El barómetro del CIS del mes de octubre no contempla el voto oculto hacia el Partido Popular. La mitad de los votantes que apostaron por el PP en las elecciones de junio de 2016 no reconoce haber votado al partido de Pablo Casado, y si en el 26-J los populares consiguieron la confianza del 33% del electorado, el CIS sólo recoge un 17% de recuerdo de voto de aquellos que sí admiten haberles votado. Este fenómeno tiene un impacto directo en los barómetros electorales, cuyas desviaciones se corregían hasta hace unos meses en el Centro de Investigaciones Sociológicas. Pero la llegada del socialista José Félix Tezanos a la dirección del organismo ha cambiado la famosa cocina. Su nueva fórmula no contempla este factor y hunde en las encuestas al principal partido de oposición, que en este barómetro pasa al tercer puesto por detrás de Ciudadanos y se queda a más de 13 puntos del partido de Gobierno.
El subrecuerdo es un fenómeno típico en partidos de derecha o fuertemente desgastados. Es el caso del PP, que históricamente siempre ha mantenido altas cuotas de voto oculto. Hasta antes de verano el CIS contemplaba este voto y solía corregirlo en la ponderación del voto -la llamada cocina-, donde tenía en cuenta varios factores para calcular una estimación electoral y subsanar las posibles desviaciones, corrigiendo a la baja a los partidos abultados y aumentando la estimación de aquellos infrarrepresentados, como es el caso de los populares. Pero la llegada
Un ejemplo de las repercusiones de esta ponderación que se aplicaba hasta la llegada de Tezanos la vivió Podemos hace nueve meses, cuando la cocina del CIS mejoró su posición electoral pese a su fuerte caída en intención directa de voto. En el CIS de enero, Unidos Podemos obtenía un 19% en estimación de voto, una vez aplicada la cocina. Esto suponía medio punto más que tres meses antes y fue un motivo de celebración para su líder, Pablo Iglesias. Pero la estimación ocultaba una caída aún mayor, según advirtió la socióloga y diputada Carolina Bescansa en su Informe Bescansa. En este caso, los votantes de Podemos eran los que no reconocían haber votado al partido, y la cocina del CIS había hinchado a los de Iglesias para corregir esta tendencia de infrarrepresentación.
“Entre octubre de 2017 y enero de 2018 un 0,6% de nuestros votantes han olvidado que nos apoyaron en 2016”, advertía entonces Bescansa, que describía el fenómeno del subrecuerdo: “Este rasgo típico del PP y/o de las formaciones en posición declinante constituye un hito en nuestra historia”. Sin embargo, la dirigente señalaba que, más allá de estas desviaciones, "todos los indicadores directos e indirectos consolidan el descenso de Podemos iniciado en enero de 2017”.
Pero ahora han cambiado las tornas, y la infrarrepresentación del PP no se corrige con la nueva fórmula Tezanos. Según explica en el Anexo del barómetro [consultar aquí], la cocina del CIS no se aplica, y la fórmula para calcular la estimación de voto consiste únicamente en emplear la intención de voto directa -la respuesta espontánea de los ciudadanos- y añadir la "simpatía a partidos" en los casos de "aquellas personas entrevistadas que han afirmado indecisión (opciones de “no sabe” o “no contesta”) o intención de abstención". Una circunstancia que beneficia al PSOE en el barómetro electoral más importante del país, en el que siempre ha obtenido buenos resultados en cuanto a simpatía de voto, incluso en las etapas en la que gobernaba el Partido Popular. Al aplicar este único factor a la intención directa de voto.
Sin embargo, esta "regla de tres", como lo define el propio Centro, entre intención de voto y simpatía no tiene en cuenta factores como el recuerdo de voto o la valoración de los líderes, lo que hace que partidos como el PP proyecten una representación mucho menor a la real, fruto de una tendencia bajista no corregida. Si las mismas encuestas se hubieran hecho antes de verano -con la antigua ponderación del CIS-, la distancia entre populares y socialistas disminuiría considerablemente.
En el caso del PSOE, la cifra de personas que decían haberle votado en las últimas elecciones suele ajustarse al dato real. En este caso, el 22% del recuerdo de voto de los socialistas del mes de octubre coincide con el 22,6% que cosecharon en 2016. Debido a este ajuste, el PSOE no se veía beneficiado de ponderar el recuerdo de voto a la hora de hacer las estimaciones, puesto que la cocina del CIS no le aplicaba ninguna 'subida'. Al eliminar este factor del actual proceso, Tezanos perjudica gravemente al PP sin que los socialistas se vean en absoluto damnificados y, al mismo tiempo, da más peso a la simpatía, un elemento que decanta la balanza en favor de los socialistas.
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