Pablo Iglesias busca el apoyo de otros partidos a unos presupuestos que no cuentan con el respaldo de las bases de Podemos. El secretario general de la formación firmó el pasado jueves en Moncloa un documento en el que se comprometía a apoyar las cuentas de 2019 acordadas con el Ejecutivo, y lo hizo sin condicionar esta decisión al 'sí' de sus inscritos en una consulta obligatoria según sus estatutos, sólo unas semanas después de asegurar que las "decisiones estratégicas" quedarían en manos de su militancia.
El partido ha celebrado en los últimos meses votaciones relativas a asuntos de especial importancia: lo hizo para rechazar la investidura de Sánchez en abril 2016, lo hizo en mayo de 2017 para presentar en el Congreso la moción de censura contra Mariano Rajoy, y lo hizo hace cinco meses pidiendo el apoyo de las bases a la moción de censura del entonces líder socialista.
La consulta sobre el chalet fue criticada por ciertos sectores por "consultar una decisión personal"
También se abrieron las urnas -no sin cierta contestación interna- a raíz de la polémica por el chalet del líder de Podemos y la portavoz parlamentaria del grupo, Irene Montero. Entonces pidieron a los suyos votar sobre su continuidad y obtuvieron el rechazo del 33% de los inscritos. Además de este desgaste, algunas voces de su propio partido criticaron la consulta, al considerar que utilizar la organización para "consultar sobre una decisión personal es peligroso”. Una consulta que en aquella ocasión fue considerada necesaria y que en relación al pacto con el PSOE no se ha planteado hasta el día de hoy.
Y no es casual. Podemos ha evitado someter a votación su acuerdo con el PSOE por el riesgo de que las bases no consagren un pacto al que Iglesias ha fiado su futuro. Un acuerdo que contiene importantes renuncias para la formación, como la derogación del artículo 135, de la Ley Mordaza o de las reformas laborales, pero que es necesario para evitar un adelanto electoral que supondría la debacle para el partido morado.
Pero Iglesias ha pasado por alto el termómetro de la democracia interna y ha abanderado la causa como propia. El secretario general de Podemos se ha ofrecido como mediador para buscar el apoyo del resto de partidos, concertando encuentros con PNV y PdeCat en el Congreso e incluso acudiendo a la prisión de Lledoners (Barcelona) para visitar al líder de ERC, Oriol Junqueras y tratar de atraerle al 'sí' antes incluso de tener el 'sí' de los suyos.
La bases piden votar: "Esta negociación es un chiste malo"
El despliegue de Podemos de puertas para afuera, con numerosas intervenciones en medios de comunicación en defensa del acuerdo, contrasta con el silencio existente de puertas para adentro. En el foro oficial del partido, Plaza Podemos, varios seguidores exigían la celebración de una consulta sobre un acuerdo en el que, consideraban, el PSOE estaba dando "concesiones con cuentagotas".
Esta negociación de los presupuestos es un chiste malo", argumentaba un seguidor del partido
"Dadas las rebajas a nuestras peticiones que está mostrando el PSOE, creo que los inscritos debemos dar nuestra conformidad", señalaba el pasado lunes -antes de la firma- un inscrito, que añadía: "Debemos decidir si vale la pena apoyar la limosna que pretende el PSOE". Otro usuario se pronunciaba en este mismo sentido: "Esta negociación es un chiste malo", argumentaba. "El PSOE está soltando a Unidos Podemos concesiones con cuentagotas, que en realidad son puntos que llevaban en su propio programa". Un tercer seguidor respondía: "El pescado hace tiempo que está vendido, ¿no te has dado cuenta?".
Podemos ya ha celebrado en otras ocasiones una votación para pedir el refrendo de sus bases a unos presupuestos pactados con el PSOE. Fue el caso de Aragón el pasado febrero, cuando el propio Pablo Echenique -hoy secretario de Organización- era el líder del partido en esa comunidad. En esta ocasión la situación presenta algunas diferencias. La primera es que Podemos y PSOE no suman mayoría absoluta -como sí ocurre en Aragón-, y el apoyo de los morados no es suficiente para aprobar las cuentas de Sánchez.
Pero la principal diferencia es la situación en la que se encuentra Iglesias a nivel estatal: después del fuerte rechazo interno que suscita en su partido, y con una caída en picado en las encuestas, el líder de Podemos ve en la aprobación de los PGE su única vía para salir reforzado políticamente. Por esta razón ha adoptado estos días el papel de vicepresidente de facto, hasta el punto de que ha tenido que desmentir sus vínculos con el Gobierno. "No soy delegado del Gobierno", dijo este mismo miércoles.
Aquí, las decisiones importantes las tomas tú. ¿Inscrit@ en @CLM_Podemos? Entra en https://t.co/Tp7gwaOkhO y vota 👇 pic.twitter.com/3uQgjVwrNK
— Pablo Iglesias (@Pablo_Iglesias_) July 21, 2017
También se celebró una consulta en Podemos Castilla-La Mancha cuando decidió entrar en el Gobierno socialista de Emiliano García-Page. En aquella ocasión, el propio Iglesias pidió a sus inscritos votar porque "las decisiones importantes las tomas tú". Las bases apoyaron la entrada en el Gobierno, aunque las personas designadas para entrar en el Ejecutivo socialista no fueron sometidas a votación.
Los estatutos exigen votar "asuntos de especial relevancia"
Iglesias se ha lanzado a conseguir el apoyo del resto de grupos dando por bueno el pacto, sin tener siquiera en cuenta los estatutos de su propio partido [consultar aquí], que establecen la obligatoriedad de consultar asuntos "de relevancia política u organizativa".
En verano, el secretario de Organización del partido, Echenique, aseguraba en una entrevista a El País que "los Presupuestos Generales del Estado son la ley más importante del año y, en este caso, la ley más importante de todo lo que queda de legislatura del Gobierno de Sánchez". A primeros de septiembre, Iglesias aseguraba en una entrevista en Efe que las decisiones estratégicas debían tomarlas los inscritos. Sin embargo, el líder de Podemos ya maneja agenda propia sin abrir las urnas a los suyos.
Los estatutos establecen también la obligación de abrir una votación para "aprobar o rechazar cualquier pacto o alianza preelectoral o postelectoral, de gobierno o de investidura, con otras fuerzas políticas". Una alianza que se daría con el pacto presupuestario: "Si hay acuerdo, seremos socios de Gobierno". Iglesias se pronunciaba así en una rueda de prensa ofrecida en La Moncloa el pasado septiembre después de mantener reunión con Pedro Sánchez para estudiar un acuerdo presupuestario.
Aunque los estatutos marcan que las bases deberían pronunciarse sobre esta alianza estratégica, no sería la primera vez que Podemos incumple sus propias normas: ya lo hizo el pasado marzo, cuando Iglesias convocó fuera de plazo una votación para imponer la marca de Podemos en todas las papeletas electorales ante el desafío de la andaluza Teresa Rodríguez.
Finalmente, el pacto ha llegado y Podemos se ha convertido, según Iglesias, en un "socio de Gobierno" sin que el partido haya pulsado la voluntad en sus propias filas donde algunas corrientes como la Anticapitalista podrían rechazar la connivencia con un "partido del régimen del 78"; y donde otras sensibilidades podrían rechazar el acuerdo como una forma de contestación a sus líderes.
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