En la mañana del 3 de noviembre de 2017, al día siguiente de los Fieles Difuntos, agentes de la Unidad de Asuntos Internos de la Policía Nacional se presentaron en la casa que José Manuel Villarejo tiene en Boadilla del Monte (Madrid) con una orden de detención y registro. El comisario que había ayudado a desarticular bandas mafiosas, que se había infiltrado para conseguir información sobre movimientos islamistas en España y que había participado en la investigación de casos de corrupción caía tras la querella interpuesta por la Fiscalía Anticorrupción -con una denuncia anónima como desencadenante- por la presunta comisión de delitos de blanqueo de capitales, cohecho y organización criminal.
Hoy hace justo un año del arresto de Villarejo, el funcionario del Cuerpo Nacional de Policía jubilado en junio de 2016 al que los investigadores intervinieron en sus viviendas dispositivos informáticos que almacenan decenas de conversaciones que él mismo grabó de forma subrepticia desde que se reincorporó a la Policía a principios de los años 90 y que ocupan unos 40 terabytes. Según la equivalencia establecida por el académico de la Universidad de Calgary Ted Holmes, esa capacidad de memoria permitiría guardar unos 14.000 episodios de la célebre serie televisiva Los Simpson, lo que da una idea clara del arsenal que custodiaba este antiguo agente encubierto.
El policía con carné profesional número 14.773 pasó a ser el preso número 2017014718, después de que la magistrada de la Audiencia Nacional Carmen Lamela dictara auto de prisión incondicional el 5 de noviembre de 2017 al apreciar riesgo de fuga, de destrucción de pruebas y de reiteración delictiva. Desde entonces, Villarejo ocupa la celda 3 del módulo polivante 4 del centro penitenciario de Estremera (Madrid), el reservado para los reclusos que pertenecen a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado investigados o condenados por la comisión de algún delito.
Primero fue la cinta en la que la princesa Corinna acusaba a Juan Carlos I de usarla como testaferro para ocultar patrimonio del monarca y después se difundió la grabación de una comida celebrada el 23 de octubre de 2009 en la que el controvertido comisario -en presencia de la entonces fiscal en activo de la Audiencia Nacional y hoy ministra de Justicia, Dolores Delgado, y del juez Baltasar Garzón- confesó que había recurrido a prostitutas para sonsacar información a empresarios y políticos. Entonces se atribuyó a una estrategia con la que el policía ya retirado buscaba chantajear al Estado para forzar su excarcelación, después de que las reiteradas peticiones de su defensa hubieran sido denegadas por el juez que instruye el caso Tándem.
Esa teoría se ha desmoronado esta semana, cuando el portal moncloa.com ha desvelado el audio de la reunión que María Dolores de Cospedal mantuvo con Villarejo el 21 de julio de 2009 -ella llevaba 13 meses como secretaria general del PP- y a la que también asistió su marido, el empresario Ignacio López del Hierro. La ex número dos del partido conservador es hoy tan sólo una diputada en el Congreso por la formación que lidera la oposición y una mera vocal en el comité ejecutivo que preside Pablo Casado, que le derrotó en las primarias organizadas por su partido el pasado verano para elegir al dirigente que sustituiría a Mariano Rajoy.
Una querella de Anticorrupción tras una denuncia anónima desencadenó hace justo un año la detención del controvertido comisario, sin visos de salir de la cárcel a corto plazo
De forma zalamera, el comisario aparenta tener información del caso Gürtel y se muestra dispuesto a realizar "trabajos puntuales" para Cospedal sin cobrar nada a cambio. "Ignacio, yo al partido cómo le voy a cobrar", responde en una de las conversaciones cuando López del Hierro le encarga la elaboración de un dosier sobre la Fundación de Estudios Europeos -presidida por Javier Arenas durante la etapa de éste como secretario general del PP- que se le remuneraría convenientemente. "Otra cosa es que cuando venga algún pavo o algún empresario tal y cual y en un momento determinado digáis: ‘Oye, contratad a éste que es de confianza’. Eso sí, pero yo cómo le voy a cobrar al partido". Ya dejó claro Villarejo que tenía "la cartera en un lado [PSOE] y el corazón en el otro [PP]".
El eje sobre el que pivota la investigación judicial a José Manuel Villarejo es la prestación de servicios privados -como ‘trabajos de inteligencia’- mientras aún ejercía como comisario "sin la previa solicitud de compatibilidad e infringiendo las prohibiciones legales", según mantiene la Fiscalía Anticorrupción. En la división de Personal de la Policía Nacional "no existe constancia de posibles solicitudes del Sr. Villarejo para compaginar su labor policial con el ejercicio de actividades privadas, por lo que no se ha tramitado autorización alguna al respecto", respondió la dirección general a través del Portal de la Transparencia del Gobierno a este medio.
Frente a esta versión, los tres últimos directores adjuntos operativos (DAO) que tuvo antes de su jubilación -Agustín Linares, Pedro Díaz-Pintado y Eugenio Pino- han presentado escritos al juez que instruye el caso Tándem en el que, como informó El Mundo, reconocen que las actividades empresariales del controvertido agente «eran conocidas por los mandos policiales competentes». Es lo que sostiene el comisario hoy en prisión, que asegura que constituyó sociedades que servían de cobertura para la labor policial con conocimiento de sus superiores.
¿Es posible que un policía en activo facilitara información al PP sobre el principal caso que le afectaba o que sus empresas facturaran a las principales empresas del Ibex 35 sin que se activara ninguna alarma? ¿Realmente manejaba tanta información sensible? "Villarejo tiene una imaginación muy poderosa y yo diría que el 70 % de lo que dice es mentira. Es un charlatán y un buen vendedor que siempre estuvo protegido y amparado por los políticos. Es un buen agente para Información pero no para Policía Judicial, que necesita verdades", dice a El Independiente un antiguo alto mando de la Policía Nacional bajo condición de anonimato. Éste no cree que el antiguo agente operativo llegara a manejar mucha información derivada de la investigación del caso Gürtel, pesquisas en las que se jactó de participar en la célebre comida de la marisquería madrileña Rianxo en otoño de 2009 y que consigna como mérito profesional en su historial: "Él le vendería el burro y le haría el ofrecimiento [al PP]".
Villarejo tiene una imaginación poderosa y el 70 % de lo que dice es mentira. Es un charlatán que siempre estuvo protegido por los políticos", dice un antiguo mando
No es una opinión aislada entre sus antiguos compañeros de la Policía, cuerpo en el que Villarejo ingresó en 1972 y en el que se mantuvo -con el paréntesis de la excedencia de la que disfrutó entre 1983 y 1993 para dedicarse en exclusiva a sus negocios privados- hasta que el 22 de junio de 2016 pasó a la situación administrativa de jubilación voluntaria. "En la Gürtel no tuvo nada que ver. Ponía la oreja y lo que hacía era avisar a unos y a otros y vender su producto, como hacía con muchos empresarios", comenta un mando en activo. "Era un mago en la generación de expectativas", remacha un veterano periodista.
En esta línea, un comisario principal cuestiona la veracidad de algunas de las afirmaciones que el polémico policía hizo en la reunión que mantuvo con María Dolores de Cospedal en el despacho que ésta ocupaba en la planta noble de Génova en la tarde del 21 de julio de 2009, la víspera de que Luis Bárcenas declarara como imputado en el Tribunal Supremo. Como el comentario de que hicieron todo lo posible por romper el pendrive que la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional intervino al contable de Francisco Correa (José Luis Izquierda) y que contenía datos claves para la investigación del caso Gürtel. "Para empezar, en un registro siempre está presente un secretario judicial que da fe de la diligencia que se practica. Y después la Policía hace copia para poder trabajar. Difícilmente podría haberse destruido ese lápiz de memoria", zanja.
"Grababa provocando para chantajear"
"Grababa provocando para un día poder chantajear. En la conversaciones exagera, repite las cosas sabedor de que está grabándote y se atribuye méritos que no tiene. Ni le llevó dinero a Paesa [espía que colaboró con el Gobierno de Felipe González para lograr la entrega del ex director general de la Guardia Civil Luis Roldán a cambio de una suma de dinero] ni le pinchó el teléfono a Pedro J. Ramírez, como él dice en las conversaciones", expone uno de los mandos con los que ha hablado este diario para hacer el retrato del agente Villarejo, el preso de Estremera más citado desde hace un año en los periódicos.
Fuentes consultadas por este diario tampoco consideran creíble que hubiera sido el ministro del Interior José Luis Corcuera en persona quien le pidió que se reincorporara al servicio activo para que pudieran tener validez los informes que hacía para la Policía durante su excedencia -como él ha contado en una de las conversaciones que han trascendido de sus encuentros con el marido de Cospedal-, versión desmentida por el propio Corcuera cuando El Independiente le preguntó de forma expresa por dicha afirmación. "Un ministro difícilmente baja a ese fango", observa un veterano policía hoy en segunda actividad que trató al comisario actualmente preso.
Este funcionario no tiene dudas de que el viento cambió para Villarejo a raíz de la decisión de éste de declararle la guerra a Félix Sanz Roldán, director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y quien ya ha conocido a tres presidentes del Gobierno: llegó con Rodríguez Zapatero, se mantuvo con Mariano Rajoy y ha sido confirmado en el puesto por Pedro Sánchez. Más concretamente, la fuente sitúa la ruptura con los servicios secretos en la denuncia de Villarejo de que se perdieron cuatro millones procedentes de los fondos reservados que se destinaron a la liberación -en marzo de 2014- del periodista de El Mundo Javier Espinosa y el fotógrafo freelance Ricardo García Vilanova, retenidos en Siria durante casi 200 días.
Pulso con el CNI
"Él redactó una nota informativa que entregó en la Dirección Adjunta Operativa (DAO), y que yo leí, en la que venía a decir que sus fuentes en el terreno le habían dicho que el grupo que tenía a los periodistas había reclamado dos millones de dólares cuando de España salieron seis millones de los fondos reservados. ¿Puede pasar en un Estado de Derecho que no se investigue eso cuando un agente lo está denunciando? A partir de ese momento, el CNI le puso la proa", comenta el agente. Y añade: "Es un hombre de la cloaca que ha hecho cosas buenas y malas, pero no se le puede negar que se ha jugado la vida para salvar otras muchas. Y hay otra cloaca más sucia que nadie mira".
Rumbo a su primer año en prisión, de donde sólo ha salido para declarar en el juzgado y para tratarse de una dolencia en el Hospital Gregorio Marañón, y sin visos de que el juez Diego de Egea pueda decretar a corto plazo su puesta en libertad, José Manuel Villarejo trata de poner en marcha una nueva estrategia confiando su defensa a un nuevo abogado mientras siguen trascendiendo algunas de las grabaciones que fue acumulando durante años de actividad y que contienen los dispositivos que especialistas tratan de desencriptar para avanzar en la instrucción del caso Tándem.
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