"Las elecciones en Andalucía no se dirimen en términos de victoria o derrota, sino de vida o muerte". Así de duro se expresa un barón territorial del PP que teme, como buena parte de sus compañeros de filas que se enfrentan a las autonómicas de mayo del año que viene, que un mal resultado en Andalucía les lastre en cada uno de sus territorios.
La principal pesadilla es el riesgo del "sorpasso" andaluz, por mucho que desde la dirección nacional aseveren que aventajan en cinco puntos a la formación naranja, tal y como aseguró el propio Pablo Casado en entrevista con El Independiente. Aunque la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, no hubiera adelantado los comicios, estos tocaban como muy tarde, sí o sí, en marzo próximo, todavía más pegados a la contienda de mayo.
"Si las elecciones autonómicas y locales del año que viene hubieran sido antes de las andaluzas, pasábamos bien", asegura otro barón territorial. Los que están en el poder también afrontan lo que pueda pasar el 2 de diciembre con "preocupación" aunque confían en que estar al frente de la Comunidad respectiva pueda atemperar el impacto de un mal resultado en un territorio donde se ha ganado en generales, locales y europeas, pero sólo en 2012 las autonómicas. "Hay inquietud en distintos grados", pero quien más o quien menos mira hacia Andalucía con aprensión.
El pasado día 16 los presidentes regionales del partido se pusieron a disposición de Moreno
En estas semanas ha habido sondeos para todos los gustos, desde los que hunden al PP a la cuarta posición del parlamento andaluz; a los que apuntan a la posibilidad de que populares y Ciudadanos pudieran sumar para desbancar al todopoderoso PSOE-A; a los que hablan de un "empate técnico" PP-Cs, en fin, un escenario tan abierto y tan cargado de incertidumbre que nadie se atreve a hacer una apuesta.
"Juanma, estamos contigo"
El pasado día 16 durante un almuerzo de Casado con sus barones territoriales en Madrid la mayoría se puso a disposición del candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno. El mensaje más repetido fue el de "Juanma, estamos contigo". A pocos se les escapa la dificultad de la empresa. Se trata del primer test electoral de la "era Casado" y en territorio hostil. Si fueran unas vascas o catalanas se partiría de la tabla baja electoral. Ahora hay que defender la segunda posición con uñas y dientes.
Andalucía también servirá para evaluar "si despejamos la incógnita Ciudadanos". No tanto porque haya riesgo de "sorpasso" de Cs al PP en otras regiones, sino porque servirá para ver la fuerza de un partido al que mayoritariamente van a necesitar para gobernar tras los comicios de mayo. No deja de ser paradójico, a juicio de los populares, que el partido que ha dado sostén al último Gobierno de Susana Díaz, con un líder, Juan Marín, que proviene de las filas socialistas, no sólo no parezca que dé síntomas de desgaste sino que pueda seguir arañando escaños a los populares.
En el cuartel general del PP aducen, por el contrario, que Cs Andalucía ya no puede quitarles más apoyos, sino que su crecimiento viene del votante moderado de izquierdas que quiere castigar casos de corrupción como el de los ERE o el más reciente, que afecta a la Fundación Andaluza Fondo de Formación y Empleo (Faffe), cuyo director, Fernando Villén, usó la tarjeta del cargo para ir de prostíbulos.
El partido en Andalucía "sigue acuchillándose" tras las primarias
A todo ello se une que el partido en Andalucía "sigue acuchillándose" pues fue el territorio que más se significó en las primarias andaluzas, fracturado entre los partidarios de Soraya Sáenz de Santamaría y todos los demás. Por ello, Casado ha obligado al ex ministro del Interior Juan Ignacio Zoido y al que fuera su secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, a encabezar la lista de Sevilla y de Córdoba, respectivamente.
La explicación oficial habla de un intento de integrar a los dos sectores enfrentados en las primarias, pero con ser esa una razón, no es la única. Hay otro motivo no declarado: tener un recambio, un "plan b", si las elecciones se saldan con un fracaso y el futuro de Moreno se pone en entredicho. A pocos se les escapa que Nieto sería el recambio en Andalucía, un nombre, de hecho, que ya surgió en la que fue la otra guerra fratricida entre Santamaría y María Dolores de Cospedal cuando hubo que buscar un sucesor a Zoido en la presidencia del PP andaluz en 2014. Ganó la entonces vicepresidenta.
Casado "municipaliza" la campaña para aprovechar el tirón de sus ex alcaldes
Pero hay otro motivo, no interno, sino de estrategia electoral que justifica el regreso de Zoido y de Nieto a la política andaluza. La "municipalización" de la campaña, tal y como lo define la dirección nacional del partido. Porque si bien el PP no gana en las autonómicas, sí ha gobernado en todas las capitales de provincia y grandes municipios andaluces, y Casado quiere aprovechar el tirón de sus ex alcaldes para mejorar las expectativas electorales del partido.
Los barones populares sólo respirarán tranquilos si, la noche del 2 de diciembre, "tenemos una segunda posición holgada. Eso sería fenomenal". No reclaman un triunfo ante las urnas sobre Díez, ni, siquiera, que Moreno sume con Ciudadanos. Con salvar los muebles les sirve.
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