"Si no sabes dónde vas a inhumar, no puedes exhumar". Quien hace esta afirmación es una antigua dirigente de la ejecutiva socialista de los tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero y se refiere a la polémica sobre la posibilidad de que los restos de Francisco Franco salgan del Valle de los Caídos con destino a la catedral de la Almudena, en pleno centro de Madrid. Ese fue, precisamente, el principal escollo que se encontró el ex presidente del Gobierno, que negoció con la familia el traslado al cementerio de El Pardo (Madrid), sin resultados, lo que llevó a la paralización de todo el proceso.
Y es que al tiempo que se acordaba la constitución de un comité de expertos el 27 de mayo de 2011, destinado a analizar el futuro del Valle de los Caídos, dirigido por el entonces ministro de la Presidencia, Ramón Jaúregui, éste abrió un cauce de interlocución con la familia del dictador "para negociar el traslado de los restos de Franco al cementerio de El Pardo, donde está enterrada su esposa". El Gobierno de Zapatero "trabajó siempre con la idea de pactar con la familia el destino de los restos, pero no llegamos a un acuerdo", admite, en este caso, un ex ministro socialista.
Los negociadores no hablaron de La Almudena, aunque ya se sabía del riesgo de que acabara allí
Aquellas conversaciones fueron extraoficiales, negadas siempre por la hija de Franco, que ya entonces tenía en propiedad las tumbas en la cripta de La Almudena. Sin embargo fuentes conocedoras de aquella negociación frustrada aseguran que sólo se manejó el cementerio de la localidad madrileña de El Pardo por estar allí enterrada Carmen Polo. "En ningún momento, que yo sepa, se barajó el riesgo que hemos conocido ahora", afirma el mismo ex ministro socialista consultado.
En todo caso, El Independiente ha podido recabar versiones contradictorias sobre si entonces ya se temía que los restos del dictador acabaran en una de las zonas más turísticas de la capital de España. Según distintas fuentes consultadas, la cuestión se llegó a tratar incluso en alguna ejecutiva socialista ante la presión de parte de sus miembros y fue el propio Rodríguez Zapatero el que aconsejó prudencia ante la posibilidad de que la exhumación conllevara un efecto no deseado. A pocos les cabe duda de que al entonces presidente del Gobierno "le hubiera encantado sacarle del Valle de los Caídos".
Jáuregui podría haber trasladado su experiencia de hace siete años a Sánchez o Calvo
"Lo malo es que el decreto del Gobierno siempre dejó la decisión en manos de la familia y ahora no negociaron con ella. Eso es lo que sorprende", critican fuentes socialistas y otro antiguo dirigente añade que "el informe de los expertos de Ramón insistió una y otra vez en el consenso", justo lo que ha faltado ahora. De hecho, el punto 21 de dicho trabajo señalaba cómo al "buen criterio del Gobierno le corresponde valorar la conveniencia y oportunidad de asumir estas recomendaciones, gestionar los tiempos de su eventual ejecución y, sobre todo, lograr los más amplios consensos sociales y políticos: sin estos acuerdos, estas recomendaciones que se proponen serán inviables".
¿En qué medida Pedro Sánchez o la vicepresidenta, Carmen Calvo, han recabado de Jáuregui su experiencia de aquellos tiempos con la familia Franco? Pues las fuentes consultadas no quieren entrar a confirmar si ha habido contactos pero responden con un elocuente "no digo que sí ni que no", otra cosa es que esa interlocución haya sido fructífera.
La negativa de la familia cercenó toda posibilidad de seguir adelante. Eso y el final abrupto de la legislatura, cuando Zapatero convocó elecciones generales el 20 de noviembre, fecha de la muerte del dictador quizá en desquite por no avenirse sus deudos a una salida acordada. Para aquel entonces el informe de los expertos ya estaba elaborado, pero "no quisimos hacerlo público antes de las elecciones para que no nos acusaran de sacarnos un conejo de la chistera", revelan.
El informe de los expertos estuvo terminado antes de las elecciones del 20-N, pero retrasaron su presentación
Fue nueve días más tarde de los comicios, el 29 de noviembre, con el gobierno de Zapatero ya en funciones, cuando se entregó a Jáuregui un texto de 30 páginas en el que se recomendaba que "los restos del general Francisco Franco sean trasladados al lugar que designe la familia o, en su caso, al lugar que sea considerado digno y más adecuado. A tal efecto, el Gobierno deberá buscar los más amplios acuerdos parlamentarios y habrá de negociar con la Iglesia la oportuna autorización". Asimismo establecía que los restos del fundador de La Falange, José Antonio Primo de Rivera, no podían ocupar un lugar preeminente de la Basílica del Valle de los Caídos "dada la igual dignidad de los restos de todos allí enterrados".
Santamaría lo tiró a un cajón
En diciembre de 2011 el informe de los doce expertos -que contó con los votos particulares de Miguel Herrero, Pedro González-Trevijano y Feliciano Barrios por entender que la exhumación de Franco “contribuiría a dividir y radicalizar la opinión pública, más allá del consenso parlamentario, difícil en sí mismo”- acabó en manos de Soraya Sáenz de Santamaría en calidad de ministra de la Presidencia. Se lo dio Jáuregui en el traspaso de poder subrayando "la particular importancia de que el Gobierno del PP lo asumiera", pero acabó en un cajón, olvidado, hasta que Pedro Sánchez ha convertido el tema en el leit motiv de su presidencia.
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