Lo vio con sus propios ojos, a sólo unos metros de distancia, y cuando salía del garaje de su casa en Getxo. Igual que su madre, testigo a su pesar de cómo alguien decidió convertirla en viuda. El conducía su coche sólo unos metros por delante, ella acompañaba a su marido en el coche familiar cuando ETA disparó a su esposo, José María Lidón. Iñigo fue quien llamó a los servicios de emergencia. No había nada que hacer, los dos pistoleros de ETA acababan de matar a su padre, el primer magistrado y profesor de la Universidad de Deusto asesinado por la banda y al que el mundo de la judicatura recuerda cada 7 de noviembre. Han pasado 17 años desde aquella mañana de 2001 en la que la conmoción volvió a sacudir a la sociedad vasca y al entonces amenazado ámbito judicial.
Hoy la sacudida ha sido de otro tipo. También dolorosa, también fruto de una injusticia. Esta vez no se ha escrito con balazos, sino con rabia, impotencia e incredulidad. La han provocado las víctimas, la familia del juez Lidón, que en boca de su hijo Iñigo no ha dudado en denunciar con dureza y crudeza el "tortuoso" camino que comenzó aquella mañana en la que ETA dejó otra viuda, otro huérfano. El relato de hechos que ha descrito y que ha hecho que casi dos décadas después el asesinato de su padre no tenga culpables, está plagado de errores, desidias y abandonos en los responsables de la Audiencia Nacional y en los servicios policiales.
Ante la plana mayor de la Justicia en el País Vasco, con el presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, Juan Luis Ibarra, ha relatado los reveses sufridos en este tiempo para poder llevar ante los tribunales a Garikoitz Aspiazu, alias Txeroki, al que tanto él como su madre, Marisa Galarraga, identificaron en una rueda de reconocimiento como uno de los autores del asesinato del magistrado. Actualmente el etarra cumple condena en Francia. Iñigo Lidón ha asegurado que tras muchos esfuerzos e investigación impulsada por la propia familia se logró presentar una orden de extradición contra Txeroki y en la que se encontaron con la última "gota que ha colmado el vaso" de su paciencia. Es lo que les ha llevado a intervenir por primera vez en el homenaje del TSJPV a su padre y en el que hasta ahora nunca habían hablado.
La Audiencia Nacional ha tenido el caso paralizado desde 2002 al dar por buena la muerte de sus 'falsos' autores
Iñigo Lidón ha detallado cómo la orden para poder extraditar al etarra y juzgarle en España no fue tramitada y jamás llegó a las aurtoridades francesas al haberse "extraviado". Es sólo el último revés de un largo proceso que ha descrito en su breve pero dura intervención. Ha asegurado que en estos 17 años transcurridos la familia continúa esperando un juicio por el asesinato de su padre. Ha afirmado que si no llega a ser por el empeño de la familia, el juicio "nunca hubiese llegado si lo hubiésemos dejado todo en manos de la justicia".
El hijo del magistrado asesinado ha relatado que un años después del atentado se produjo la explosión de un vehículo en el barrio de Basurto en Bilbao en el que fallecieron dos terroristas mientras manipulaban una bomba. Entonces, la Policía halló dos pistola y la Fuerzas de Seguridad les aseguró que una de ellas había sido utilizada en el asesinato de su padre. Lidón Galarraga ha apuntado que "nos dijeron que los etarras no se cambian las armas, por lo que si las tenían ellos, ellos fueron los responsables del atentado".
Una versión falsa
"Ellos" habían muerto y por tanto, el caso parecía resuelto. Y con esa idea vivió la familia los siguientes nueve años, hasta que en 2011, sin ninguna noticia sobre el atentado, ante el temor de prescripción y de que nadie estuviera investigando ya el crimen, comenzaron a mover sus contactos en el ámbito de la judicatura. Lidón ha reconocido que lograron llegar al magistrado de la Audiencia Nacional que instruía el caso y les confirmó "de manera extraoficial", ha dicho, que estaba paralizado al seguir atribuyéndose a los dos etarras muertos en Basurto en 2002.
A partir de entonces, la familia comenzó a investigar por su cuenta. Iñigo ha asegurado que le bastó una hora de búsquedas por Internet de la actividad del Comando Vizcaya en 2001 para encontrar información que desmentían la versión oficial de los etarras que murieron al estallarles la bomba. "Era imposible que los que habían explotado hubieran sido los autores ya que el comando activo en 2001 ya estaba identificado y era otro completamente diferente": "Conclusión, 10 años de espera perdidos", ha denunciado.
El hijo del magistrado afirma que le bastó una hora en Internet para desmontar la versión oficial
Desde ese momento, Lidón ha reconocido que tuvieron que comenzar a "pedir favores" y llamar "a muchas puertas" que por la condición de su padre tuvieron en su mano y pudieron "mover hilos a los que otras víctimas posiblemente no tendrán acceso tan fácil". Lograron que el juez que instruía la causa recibiera informes de diferentes Cuerpos de Seguridad y recabar información suficiente para reactivar el caso. Corría ya el año 2012 y los integrantes de Comando Vizcaya llevaban en prisión varios años sin que absolutamente "nadie les hubiera preguntado por mi padre en todo ese tiempo, seis años sin una sola pregunta". Hace dos años tanto él como su madre, testigos del atentado que acabó con la vida de su padre, identificaron a Txeroki en una rueda de reconocimiento. Posteriormente, se procedió a solicitar la orden de extradición para elevar a juicio el caso.
Extradición de 'Txeroki' extraviada
En estos dos años tampoco nadie les ha informado del estado real del proceso. Lidón ha relatado que en la Audiencia Nacional sus abogados sólo recibían negativas sus peticiones de reunión y en las que finalmente se lograron concertar, "no se presentó nadie".
El primer expediente para extraditar a 'Txeroki' se extravió y nadie se preocupó de él. El segundo no se ha tramitado por la vía de urgencia
El recorrido "tortuoso" aún guardaba un nuevo disgusto, un nuevo enfado. A finales de verano la noticia de que Txeroki iba a ser extraditado hizo que vieran luz al final del túnel. Pues no, Garikoitz Azpiazu sería trasladado a España pero para responder por otro crimen". La Justicia les reconoció que la petición de extradición que ellos habían tramitado años atrás se había extraviado: "No había ningún registro de que haya sido recogida, ni enviada, ni nada".
Lidón ha lamentado la sucesión de dejaciones y abandonos en las que este caso se ha visto envuelto, "han sido dos años más perdidos porque alguien no ha querido hacer su trabajo y tramitar o hacer un seguimiento de una orden de extradición, sin pensar que detrás de esa orden hay personas muertas y familias que sólo buscan que se haga justicia para poder pasar página". Ha reprochado a los responsables de estos trámites el abandono de su responsabilidad, "han sido dos años en los que esa persona no ha sido capaz de rehacerla y que ha preferido no asistir a reuniones y dar la cara". Ahora la orden ha sido tramitada de nuevo pero no por el procedimiento de urgencia que reclama la familia.
Los Lidón Galarraga esperan que esta vez, el camino para esclarecer el asesinato de su padre llegue a su final y que en 2019 pueda celebrarse el juicio para condenar a los culpables del asesinato ocurrido a las puertas de su casa y ante sus ojos el 7 de noviembre de 2001.
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