La relación personal de amistad que unía al presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, y el presidente de la Sala Tercera del Alto Tribunal, Luis María Díez-Picazo, pasa por su peor momento, según ha podido saber El Independiente. La gestión de la crisis desatada en torno a qué sujeto pasivo pagaba el impuesto de actos jurídicos documentados en las hipotecas –si la banca o el cliente (finalmente la Sala se decantó por 15 frente a 13 votos a favor de las entidades bancarias)- ha provocado un claro enfriamiento en su relación.
La tensión entre Lesmes y Díez-Picazo se palpó este miércoles durante la celebración de la Sala de Gobierno del Supremo donde las caras largas de ambos eran el espejo del alma, según explica una fuente en conversación con este periódico. “Están los dos muy tocados”, añaden fuentes del Alto Tribunal.
Fuentes próximas a Lesmes explican que el presidente no entiende por qué Díez-Picazo ha gestionado tan mal el debate sobre las hipotecas
Por su parte, fuentes próximas a Lesmes explican a este periódico que el presidente no ha entendido por qué Díez-Picazo ha gestionado de forma tan desastrosa este asunto. En primer lugar, el presidente del CGPJ no se explica cómo el presidente de la Sala no estaba al tanto del “giro jurisprudencial” que iba a dar la Sección Segunda, así como tampoco por qué avocó a Pleno de forma inmediata la cuestión jurídica cuando ya había tres sentencias firmes que daban la razón al cliente. A esto se suma, que el presidente Díez Picazo cambió el martes su voto y provocó que el fallo sobre las hipotecas diera un vuelco en el último momento al impedir a varios magistrados de la Sala continuar debatiendo sobre el alcance de las sentencias de la Sección Segunda. “Si voto a favor, empate, así que voto en contra”, espetó el catedrático en voz alta ante la atenta mirada de los 27 magistrados que componían el Pleno de lo Contencioso Administrativo.
Este fallo no era el resultado que el presidente del Supremo había imaginado cuando a las 16:30 horas del martes se retomó la sesión con la mayoría de togados de la Sala Tercera a favor de mantener la nueva jurisprudencia sobre el impuesto hipotecario. El prestigio del tribunal estaba en juego y Lesmes era consciente de ello.
El perdón envenenado de Lesmes
Por su parte, el entorno de Díez-Picazo explica que el magistrado también se ha sentido traicionado por quien fuera su valedor ya que piensa que su amigo Carlos Lesmes lo dejó a los pies de los caballos cuando pidió disculpas a la ciudadanía por la gestión de la crisis hipotecaria y descargó la responsabilidad en él. El presidente del Supremo explicó que solicitó al magistrado Díez-Picazo hacer una “nota aclaratoria” sobre el fallo hipotecario, dejando entrever que fue decisión exclusiva suya la convocatoria del polémico Pleno y la paralización de la tramitación de los tres recursos que había pendientes de resolución en el tribunal.
Con este cúmulo de circunstancias, el resultado es que la credibilidad e imagen del Alto Tribunal pasa por su peor momento. La paradoja es que los principales responsables de este escándalo, Lesmes y Díez-Picazo, eran hasta hace pocas semanas grandes amigos.
El presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ya dejó claro el pasado 21 de octubre que tomaba las riendas de esta crisis en el Supremo cuando asumió la presidencia de la reunión con los magistrados de la Sección Segunda que determinaron que son las entidades bancarias las que deben abonar el Impuesto sobre Actos Jurídicos Documentados en las escrituras públicas de préstamo con garantía hipotecaria.
En un primer momento, esa reunión había sido convocada por el presidente de la Sala, Luis María Díez-Picazo, pero al ver la magnitud del escándalo provocado por el comunicado de este, y ante de los temores de que el presidente de lo Contencioso fuera vituperado por los magistrados de la citada Sección, Lesmes decidió tomar el timón del ‘barco’ y salir al rescate de quien él mismo promocionó para ese cargo. “El que no tuviera auctoritas en la Sala siempre ha preocupado a Carlos”, afirma un magistrado de dicha Sala.
El nombramiento de Díez-Picazo
Luis María Díez-Picazo fue la persona de su confianza en quien el presidente pensó para gestionar una de las Salas más delicadas del Supremo. Hace tres años Carlos Lesmes maniobró en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) para colocar al catedrático –procedente del quinto turno- al frente de la Sala que revisa las decisiones adoptadas por el órgano de gobierno de los jueces y el Consejo de Ministros.
Díez-Picazo fue la persona de confianza en quien Lesmes pensó para gestionar una de las Salas más delicadas del Supremo
De hecho, el presidente del Consejo trató de evitar a toda costa –y lo consiguió a través de fuertes presiones a vocales- la reelección del magistrado José Manuel Sieira como presidente de lo Contencioso Administrativo del Alto Tribunal. Fue la primera vez en la historia que el órgano de gobierno de los jueces no prorrogó a un presidente de Sala. Este nombramiento supuso uno de los primeros ‘incendios’ de la ‘era Lesmes’ ya que jueces progresistas llegaron a denunciar hasta en la ONU la maniobra del todavía presidente del Poder Judicial.
Tres años después, hay vocales que apoyaron a Díez-Picazo por petición del presidente y que ahora afirman abiertamente que su nombramiento fue un error. Inevitablemente, la presidencia de Lesmes, que está a punto de concluir, quedará siempre marcada por el escándalo de las hipotecas que provocó el magistrado amigo a quien él mismo aupó.
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