Política

La UE y Londres ignoran a España y pactan una declaración sobre el Brexit que no menciona a Gibraltar

Pedro Sánchez y Theresa May. | EP

Malas noticias para el Gobierno europeísta de Pedro Sánchez. La Comisión Europea y el Reino Unido han pactado una declaración política que sienta las bases de la futura relación una vez que se haga efectivo el Brexit. Y en esa declaración política  no hay mención alguna a Gibraltar.

Esta declaración política, que consta de 26 páginas, tampoco atiende el interés español en Gibraltar, al igual que el principio de acuerdo que tampoco refleja que España tiene la última palabra junto al Reino Unido sobre el Peñón.

El Ejecutivo socialista ha puesto como condición para refrendar el pacto del Brexit que ese mencione de forma explícita a España, para tener garantías jurídícas sobre el papel de nuestro país en la futura relación. El Gobierno busca asegurarse de que cualquier negociación futura sobre el Peñón tendrá que contar obligatoriamente con el visto bueno español.

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, anunció el acuerdo sobre el documento político, "que ha de someterse al respaldo de los líderes" en la cumbre del domingo en Bruselas. "Acabo de enviar a los Veintisiete un borrador de la Declaración Política sobre la futura relación entre la UE y Reino Unido. El presidente de la Comisión (Jean-Claude Juncker) me ha informado de que ha sido pactada a nivel de negociadores y acordada a nivel político", ha escrito.

Tusk aclara  que la declaración está sujeta todavía al visto bueno de los jefes de Estado y de Gobierno del domingo 25 de noviembre. Juncker se reunió con la primera ministra, Theresa May, el miércoles, quien volverá el sábado a Bruselas.

 

Esa declaración será leída este domingo, en la cumbre de jefes de Estado en Bruselas que debe dar luz verde a la desconexión de Reino Unido. Junto a la declaración, todos los países miembros tendrán que aprobar el acuerdo de salida, que están ultimando los negociadores de los Veintisiete y del Reino Unido.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, anunció el miércoles que si no había cambios sobre Gibraltar, "un país europeísta como España vetará el acuerdo". Asimismo, Sánchez se lo comunicó en la noche del miércoles a la primera ministra británica, Theresa May. Previamente, el ministro de Exteriores, Josep Borrell, había aludido también al veto.

En realidad, España podría vetar la declaración política, que ha de aprobarse por unanimidad, pero no el acuerdo de salida del Reino Unido, que ha de contar con la luz verde de una mayoría cualificada. Sin embargo, sería insólito que un tema tan crucial no contara con el consenso de los Veintisiete. El veto apenas se ha usado en la UE, salvo en tiempos de Margaret Thatcher.

En la conversación con Sánchez, la primera ministra británica "reiteró su compromiso de alcanzar un acuerdo que funcione para toda la familia del Reino Unido (todas las regiones británicas), incluido Gibraltar". En el Parlamento May aseguró horas antes el miércoles que el Reino Unido no excluirá Gibraltar de las negociaciones sobre la futura relación del país con la UE. Recordó que hay un protocolo sobre la cooperación entre Londres y Madrid.

El protocolo establece la colaboración para abordar asuntos como los derechos de los trabajadores transfronterizos, la lucha contra el contrabando, la cooperación policial y la protección del medioambiente.

La declaración política especifica hasta cuándo podría extenderse el periodo de transición, si Londres y los Veintisiete lo aprueban. Sería un año o dos más de lo fijado anteriormente. De ser así, la desconexión total tendría lugar en enero de 2023.

Lo que no dice el artículo 184

En una carrera contrarreloj, el Gobierno está presionando para que ese documento sí haga mención a Gibraltar. Las alamas saltaron en el Gobienro español cuando los equipos jurídicos leyeron con detalle las 585 páginas del principio de acuerdo del Brexit. El problema se concentra en el artículo 184. Según Sánchez, tal y como está formulado "pone en cuestión la capacidad de España para negociar con el Reino Unido la situación de Gibraltar".

El problema del artículo no es lo que dice sino lo que no dice. Versa así: "La Unión y Reino Unido pondrán su mejor empeño, de buena fe y respetando plenamente sus respectivos ordenamientos jurídicos, para adoptar las medidas necesarias con el fin de negociar sin demora los acuerdos que deben regir su relación futura mencionada en la declaración política del (sin fecha) y llevar a cabo los procedimientos de ratificación o conclusión de esos acuerdos, con el fin de garantizar que dichos acuerdos se apliquen, en la medida de lo posible, a partir del final de la transición".

El artículo, según el Gobierno español, fue incluido el miércoles a última hora. No menciona que España es quien ha de negociar sobre Gibraltar con el Reino Unido, como estaba acordado desde un principio de las conversaciones, con pleno apoyo de los Veintisiete. Desde la Comisión Europea aseguran que se da por hecho, pero en una cuestión tan delicada no se puede dar nada por hecho hasta que no está negro sobre blanco.

En realidad, el debate de fondo trata una cuestión que se dejó en el aire, la cuestión de la soberanía. España decidió ser práctica y debatir los asuntos prácticos que afectan al Campo de Gibraltar y contaba con que estaría claro en el acuerdo final y la declaración política que Gibraltar era un asunto entre Madrid y Londres. Pero Gibraltar, como Irlanda del Norte, desea verse en el acuerdo como parte de la familia británica, y no recibir trato aparte. Algo intolerable para España.

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