El pasado 8 de abril, en la clausura de la convención nacional que el PP celebró en Sevilla, Mariano Rajoy se dirigió a Juan Manuel Moreno Bonilla desde el atril y proclamó ante el entusiasmo del auditorio: "Estoy seguro de que pronto serás el presidente de la Junta de Andalucía". Menos de ocho meses después, aquel pronóstico puede cumplirse, pero no estrictamente por los méritos del candidato popular sino por la irrupción de un actor inesperado hasta hace unas semanas: la obtención de 12 escaños por parte de Vox hace que le salgan las cuentas al bloque de centro-derecha y se pueda configurar por primera vez una alternativa de gobierno al PSOE en 40 años.
El día que la Iglesia católica celebraba el comienzo del nuevo periodo litúrgico con el arranque del ciclo de Adviento, los resultados del 2-D dibujan la llegada de un tiempo desconocido en la autonomía, donde los socialistas han gobernado de manera ininterrumpida desde las elecciones celebradas el 23 de mayo de 1982. El líder del PP-A tendrá que cortejar ahora a Ciudadanos y a Vox, a los que ha dirigido afilados dardos durante la campaña, para desplazar a Susana Díaz de San Telmo.
Las piruetas de la política, sin embargo, pueden provocar que Moreno Bonilla se convierta en el primer presidente de la Junta de Andalucía por el PP pese a haber logrado los peores resultados para su partido de los últimos 28 años. La formación conservadora pierde siete diputados en relación con los comicios de 2015 y se queda en 26 escaños, los mismos que obtuvo el jienense Gabino Puche -transición entre Antonio Hernández Mancha y Javier Arenas- cuando encabezó la lista en la cita autonómica de 1990.
Moreno Bonilla cogió el partido con 50, casi el doble de la representación que tendrá su partido en la Cámara autonómica en la XI legislatura, que arrancará el próximo 27 de diciembre. Por debajo de los 26 diputados que tendrá en la nueva legislatura, el PP-A -entonces aún Alianza Popular (AP)- sólo tiene un precedente: los 17 que Hernández Mancha consiguió en 1982, primeras elecciones autonómicas en Andalucía y en las que el socialista Rafael Escuredo le sacó 49 escaños de diferencia. Entonces el hoy líder del PP andaluz acababa de cumplir 12 años.
Con los datos escrutados al 99,92 %, el PP se mantiene en caída libre -el actual líder ha visto esfumarse casi 818.000 votos desde que tomó las riendas del partido hace casi cinco años- y obtiene poco más de una quinta parte de los votos emitidos (20,75 %), contabilizando un total de 749.275 sufragios. Ello supone una pérdida de más de 316.000 votos respecto a los conseguidos en 2015, las primeras elecciones en las que Moreno Bonilla se presentó como cabeza de cartel. Entonces ya concurrió Ciudadanos, logrando Vox 18.017 sufragios. El partido que lidera Santiago Abascal ha multiplicado por 22 su apoyo electoral en Andalucía en menos de cuatro años.
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Si Moreno Bonilla se ha dejado ese caudal de votos entre unos comicios y otros, mayor es la diferencia si la comparación se establece con los sufragios obtenidos por Mariano Rajoy en Andalucía en las últimas elecciones generales (26 de junio de 2016). El ex presidente del Gobierno sumó 1.423.052 sufragios (33,56 %), casi el doble de los que ha obtenido la persona que él eligió para suceder a Juan Ignacio Zoido en contra del candidato de su entonces número dos (María Dolores de Cospedal): el senador y alcalde de Tomares (Sevilla), José Luis Sanz.
Moreno Bonilla, que cogió el partido con 50 diputados en 2014, ha obtenido casi la mitad de los votos que Rajoy sumó en Andalucía en 2016
El descalabro del PP le lleva a perder un diputado en cada una de las provincias andaluzas excepto en Huelva, donde mantendrá sus tres representantes pese a contabilizar 14.500 votos menos. Pese a un dejarse un escaño en el camino y casi 30.000 sufragios, los populares logran mantenerse como primera fuerza política en Almería.
Ni el tirón electoral del ex ministro y ex alcalde de Sevilla Juan Ignacio Zoido ha podido amortiguar la brusca caída de la formación. En la provincia de Sevilla, el PP se deja 72.000 votos y cinco puntos y medio (del 21,95 al 16,50 %), lo que dejará fuera de la Cámara autonómica a dos parlamentarios de la última legislatura afines a Zoido: Alicia Martínez y Juan Bueno.
El desplome del respaldo al proyecto del PP en Cádiz también es notable, al registrarse una disminución de 46.480 votos y pasar de tercera a cuarta fuerza política (superada por Adelante Andalucía). En términos relativos, el apoyo electoral al partido que lidera en la provincia el ex delegado del Gobierno en Andalucía Antonio Sanz ha pasado entre una cita y otra del 24,01 al 17,58 %.
Málaga, circunscripción por la que concurría el candidato popular a la Presidencia de la Junta de Andalucía, tampoco es una excepción y los populares obtienen unos resultados muy inferiores a los logrados casi cuatro años antes: 48.500 sufragios menos.
Para Moreno Bonilla, Vox ha pasado de ser una "amenaza para el cambio" a tener la llave que le puede llevar a San Telmo
Durante la recta final de la campaña, Moreno Bonilla ha lanzado dos mensajes claros. Por un lado, hizo un llamamiento al "voto útil", cuando ya veía que las encuestas otorgaban a Vox unas excelentes expectativas electorales y esa irrupción podía provocar un trasvase de votos desde el PP a la formación de extrema derecha. Y, de otro lado, un canto a la participación, dado que los sondeos detectaban que cerca de un 20 % de los electores no tenían decidido en los días previos a qué partido iban a darle su apoyo. A la luz de los datos, ninguno de los dos mensajes ha calado en favor de su formación.
Esta noche han acabado 40 años de hegemonía socialista. Andalucía ha escrito una nueva página en la historia.
Se ha hecho realidad el sueño de cientos de miles de andaluces.
Ha llegado el cambio. pic.twitter.com/OG6Dlno28x— Juanma Moreno (@JuanMa_Moreno) December 2, 2018
Cuando el escrutinio rozaba el 90 %, Juan Manuel Moreno ha comparecido en la sede regional del partido para anunciar que se presentará a la investidura como presidente del Gobierno andaluz y ha dado por hecho el acuerdo con otras fuerzas políticas que le permitirá sumar los apoyos necesarios. "Han acabado cuarenta años de hegemonía socialista en Andalucía", ha proclamado.
En cuestión de días, Vox ha pasado para Moreno Bonilla de ser "una amenaza para el cambio" a tener la llave que, pese a su pésimo resultado electoral, le puede ayudar a abrir la puerta del Palacio de San Telmo y desalojar a Susana Díaz tras más de 36 años de hegemonía socialista.
¿Renovación si no forma gobierno?
Las andaluzas han sido las primeras elecciones que se desarrollan desde que se convirtió en líder del PP Pablo Casado, que se ha empleado a fondo en la campaña -ha participado en 116 actos en 25 días, como ha recordado en la noche de este domingo- pese a que el barón regional apoyó abiertamente a Soraya Sáenz de Santamaría en el proceso de primarias celebrado el pasado verano.
La eventual conformación de gobierno presidido por Moreno Bonilla aparcaría la renovación de la dirección en esta comunidad, donde el partido está dividido en provincias clave como Sevilla en vísperas de las elecciones municipales del próximo mes de mayo. Cuestión distinta será si el bloque de centro-derecha no logra plantear una alternativa y el malagueño continúa como jefe de la oposición. Entonces es muy probable que los tambores de guerra empiecen a sonar dentro de las filas populares.
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