federal más votado de la Historia.
"La polarización ha sido máxima y esa estrategia ha llevado a los electores a decantarse entre Bolsonaro y el PT, y una mayoría prefiere cualquier cosa antes que volver a lo conocido. Ahora la estrategia del PT será: democracia o barbarie. Sin embargo, Bolsonaro se mostrará más conciliador", añade Ayuso.
Bolsonaro tiene la Presidencia a su alcance. Ha de mantener lo conseguido, mientras que su rival, Fernando Haddad, ex alcalde de Sao Paulo, debe luchar por cada voto hasta convencer a más de 18 millones. Puede contar con el apoyo del tercero en liza, Ciro Gomes, de centro izquierda, pero no sería suficiente. "La elección queda en manos de la clase media moderada, y muchos votantes del PSDB y del MDB, de centro derecha, se inclinan por Bolsonaro", apunta Ayuso.
Lo primero que hizo Haddad tras conocer los resultados fue acercarse a ver a Lula, en la cárcel por corrupción. Lula intentó ser el rival de Bolsonaro pero los tribunales se lo impidieron. Hasta ese momento, agosto pasado, iba por delante en los sondeos, pero aunque es muy admirado también cuenta con detractores acérrimos.
Bolsonaro, diputado desde 1991 y capitán retirado, tratará ahora de inclinarse hacia los partidos de centro derecha, de ganar en la segunda vuelta el 28 de octubre. Son los más favorables a las reformas económicas que necesita Brasil, y por ello los mercados y las empresas con inversiones en Brasil prefieren su victoria. También cuenta con el gran apoyo de la bancada evangelista, muy poderosa en el país más poblado de América Latina.
Los expertos apuntan a que la democracia en Brasil es más sólida de lo que puede parecer y si bien no han frenado a Bolsonaro a pesar de sus soflamas militaristas no apoyarían un golpe de Estado. Lo que sí aplicará es mano dura contra la delincuencia y habrá un recorte de libertades. En política exterior queda claro que el régimen de Maduro contará con un enemigo más.
Aún quedan tres semanas para que Bolsonaro apuntale su victoria. Si quiere ganar de forma clara, ha de inclinarse al centro y no dejar que su segundo de a bordo aluda a golpes de Estado en caso de anarquía. El miedo a que realmente Bolsonaro sea como pensamos es lo único que puede apartarle del poder.
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