"Todo el mundo da por descontada" la presencia de Don Juan Carlos en los actos conmemorativos del 40 aniversario de la Constitución, que se cumplen el próximo 6 de diciembre. Eso afirman desde el Congreso de los Diputados a pesar de carecer de confirmación oficial u oficiosa, y el mismo convencimiento tiene el Gobierno. Quien calla sigue siendo Zarzuela, que arguye que "la agenda no está cerrada" y, por tanto, carecen de cualquier detalle sobre una conmemoración que iba a servir de acto de desagravio tras su inexplicable ausencia del aniversario de las primeras elecciones democráticas, en junio del año pasado.
De aquella polémica se extrajo la lección de no volver a cometer el mismo error. Pero la revelación, el pasado mes de julio, de unos audios que el ex comisario José Manuel Villarejo grabó, -con o sin su conocimiento, que eso no ha quedado claro- a Corinna zu Sayn-Wittgenstein dieron al traste con la estrategia "rehabilitadora" de Don Juan Carlos. Su antigua "amiga entrañable", le acusaba haberla utilizado como testaferro para esconder un patrimonio que presumía millonario.
Ausente de Palma
Don Juan Carlos salió de nuevo de la agenda de la Familia Real. Motivos médicos le mantuvieron alejado este verano de Palma de Mallorca, a donde sí acudieron los Reyes, así como de la toma de posesión del presidente de Colombia, Iván Duque. El servicio médico de la Zarzuela le recomendó no realizar actividades físicas intensas debido a problemas musculares.
A raíz de aquello comenzaron las dudas sobre la participación del Rey Emérito en la recepción institucional del próximo 6 de diciembre, que Congreso y Gobierno dan por segura pero cuya presencia no aparece confirmada en la agenda de los actos conmemorativos. Desde la cámara Baja explican que todo se hará "de acuerdo" con Zarzuela en un intento por evitar repetir el cruce de reproches de junio de 2017 cuando se culparon mutuamente de la ausencia del jefe de Estado que dirigió la Transición de la dictadura de Franco a la Monarquía parlamentaria.
Entonces, en Zarzuela dirigieron el dedo acusador hacia el Parlamento con la coartada de que el formato que habían elegido para celebrar los 40 años de las primeras elecciones democráticas impedía la presencia de dos Reyes, sobre todo cuando el Emérito no podía participar en el mismo desde una posición destacada. En cambio, en el entorno de la presidenta del Congreso, Ana Pastor, siempre tan refractaria a las polémicas, defendieron que de haber querido Zarzuela que acudiera Don Juan Carlos se le hubiera dado su lugar en un acto al que acudieron desde las nietas de la Pasionaria a todos los diputados electos de la primera legislatura que aún viven.
El Congreso desea que Zarzuela "lo aclare lo antes posible para evitar especulaciones innecesarias"
Y para impedir que se repita la misma polémica, desde el Congreso ruegan a Zarzuela que "aclaren lo antes posible la presencia de Don Juan Carlos para evitar especulaciones innecesarias". Se quejan de que "parece que no quieren formalizar las cosas hasta el último momento y no sabemos qué se gana con eso nunca".
De momento se está trabajando en un formato similar al del 28 de junio del año pasado cuando el Rey Don Felipe apeló, durante su discurso ante el Pleno del Congreso, al respeto a la ley, por entender que la convivencia “tiene su mayor garantía en las normas que la amparan”. "No son una amenaza, sino una defensa de los derechos. Dentro de la ley se resuelven los antagonismos y fuera de la ley solo hay arbitrariedad, imposición, inseguridad y, en último extremo, la negación misma de la libertad", en una clara alusión al desafío independentista. Sin embargo, no faltó entonces un tono muy emotivo que ahora se pretende "más solemne".
Según los mismos medios consultados por El Independiente, no hay nada decidido sobre la ubicación de Don Juan Carlos, cuestión que se tratará con Zarzuela, insisten. Y hacen una última observación: "el año pasado se formó una gran polémica por su ausencia. No nos extraña que ahora esté el lío porque venga".
Entonces Don Juan Carlos utilizó a personas de su entorno para expresar su disgusto por haber sido ignorado en una conmemoración políticamente tan significativa para la historia de España y en la que él tuvo un papel fundamental. Lo paradójico es que la polémica estalló tras el acto en el Congreso de los Diputados cuando se conocía desde muchos días antes que el Emérito no estaría presente. Nadie pareció reparar en la anomalía de su ausencia hasta que fue demasiado tarde.
Congreso y Gobierno aseguran que esta vez ahí estará, mientras que es Zarzuela la que todavía mantiene silencio.
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