Política

Hungría se alinea con Putin y devuelve a Rusia a dos traficantes de armas reclamados por Estados Unidos

No es el único guiño descarado de Hungría hacia Rusia en las últimas semanas. El más destacado ha sido la decisión de conceder asilo político en Budapest a Nikola Gruevski, el exprimer ministro macedonio que huyó de su país para evitar la cárcel por corrupción

El primer ministro de Hungría, Viktor Orban, en el Parlamento Europeo, en Estrasburgo. | EFE

Las autoridades de Hungría han denegado una petición de Estados Unidos para extraditar a dos presuntos traficantes de armas rusos, según el Gobierno norteamericano, que ha lamentado que estos sospechosos hayan sido devueltos a Rusia, un país donde "no está claro que se vayan a enfrentar a un juicio".

El Departamento de Estado estadounidense ha expresado su "decepción" por la decisión del Gobierno húngaro, encabezado por Viktor Orbán, sobre dos sospechosos identificados como un padre y un hijo de idéntico nombre, Vladimir Liubishin. La nota de Washington no da más detalles sobre el caso ni ofrece ninguna fecha concreta.

"Estados Unidos tenía un caso sólido, construido a partir de la cooperación con las fuerzas de seguridad húngaras", ha lamentado la portavoz del Departamento de Estado, Heather Neuert, que ha puesto en duda el "compromiso" de Hungría para mantener el actual nivel de cooperación.

En este sentido, Neuert ha advertido de que la decisión sobre los Liubishin "no encaja con la alianza de seguridad" entre los dos países y perjudica la labor de las agencias norteamericanas. "Hará que Estados Unidos, Hungría y el mundo sean menos seguros", ha remachado.

No es el único guiño descarado de Hungría hacia Rusia en las últimas semanas. El más destacado ha sido la decisión de conceder asilo político en Budapest a Nikola Gruevski, el exprimer ministro macedonio que escapó de su país para evitar entrar en la cárcel por un caso de corrupción. Gruevski, tras no entregarse a las autoridades, emitió un comunicado asegurando que se encontraba en Budapest.

Las investigaciones posteriores revelaron que había conseguido llegar hasta allí cruzando Albania, Montenegro y Serbia, ayudado por oficiales húngaros, incluidos embajadores, y usando coches oficiales del Gobierno de Viktor Orbán. Gruevski había sido durante años un aliado cercano de Rusia, negándose a resolver la polémica del nombre del país y por tanto bloqueando el acceso de Macedonia a la OTAN y a la Unión Europea.

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