No parecía el lugar más idóneo. Con un polvorín de violencia callejera a punto de estallar y la foto de la triada ‘de las derechas’ en el pueblo navarro convertido en emblema de agresión nacionalista por unos y de opresión del Estado por otros. Pero el presidente de Ciudadanos no ha dudado en emprender su viaje hacia el centro en el corazón de Alsasua, rodeado de simpatizantes, ojeado de lejos por rivales políticos de la "extrema y menos extrema derecha" y bajo una lluvia de insultos -y algún objeto- de los sectores autodenominados 'antifascistas' del radicalismo abertzale.
El pulso social se ha librado esta mañana en el acceso y salida a la localidad navarra. Lo ha hecho con altas dosis de tensión pero sin heridos gracias al imponente despliegue policial de la Guardia Civil y la Policía Foral. El órdago político ha tenido lugar en el centro de Alsasua, a escasos 300 metros del ‘bar Koxka’ en el que hace dos años fueron agredidos dos guardias civiles y sus parejas y que hoy protegía, como el resto del pueblo, la Guardia Civil y la Policía navarra.
Finalmente, el clima de tensión, de cápsula blindada en el que se ha convertido la plaza ha jugado a su favor. Nadie le ha robado foco, ni Vox, ni el PP. Esta mañana el altavoz y el foco ha sido exclusivamente para Ciudadanos, su plataforma cívica y su presidente, Albert Rivera.
Santiago Abascal, de gira por España subido en la ola de Vista Alegre que aupa a Vox, ha seguido oculto entre el público el acto. La presidenta del PP navarro, Ana Beltrán, y algún representante del PP vasco, divididos estos días sobre su participación o no en el acto de esta mañana, tampoco han tenido protagonismo alguno.
Oportunidades y obligaciones
Rivera tenía claro que las circunstancias en las que finalmente se ha desarrollado el acto le brindaban oportunidades y le generaban obligaciones. Entre estas últimas, la de desmarcarse de las posiciones extremistas de Vox. “Hay que huir de radicalismos y extremismos y hay que unir”, ha dicho, para apuntalar después su autoproclamada pertenencia al centro. Para ello, tocaba desmarcarse de los populares, presentes hoy en Alsasua: “No quiero un país dividido en etiquetas de rojos y azules”. Después solo restaba presentarse como la solución ante tanta fractura y situar a Cs como la mejor opción para unir a los extremos: “Yo no quiero reconstruir ni a la derecha ni a la izquierda, quiero reconstruir el proyecto común de todos”.
Rivera ha anunciado un acto en Madrid el próximo 25 de noviembre contra los posibles indultos a los líderes independentistas
Desmarcado de la extrema derecha y de la derecha “azul”, Rivera ha centrado su mensaje en el nacionalismo y la renovada relación de su aliado inesperado, el Gobierno de Pedro Sánchez. Su mensaje más directo ha sido para el presidente del Gobierno a quien ha recordado que si no quiere responder a la pregunta que esta semana le lanzaba reiteradamente sobre su compromiso a no conceder indultos a los acusados por el procés, se enfrentará a una campaña liderada por Ciudadanos.
El primer acto lo ha anunciado hoy en Alsasua, será el próximo día 25 en Madrid, en un nuevo evento de ‘España Ciudadana’ bajo el lema, “Sí a la Justicia, no a los indultos”: “Los indultos son inmorales, hay que escuchar a la Justicia y no saltársela con indultos del siglo XIX.
El presidente de Cs se ha comprometido a respetar “lo que diga la justicia” en el caso del procés, “¿se compromete el presidente a no indultarles?”, ha preguntado. Ha denunciado lo que considera que es una utilización partidista de Sánchez y su Gobierno de la Abogacía del Estado, “que no es suya, señor Sánchez, es del Estado, ni del señor Torra”.
También ha cuestionado la política educativa del Ejecutivo Sánchez por permitir que ésta pueda ser utilizada como una herramienta para las formaciones nacionalistas. Ha reclamado un pacto de Estado educativo “que fomente valores democráticos” y que incluya una “supervisión y armonización en las aulas” para acabar “con los problemas que tenemos hoy en España”.
Ambiente hostil
En ese recorrido por ocupar la centralidad, Rivera no ha descuidado su ataque a las posiciones nacionalistas, a las que junto al “populismo” ha llamado a “librar batalla”.
Mientras los gritos de “¡fuera de aquí!, ¡vosotros fascistas sois los terroristas!”, no cesaban desde el frente abertzale que hoy ha intentado impedir el acto, Rivera ha asegurado que el nacionalismo defiende unos valores “que está demostrado que son incompatibles con la democracia, el nacionalismo es imposición”.
Para escenificarlo se ha referido a la agresión de los dos agentes y sus parejas en Alsasua. Ha recordado que en esta localidad navarra se sigue homenajeando a los agresores y olvidando a los agredidos. Muestra de ello, ha dicho Rivera, es ”el muro de la vergüenza que tenemos aquí”, en referencia a los rostros de tres de los agresores pintados en una de las paredes sobre la que se ha instalado el espacio para el acto político. “Fueron agredidos por ser representantes del Estado, cuando agreden a un guardia civil están agrediendo la Constitución, la convivencia y están intentado liquidar el Estado”: “Es normal en democracia que nos escandalicemos ante quienes violan la democracia, por eso hoy estamos aquí, en Alsasua. El día que actuemos con indiferencia que se violen los derechos estará en jaque la Constitución”.
Por último, Rivera ha asegurado que esta dispuesto a vivir en un país donde se pueda defender la independencia pero “no a que se imponga la ruptura de mi país, es la diferencia entre nacionalismo y democracia”. El líder de Ciudadanos ha apelado a la necesidad de continuar movilizándose ante agresiones como esta, ya que según ha dicho, “venimos a los pueblos de España sin pedir permiso, no dejemos de pisar los pueblos de España porque unos radicales quieran evitarlo”.
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