Cuatro y media de la tarde del viernes 26 de octubre. El módulo 15 de la prisión de Lledoners (Barcelona) recibe continuas visitas a los presos del procés. En media hora de espera, antes de que el ex líder de ANC Jordi Sánchez reciba a El Independiente, las paredes de ladrillos azules de la prisión catalana cuentan con la presencia del director general de instituciones penitenciarias de Cataluña, dos consellers y diputados de los líderes independentistas. Los viernes, dicen los funcionarios, son un mal día debido a las constantes citas programadas que reciben. La mayoría de las personas que acceden al citado centro penitenciario lo hacen portando su lazo amarillo en la solapa. En Lledoners se palpa la política.
De hecho, antes de departir con este medio durante más de una hora, el preso recibe a la consellera de Justicia, Ester Capella. Jordi Sánchez lleva encarcelado desde el 16 de octubre de 2017 por su participación en el denominado procés. Primero, estuvo en la prisión madrileña de Soto del Real y, ahora -tras el cambio de Ejecutivo- en Lledoners cerca de sus familiares. El líder independentista, que conserva un buen aspecto físico, reflexionó sobre el juicio que se celebrará a partir de enero en el Tribunal Supremo y sobre la condena que, dice, afronta con serenidad.
Pregunta.- Señor Sánchez, usted va a ser acusado esta semana por la Fiscalía del Tribunal Supremo por un delito de rebelión enfrentándose a altas penas de prisión… ahora que se acerca la celebración del juicio ¿se arrepiente de cómo se hicieron las cosas entre septiembre y octubre de 2017 por parte de la ANC, del Govern y del Parlament? ¿Qué cambiaría a un año vista?
Respuesta- Llevo más de un año en prisión sin haber visto por parte de la Fiscalía ninguna prueba que coincida con la doctrina consolidada por parte del Tribunal Constitucional para sostener la rebelión. ¿Qué está ocurriendo en la Fiscalía? Hay una alteración de la doctrina consolidada y una tergiversación de los hechos del 2017. En mi caso tengo claro que lo que se persigue es castigar el derecho de manifestación y protesta. Cuando se conozca el escrito de acusación voy a pedir actitudes de protestas pacíficas en las calles. Las palabras constituyen un relato; nosotros antes éramos llamados ‘los Jordis’ y ahora somos los golpistas. Siendo sincero, nunca pensé hace un año que ahora estaría en prisión. Primero, se me acusó de un delito de sedición y, ahora, del salto mortal de la rebelión.
P.- ¿Qué fallo espera usted del Alto Tribunal?
R.- La absolución. Cualquier otro fallo va a situar al Alto Tribunal en un lodazal ante la opinión pública y la justicia europea. Estoy convencido que en el juicio oral va a quedar demostrado que ni rebelión ni sedición. Otra cosa será la decisión de los magistrados. Yo no organicé ningún referéndum ni desobedecí a ningún tribunal. Yo no era miembro del Govern. En ningún momento la Fiscalía se dirigió a la ANC por su actividad y, aún así, llevo más de un año en prisión preventiva.
P.- ¿Sigue confiando en que Estrasburgo enmendará la sentencia del Supremo?
R.- Confío en que con anterioridad el Supremo aplique justicia y recupere el sentido común. Hay ahora una opinión que se expresa con cierta naturalidad donde se dice cada vez más que no se sostiene ni la rebelión ni la sedición. Es chocante el número de voces de personas muy relevantes en la vida judicial española, para nada sospechosas de dar apoyo a la independencia de Cataluña, que ya advierten sin tapujos que no hay indicios ni de rebelión ni de sedición. El ex presidente del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo, Pascual Sala, ha sido uno de los últimos en expresar sin tapujos su opinión. Creo que el Supremo tendría que recapacitar; por su propio prestigio y por el interés de encontrar caminos sosegados para el diálogo político. No creo que en el tribunal no sean conscientes de la enorme inconsistencia de su relato. De hecho, con la sentencia de las hipotecas se ha visto que son sensibles al impacto que sus resoluciones tienen en un determinado sector en la sociedad. Lo hemos visto claramente estos días con la decisión del magistrado Díez-Picazo.
Hemos visto estos días con la decisión del magistrado Díez-Picazo que el Supremo es sensible al impacto de sus sentencias"
P.- Volviendo a Estrasburgo, en el primer pleito que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha visto relacionado con el 1-0 inadmitió la demanda de plano…
R.- Era una demanda muy mal planteada e irrelevante. Mi intuición es que el TEDH va a tener un papel relevante a la hora de revocar aspectos procedimentales derivados de la sentencia.
P.- ¿Qué cree que pasará en Cataluña si las condenas conllevan penas altas?
R.- Si la sentencia se percibe como injusta -y una condena lo será- todo será más difícil. Y como se ha visto, el independentismo con nuestra prisión no va a desaparecer. No me atrevo a aventurar qué pasará aunque sé que si las condenas son altas será un momento muy difícil. Estas condenas no van a solucionar el problema. En cualquier caso si hay fallo con condenas quien tendrá la última palabra será la justicia europea. Y sí, confío más en ella que en el actual Tribunal Supremo que está en exceso contaminado por el debate político. El castigo tiene una función punitiva. En función de la intensidad del mismo se agravará o no la situación política en Cataluña. La sentencia del Supremo puede generar gran indignación social.
La posición del Supremo
P.- Habla usted de “contaminación del Tribunal Supremo en el debate político”, ¿no cree que el propio Ejecutivo trata de influir en este órgano con constantes alusiones a la conveniencia de que ustedes, los presos, queden en libertad o que no sean acusados de rebelión?
R.- Seguro que las influencias que se tratan de generar en el tribunal tienen intencionalidades muy distintas. Como le he dicho lo importante es que se ha construido un relato a partir de la querella que interpuso el señor Maza que constituye una pista de aterrizaje del Tribunal Supremo. Se inicia una instrucción donde el tribunal es consciente de que se ha ido moviendo en terrenos pantanosos porque no hay un tipo penal al que acogerse. Mi impresión es que los jueces de la Sala Segunda del Supremo sufren esa falta de tipificación del delito en el Código Penal. Están defendiendo unas tesis que son muy difíciles de defender según la doctrina del Tribunal Constitucional y el TEDH.
El Gobierno no tiene margen para realizar ninguna mejora procesal, seamos claros de una vez"
P.- ¿Les ha prometido el Gobierno de Pedro Sánchez alguna mejora en su situación procesal desde que llegó el PSOE a la Moncloa?
R.- Seamos claros de una vez; el Gobierno no tiene margen para realizar ninguna mejora procesal. Esto depende sólo de los magistrados del Supremo. Quien afirme lo contrario es un ignorante o quiere confundir.
P.- Le pregunto por las últimas declaraciones del presidente del Gobierno acerca del delito de rebelión donde hizo alusión a su vinculación con golpes militares. ¿Cree que el discurso de Pedro Sánchez ha cambiado para contentar al sector independentista y obtener la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado?
R.- Los presos no podemos ser moneda de cambio para la aprobación de los Presupuestos. Para mí no es tan evidente que el señor Sánchez tenga como prioridad máxima la aprobación de la cuentas públicas. Creo que el presidente cuando hace estas declaraciones es porque está más preocupado por las consecuencias en la vida pública política española a raíz de las condenas del Supremo que por los Presupuestos.
P.- ¿Qué acusación cree que va a formular la Abogacía del Estado? ¿Sería un gesto que no acusara por rebelión?
R.- No lo sé, pero creo que no sería lo propio que la Abogacía acusara por rebelión. El único gesto válido y necesario sería que retirara la acusación. Ni por rebelión ni por malversación. Ya lo dijo el anterior ministro de Hacienda no hubo una distracción de fondos públicos para el 1-O. No la hubo pese a lo que sostienen los escritos rocambolescos de la Guardia Civil.
La huida de Puigdemont
P.- ¿No cree que la posición intransigente del bloque independentista puede hacer caer al Gobierno de Sánchez y dar el poder a una coalición de PP y Ciudadanos?
R.- La derecha española se muestra excesivamente agresiva y nerviosa. No es coherente que cuando dimos el apoyo a Sánchez para echar a Rajoy se nos acusará de secuestrar y chantajear al Gobierno de España y ahora que no hemos dado el apoyo incondicional a los presupuestos se nos diga que somos intransigentes. Mi apuesta ha sido, desde hace años, favorable a buscar un espacio de diálogo para solucionar democráticamente el conflicto político.
P.- Tras la crisis vivida en el Parlament por la suspensión cautelar de usted y otros encausados por rebelión privados de libertad, ¿ha perdido usted la confianza en ERC y el señor Torrent?
R.- No es una cuestión de confianza. Simplemente no comparto su gestión en este tema. El Pleno del Parlament fue inequívoco rechazando la suspensión.
La DUI fue un acto erróneo fruto de la falta de comunicación y confianza entre el Govern y el Ejecutivo de Rajoy"
P.- ¿Qué relación tiene con el señor Puigdemont? ¿Cree que su huida a Waterloo les ha perjudicado a ustedes en el proceso penal?
R.- Tenemos una relación epistolar buena y también a través de terceras personas debido a nuestras situaciones personales. Si hoy Puigdemont estuviera en España seríamos diez personas las que estaríamos en prisión y no nueve. Yo entré en prisión el 16 de octubre, 15 días antes que la Fiscalía interpusiera una querella por rebelión contra el Govern. Yo no huí y entré en prisión. La voluntad de encarcelamiento era previa a la marcha de nadie. Pensar que la marcha del señor Puigdemont nos perjudicó es tanto como afirmar que se me está culpando a mí por cosas que no hice yo. (En este momento, Jordi Sánchez me pide que no me refiera a Carles Puigdemont como un prófugo puesto que ha comparecido ante "la Justicia de varios países con sistemas judiciales muy garantistas". Le respondo que no ha sido el caso del Supremo donde ha rehúsado comparecer y que para la Justicia española sí que es un prófugo, la prueba es que si pisa España será detenido porque sigue vigente la orden de busca y captura nacional).
P.- ¿Cree que el ex president Puigdemont fue cobarde abandonando Cataluña?
R.- No fue cobarde. No lo creo. En el Govern se planteó las opciones de quiénes se iban y quiénes se quedaban y para el prestigio de las instituciones de la Generalitat era necesario que el president estuviera en el exilio. El exilio también es duro, alejado de los suyos, no son unas vacaciones estar en Waterloo. Es muy duro a nivel personal y es pertinente, ya que la externalización de este proceso en Alemania, Bélgica…ha sido determinante para que en otros países pudieran ver la falta de garantías que hemos sufrido aquí.
La vía unilateral
P.- Usted está redactando el nuevo programa político de la Crida, no sé si nos puede adelantar algunas de las ideas que se reflejarán en el mismo sobre la independencia…
R.- La Crida está concebida como una plataforma de acción política, con valor institucional y pluralidad ideológica. El objetivo es mantener el derecho de autodeterminación pero dentro de acciones enmarcadas en el diálogo y la no violencia. El diálogo es la única vía para solucionar el conflicto. Con este escenario los cuatro ejes de estrategia de la Crida son la unidad, la voluntad de gobierno –de estar en las instituciones-, la movilización ciudadana y la legitimidad del exilio y el trabajo de proyección de la figura del señor Puigdemont en el exterior.
En diez años imagino una Cataluña independiente y así lo deseo. Yo estaré seguro en la calle, libre, disfrutando de la vida
P.- ¿Cree que la ANC se está radicalizando con la llegada de Elisenda Paluzie?
R.- No creo que se pueda hablar de radicalización. Hay que ser consciente de que hay mucha indignación a causa de la actuación de la justicia española. Una gran parte de la población, incluso muchos no independentistas, rechazan las medidas de prisión provisional. Por otro lado, no nos debemos engañar, la presidencia de Paluzie, como la mía o como antes fue la de Forcadell, tienen una incidencia limitada en la definición de la estrategia de la ANC. Es un movimiento ciudadano donde los acuerdos se toman a menudo con la participación de miles de personas en consultas internas.
P.- ¿Qué le parece que el president Torra anime a los CDR a “apretar” en sus manifestaciones?
R.- Si no recuerdo mal esa expresión no era alusiva al tipo y la contundencia de cómo debían ser las manifestaciones de los CDR, sino una actitud genérica sobre la crítica y la exigencia política. Lo digo porque no es bueno seguir alimentado un relato según el cual los CDR son poco menos que terrorismo de baja intensidad. Sería muy bueno para la salud de la prensa que nadie pudiera escribir un artículo sobre Cataluña sin haber vivido en primera mano lo que se relata. Hay un exceso de ruido, de relato de tópicos y de realidades inventadas que en nada favorecen una salida al conflicto.
P.- ¿Qué mensaje le daría a los independentistas que siguen apostando por la vía unilateral?
R.- Creo que si busca en la hemeroteca, y hasta que entré en prisión generaba mucha hemeroteca, no va a encontrar ninguna mención mía favorable a la declaración unilateral de independencia. Dicho esto, digo lo que siempre he dicho: la unilateralidad no es un derecho, es una opción y si se toma ha de ser porque se está en condiciones de defenderla con probabilidades de éxito hasta las últimas consecuencias. Yo discrepaba incluso de mi entorno en la ANC en esta cuestión. Creo que es más efectivo forzar el diálogo que la unilateralidad.
P.- ¿Cómo se fuerza el dialogo si una de las partes, en este caso el señor Torra, impone como exigencia la celebración de un referéndum de autodeterminación que no tiene cabida en nuestra Constitución?
R.- Yo creo en los partidos, en las instituciones y lo cierto es que la negativa del Gobierno está incrementando el conflicto generado. La Constitución se podría reformar con voluntad y, además, hay otras muchas soluciones como avanzar en el Estatuto de autonomía, por ejemplo. Creo que la DUI (Declaración Unilateral de Independencia) fue un acto erróneo fruto de la falta de comunicación y confianza entre el Govern y el Ejecutivo de Rajoy. Hemos conocido estos días que había disposición desde la Generalitat de convocar elecciones si no se aplicaba el 155. Fue una mala gestión, sin duda.
El indulto
P.- ¿Cree que el presidente Sánchez lo indultaría si usted lo pide? ¿Lo pedirá?
R.- Yo exijo la absolución. Si soy condenado no voy a pedir ningún indulto. Es una cuestión de dignidad y coherencia personal y política. Saldré de prisión demostrando mi inocencia y lo arbitrario que hasta hoy han sido los magistrados. Si alguien espera que pida perdón antes tendrá que demostrar donde cometí un delito. No voy a arrastrarme. Saldré con la dignidad de quien sólo ha defendido la libertad de manifestación y expresión y quiere ejercer el derecho de autodeterminación a través de un acuerdo para superar la crisis que hace años colapsa a Cataluña y España.
P.- ¿Cómo se imagina Cataluña dentro de diez años?
R.- Me imagino una Cataluña independiente y así lo deseo. Me imagino la celebración de un referéndum de autoderminación y con este conflicto político resuelto. Pese a ello también le digo que hoy por hoy no veo evidente que ganara el sí a favor del mismo.
P.- Y, ¿cómo se imagina su vida en una década?
R.- Seguro en la calle. Libre, disfrutando de la vida.
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