Susana Díaz no piensa dimitir como secretaria general del PSOE andaluz, a pesar de que el secretario de Organización del partido, José Luis Ábalos, abrió la puerta a ese escenario este lunes al analizar los resultados de las elecciones andaluzas. Tras reunirse hasta la madrugada con su equipo más cercano en el hotel de Sevilla donde el PSOE-A vivió su angustiosa noche electoral, Díaz citó el lunes por la mañana a la dirección regional del partido, que ha cerrado filas en torno a la presidenta en funciones. Ella, a cambio de esa lealtad, les ha anunciado que se queda en Andalucía.
Fuentes cercanas a Susana Díaz explican que la trianera ha asumido que será la líder de la oposición en Andalucía, un espacio político que nunca ha ocupado, ya que siempre ha formado parte de gobiernos o grupos parlamentarios que sustentaban ejecutivos. Por primera vez en su trayectoria política, Díaz desempeñará un papel que su entorno considera cómodo porque se enfrentará a un "Gobierno débil", surgido de la alianza de PP y Ciudadanos con el apoyo de Vox.
.@susanadiaz sigue en el hotel de la noche electoral del @psoedeandalucia asumiendo el cataclismo con su equipo. @indpcom pic.twitter.com/ZhgHfV8nfH
— Carmen Torres (@carmentorrres) December 3, 2018
"Cualquier Gobierno que salga será muy débil. Al menos se lo pondremos difícil", explican en el entorno de la presidenta. Susana Díaz se esfuerza así por mantener en pie el ánimo del socialismo andaluz tras la inesperada debacle electoral sufrida tras 36 años de poder ininterrumpido. El trauma en las sedes socialistas es tan grande que la secretaria general ha asumido la "responsabilidad" de no dejar caer la moral de los suyos en un momento tan delicado.
Para empezar, la presidenta le tiene que ver la cara estos días a muchos de los 268 altos cargos del Gobierno andaluz y de sus 220 asesores que en breve se irán al paro. A esa cifra hay que sumar miles de los 23.899 empleados de la Administración paralela (institutos, observatorios, fundaciones y organismos) que han entrado a trabajar en esos entes por sus vinculaciones con el PSOE-A y que también ven peligrar sus empleos. Susana Díaz intenta aguantar el castillo para que no se desmorone de un sólo golpe y vaya cayendo poco a poco, de la forma menos traumática posible. Por estos motivos, la socialista intenta consolidar el relato de que ha ganado las elecciones proponiendo su investidura en un "gobierno de concentración" frente a Vox que a todas luces sabe que es imposible.
"Si hubiese perdido las elecciones me habría ido. Pero he ganado y tengo la obligación de representar a ese millón de andaluces que nos han votado", ha asegurado este lunes en Sevilla, donde ha destacado su sorpresa por el hecho de que quienes han perdido las elecciones "señalen al que gana".
En este escenario inédito y desconcertante para el PSOE-A, la lideresa ha recibido el apoyo unánime de la dirección del partido en Andalucía, que la ha respaldado en esta estrategia de intentar formar Gobierno en solitario pidiendo su apoyo a las "fuerzas constitucionalistas". Además, el PSOE-A ha dejado claro frente a posibles injerencias de Ferraz que aboga por la continuidad de Díaz como dique de contención al sanchismo en la comunidad, donde todavía no ha sido integrado y que no cuenta con ningún representante en las listas al Parlamento andaluz.
Con el objetivo de mantener este poder andaluz intacto, la cúpula del PSOE-A pide a Susana Díaz que no dimita y que siga controlando la conformación de las listas electorales en las municipales y europeas del mes de mayo, donde espera recuperar poder institucional y moral para el socialismo andaluz.
"Todos tenemos muy asumido que nuestro papel está subordinado al éxito de nuestro proyecto político y con generosidad todos estamos a disposición de la organización”, había asegurado el secretario de Organización, José Luis Ábalos, por la mañana tras la reunión del Comité Electoral del PSOE en Ferraz. "La dirección federal se siente responsable e implicada en todo este proceso y va a ejercer como tal en todo el proceso de gobernabilidad en Andalucía y de renovación y actualización del proyecto socialista, no solamente en Andalucía, sino en el conjunto de España”, añadió.
Tras varios mensajes en redes sociales de dirigentes del PSOE-A criticando estas declaraciones, la respuesta a Ferraz llegó de manos de Mario Jiménez, antiguo dirigente de la gestora del PSOE y portavoz parlamentario andaluz, que ha quitado hierro a las palabras de Ábalos. “No se han interpretado correctamente palabras del secretario de Organización. Bajo ningún concepto no se trata de restar apoyo al partido que ha ganado unas elecciones democráticamente. Todos en el partido sabemos que hay que intentar que el Gobierno de Andalucía siga siendo socialista y progresista. Se trata de toda una responsabilidad en un momento de excepcionalidad democrática por la irrupción de la ultraderecha. No es razonable que la dirección del partido no esté respaldando al PSOE andaluz frente a la ultraderecha”, ha asegurado en declaraciones a La Sexta.
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