Aunque oficialmente parezca poco menos que apartado del mundanal ruido de la política, lo cierto es que Mariano Rajoy cada vez se prodiga con mayor frecuencia entre sus antiguos compañeros de partido y, lo que es más significativo, que no le importa dejarse ver. Si este miércoles compartía mesa y mantel con su amigo y ex ministro del Interior Jorge Fernández Díaz, dos días antes, el lunes, almorzaba con su sucesor en el liderazgo del PP, Pablo Casado. No pudieron alargar en demasía la sobremesa -todavía era de día cuando salieron de un restaurante próximo a la sede nacional popular- pero fue Rajoy "el que se ofreció a acompañarle hasta la puerta de Génova", explican fuentes de la dirección popular.
En cambio, seis horas y media duró su encuentro con Fernández Díaz, con quien "tantas cosas tenía que hablar", según la versión que el propio ministro ofreció a El Independiente, medio que dio la exclusiva de la larga reunión en un céntrico restaurante madrileño, nada menos que de la calle Preciados, una de las más populosas de la ciudad.
Cada encuentro del ex presidente con alguno de los antiguos miembros de su equipo se produce en momentos de especial significación política. Porque aunque es cierto que él y Fernández Díaz mantienen una vieja amistad que se forjó en los tiempos en que apoyaron al andaluz Antonio Hernández Mancha frente a Miguel Herrero -a quien respaldaban por su parte, José María Aznar y Rodrigo Rato en un ya lejanísimo congreso del PP de 1987-, las informaciones que circulan en torno al ex ministro del Interior no dejan de ser inquietantes.
Villarejo, renovación del CGPJ o la dimisión de Cospedal han sido motivo de interés para Rajoy
Algunos medios apuntan a que Fernández Díaz ordenó espiar al ex tesorero Luis Bárcenas así como recuperar una presunta información sensible en posesión de éste que afectaba a miembros del Gobierno, todo ello pagado al chófer de Bárcenas con fondos reservados. Resultaría poco creíble que seis horas y media de encuentro no dieran para tratar tan espinoso asunto.
¿Y de qué pudieron hablar Rajoy y Casado el pasado lunes? Pues habida cuenta de que se acababa de conocer el pacto con el Gobierno para cerrar la renovación del Consejo General del Poder Judicial que pasaba, entre otras cosas, por tragarse el sapo del magistrado José Ricardo de Prada, no es descabellado pensar que formó parte de la conversación. Quizá el líder de la oposición le explicó a Rajoy que "era mejor" que el hombre que cuestionó la credibilidad de su testimonio ante el tribunal que juzgó la primera etapa de la Gürtel, o dio por hecho la existencia de una caja b y de una estructura financiera y contable paralela a la oficial, "no estuviera dictando sentencias", conforme al argumento ofrecido estos días desde el cuartel general popular.
La cita se producía, además cinco días después de la marcha de María Dolores de Cospedal, la que fuera todopoderosa secretaria general del PP, ministra de Defensa y presidenta de la Comunidad de Castilla-La Mancha. Y es que la semana anterior el ex inquilino de la Moncloa volvió a copar los titulares de la prensa cuando El Independiente informó de su profundo malestar tras conocer que su "número dos" en Génova había estado en tratos con el ex comisario Villarejo en 2009. El objetivo no era otro que recabar información sobre la instrucción del "caso Gürtel", que pasó, incluso, por investigar a Javier Arenas dados sus vínculos con Bárcenas. Pero lo que no pudo soportar el ex presidente del Gobierno fue la afirmación del esposo de Cospedal, Ignacio López del Hierro, de que el "jefe", o sea, él, estaba al tanto de dichas pesquisas.
Conversación con Cospedal
Tal fue su desconcierto que no dejó de trasladar a personas de su entorno su disgusto por la actuación de Cospedal. Esto fue un día después de que la aludida dejara su cargo de vocal en la ejecutiva del PP y un día antes de que decidiera abandonar la política renunciando al acta de diputada. En todo caso, en el entorno de la ex secretaria general del PP desmienten que fuera la desautorización de Rajoy la que la impelió a dejar el escaño. Es más, aseguran que "hablaron ese día y Rajoy no le trasladó malestar alguno". Cospedal se fue "tras un proceso de maduración. Se dio cuenta de que era muy difícil continuar" a pesar de estar convencida de la licitud de las decisiones de cuando la Gürtel le estalló en las manos.
Sin embargo, a pesar de estar al tanto de la actualidad política y en contacto con los que eran miembros de su equipo en el Gobierno y en el PP, se resiste a dejarse ver en actos públicos del partido. Una cosa es almorzar con Casado "con quien habla muy a menudo", según fuentes de Génova, y otra participar en la campaña andaluza o en la convención nacional del mes de enero.
Ni está ni se le espera en la campaña electoral andaluza
Ni está ni se le espera en Andalucía, a donde tampoco pedirán a José María Aznar que acuda salvo que una alerta demoscópica -esto es, riesgo real de fuga de voto hacia Vox- les obligue a echar de mano de su duro y desacomplejado discurso. Precisamente, Aznar sigue siendo una piedra en el zapato de Rajoy, que ha expresado su reticencia a participar en la convención ideológica para evitar cruzarse con su antecesor en el cargo.
Sin embargo, nada impide que una de esas tardes de ex presidente, que parecen hacérsele tan largas, la rellene con nuevos almuerzos de extensas sobremesas. Además, a estas alturas ya debe tener amueblado a su gusto el despacho del Registro de la Propiedad número 5 de Madrid, donde le hizo entrega recientemente un alto funcionario de Moncloa del Collar de la Orden de Isabel la Católica en mitad de un caos de muebles. Resuelto este tema, dispone aún de más tiempo libre.
Foto con el "rey de cachopo"
Más preocupado le tiene ahora a Rajoy que comience a circular de nuevo por las redes una foto que se hizo con el autodenominado "Rey del cachopo", en la que también posaba la ex presidenta de la Comunidad de Madrid Cristina Cifuentes. Qué tiempos. César Román, ahora detenido en Zaragoza tras más de tres meses y medio en busca y captura y después del macabro hallazgo del cuerpo mutilado de su novia, debió coincidir en algún momento con Rajoy y le faltó tiempo para inmortalizarse con un selfie. Son las cosas de la popularidad, que uno no sabe si quien le pide una fotografía conjunta resulta ser el mayor estafador del reino o un remedo de Jack el Destripador.
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