Varios SMS a la semana, correos electrónicos y cientos de mensajes a través de canales de mensajería y redes sociales. Incluso un vídeo del propio Pablo Iglesias en su faceta más personal llamando a la participación. El enorme despliegue de Podemos para movilizar a sus bases no ha dado sus frutos en las primarias exprés convocadas por sorpresa para elegir a las listas del Congreso y el Senado y ratificar a su líder como candidato a La Moncloa. La consulta, que ha durado cinco días, ha tenido una participación de 60.038 personas, menos de un tercio de la concurrencia en la consulta decretada por Iglesias e Irene Montero para decidir su futuro tras la compra de su polémico chalet en Galapagar, donde emitieron su voto 187.524 inscritos. En esta ocasión, los votos emitidos han supuesto el 32% de entonces y sólo el 11,3% del número total de militantes.
A finales de noviembre, en plena campaña de las elecciones andaluzas, Iglesias convocó a su dirección a contrarreloj a una cita a la que, por la premura de la convocatoria, no pudieron acudir muchos de los barones territoriales. En esa reunión anunció por sorpresa la apertura de un proceso de primarias exprés pese a no haberlo incluido en el orden del día.
Las circunstancias de este proceso a contrarreloj impidieron a la líder andaluza de Podemos, Teresa Rodríguez, pudiera plantar cara a Iglesias y rebelaron a una parte del partido: la corriente anticapitalista y algunas de las federaciones de Podemos pidieron la suspensión de las primarias ante la falta de garantías. Iglesias continuó adelante con el proceso.
En el reglamento de las primarias Podemos endureció las condiciones para enfrentarse a Iglesias como candidato a La Moncloa: de los ochenta que se presentaron, sólo el líder de Podemos cumplió las garantías para postularse como cabeza de lista para las próximas generales. La falta de rivales, unido a que en esta ocasión Podemos ha exigido imágenes de los DNIs de los participantes para verificar la identidad, han provocado una desmovilización que ha llevado al partido a obtener un voto similar al que consiguieron en las primarias al Congreso en 2015, donde participó el mismo número de inscritos, 59.820 (218 votos menos que cuatro años después).
El derrumbe de participación no es nuevo en Podemos. Ya se evidenció en las primarias para elegir a las nuevas direcciones municipales tras el desmantelamiento de Pablo Echenique. En aquella ocasión, en muchas de las grandes ciudades votó menos de un 1º de la población. Pero la desconexión social de Podemos ya se evidenció también en el ámbito estatal, en las primarias para elegir la lista para las elecciones europeas, en las que no participó Iglesias. Aquella consulta se saldó con 50.112 votos, un 19% menos que en la actual consulta. Esta cifra es la que esgrimen desde la formación para sacar pecho de los datos y pasar por alto las malas cifras de voto.
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